Desde el siguiente enlace, los interesados podrán descargar la Lista Oficial de Participantes en el II Concurso Nacional de Cuento "Premio Solo 4":
http://es.scribd.com/doc/179673237/Lista-Oficial-de-Trabajos-Participantes-II-Concurso-Nacional-de-Cuento-Premio-Solo-4#download
lunes, 28 de octubre de 2013
Solo 4. Edición 493, del 26 de OCTUBRE de 2013. Año IX
LA CITA:
«Ese
es el problema con la bebida, pensé, mientras me servía un trago. Si ocurre
algo malo, bebes para olvidarlo; si ocurre algo bueno, bebes para celebrarlo; y
si no pasa nada, bebes para que pase algo. »
Charles
Bukowski, Mujeres
LO ÚLTIMO: “Premio Solo 4”: lista de participantes
La
convocatoria para el II Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”, organizado
por el diario Correo y sus colaboradores de este suplemento, cerró hace una
semana con sumo éxito.
En
el conteo final se tienen 327 cuentos participantes —una suma importante que le
lleva ventaja a otros certámenes similares— llegados desde provincias como
Piura, Trujillo o Tacna, hasta de países como España y los Estados unidos.
Para
cumplir con todas las condiciones de un concurso de esta magnitud y relevancia,
el día lunes se publicará la lista completa de participantes, y será difundida
a través de nuestra página en Facebook o de nuestro blog:
www.suplementosolo4@blogspot.com.
Este
año, además de los premios
de S/. 1000.00 para el primer lugar, S/. 700.00 para el segundo y S/. 300.00
para el tercero, tendremos otro gran jurado conformado por escritores de sumo
prestigio nacional e internacional.
Risas en el parque
Eduardo
González Viaña
![]() |
«El llorar sin reír hace mucho mal». Foto: Aleksandr Rodchenko. |
Sentado sobre
una banca de un parque de Salem estaba intentando leer un poco cuando, desde la
puerta de una casa cercana, vino hasta mí una incontenible explosión de risas
femeninas. Pensé en alejarme de inmediato para no invadir la privacidad de
quienes la causaban, pero mi curiosidad pudo más, y continué escuchando durante,
tal vez, quince minutos una risa que solamente era interrumpida por breves
comentarios en castellano.
Se trataba,
como después comprobé, de dos damas mexicanas, madre e hija; esta última acaso
tenía 20 años, la madre le doblaba la edad.
¿De qué se
reían? Era difícil saberlo, porque sus frases entrecortadas no me permitían
adivinar lo que les producía tanta hilaridad. Muy pronto, mi curiosidad tuvo su
castigo, pues la risa de las dos mujeres se me fue acercando y acercando hasta
comenzar a contagiarme, como una cosquilla inaguantable que no pude resistir, y
arranqué a reír también.
Pasaron diez, quince
minutos, acaso media hora, y yo que lloraba de risa me había tirado desde la
banca a la grama y me revolcaba en ella sin dejar de reír. Quería pensar en
sucesos tristes, pero no me venía ninguno al recuerdo y cuando por fin pude
evocarlos me causaban más risa. Intenté taparme los oídos, pero las malvadas
mujeres ensayaban risas cada vez más agudas o usaban unas voces que me causaban
más risa.
Tal vez luego
de una hora callaron. Se hizo silencio en el parque, pero acaso por inercia yo
seguía riendo. Los pájaros, las hojas, los dibujos que trazaban en el aire, mi
propia sombra, todo me causaba risa. Entonces, sólo entonces, se me ocurrió lo
que debí haber hecho desde el principio: me puse de pie y, con lágrimas en los
ojos, avancé hacia ellas para preguntarles de qué nos
estábamos riendo tanto.
No sé cómo lo
logré. La verdad es que hasta ahora me asombro de toda la fuerza que tuve para
levantarme y caminar hasta el patio de la casa donde Carmen Silva y Patricia León
reían hasta más no poder. No logro recordar, pero imagino la cara que ponen
cuando un hombre con lágrimas y risa incontenibles se acerca a preguntarles: «Por
favor, díganme, ¿de qué nos estamos riendo?»
—Nos estamos
riendo —me explica Carmen— por el hecho de que Patricita se ha quedado sin
trabajo —obviamente, no pude, no conseguía entender—. El jefe descubrió que sus
papeles del seguro social son “chuecos”, están falsificados, y hace un par de
horas la ha mandado de regreso a casa.
En vista de
que no entendía todavía, Patricia aclaró:
—Mi madre y yo
somos ilegales. Ella no puede trabajar, porque padece de un problema de salud,
y a mí me acaban de echar del trabajo. Además, el dueño de los departamentos
nos ha llamado para decirnos que tenemos una semana de plazo para pagar o
irnos.
Le entendí
menos aún, pero tuve que fingir que me parecía muy graciosa cada una de sus
desdichas. Entonces, Carmen clarificó más las cosas:
—Nos reímos —me
dijo— porque el llorar sin reír hace mal.
Y me contó que
frente a todo lo que les estaba ocurriendo como migrantes ilegales en Estados
Unidos —estaban solas sin dinero ni trabajo— optaban por reírse para sentirse
bien:
—Nos reímos de todo lo malo, y nos reímos hasta llorar. Patricia a veces
quiere regresarse a Guadalajara, pero yo le digo que si hemos llegado hasta
aquí, debe ser por algo, y se lo digo riendo porque, como le acabo de decir, el
llorar sin reír hace mucho mal.
COLUMNA: EL BUEN SALVAJE
Comunicación e inclusión social
Sandro Bossio
Suárez
Lamentablemente, el Perú se encuentra
a la zaga de la comunicación inclusiva en América Latina, porque hasta ahora no
ha tenido una experiencia de políticas públicas en comunicación, y vamos a refrendarlo
con algunos ejemplos.
Retrocedamos en el tiempo para hablar
de algunos acontecimientos nacionales que conmovieron enormemente al país. El
primero, el proyecto que pretendía construir una hidroeléctrica llamada 'Paquitzapango', que en
realidad causó grandes inconvenientes porque cuando estaba a punto de
suscribirse, nos enteramos de que no se había hecho ningún trabajo con las
poblaciones nativas. Ruth Buendía Mestoquiari, representante de la comunidad
asháninca de la zona, comunicó dos cosas increíbles: una, que ellos no sabían
nada de este proyecto. Ciertamente, esta comunidad salió de este lugar porque
tuvo que refugiarse de la violencia armada y luego el Estado hizo un gran
esfuerzo para reinsertarla en sus territorios, pero después de tanto, les
dijeron nuevamente que iban a sacarlos, porque allí se iba a construir una
hidroeléctrica. Lo segundo, lo más clamoroso, es que el término 'Paquitzapango' alude a un ave mitológica
gigantesca, que cada cierto tiempo baja de los cielos a raptar niños para
devorarlos en las peñas.
Otro caso importante es del poblado de
Tapairihua, en Apurímac, donde se encuentra uno de los puentes incaicos más
atractivos de toda la zona sur. Hasta el año 2000 no se había construido un
puente importante que ayudara a la interconexión del poblado, pues éste se
encuentra partido en dos y, por eso, la gente seguía utilizando el incaico al
que periódicamente le hacían un trabajo de reforzamiento. Sin embargo, entre
1998 y el 2000, se construyó uno que fue inaugurado con bombos y platillos,
pero la gente sólo asistió a la inauguración y no volvió a utilizarlo. El
Estado, desconcertado, envió al Ejército para que empuje a los pobladores a
utilizar el puente. Este hecho desató una controversia no solamente política,
sino también social pues el pueblo aun con el ejército de por medio y con el
puente viejo cerrado, siguió negándose a utilizar el viaducto, e, incluso,
llegó a construir balsas para cruzar el río. Todos creían que se trataba de una
simple actitud de rebeldía, cuando, en realidad, era un tema profundamente
cultural: la creencia es que todo puente se construye enterrando a una persona
para que éste no se caiga. Entonces, allí había un profundo nudo cultural y
comunicacional no resuelto.
El Baguazo es, seguramente, el caso
más emblemático, más sangriento y más vergonzoso de la falta de comunicación en
el país. Como se sabe, el 5 de junio de 2009 se dio el Decreto Legislativo N°
1064, en el marco del convenio económico y comercial con EE. UU., que permitía
el ingreso de empresas petrolíferas extranjeras para que exploren en
territorios de nativos huambisas, aguarunas, shuaras y lamas, quienes no
estaban enterados de lo que iba a ocurrir. Ellos creían, tenían la plena
seguridad y certeza de que el Estado estaba interviniendo sus zonas para
quitarles sus territorios y contaminar sus ríos y tierras. Un estudio posterior
dio cuenta de que el Estado nunca llegó a esta zona y no se comunicó con estas
poblaciones para explicarles que se estaba haciendo una exploración y que el
riesgo de contaminación era mínimo. La gente estaba aterrada, porque hacía dos
años algunas ONG y representantes de la iglesia católica, así como algunos
grupos evangélicos, habían llegado a la zona para darles información diferente.
Este decreto vulneró el Convenio 169
de la OIT, que dice que los pueblos nativos deben ser consultados en los casos
normativos que los involucren, pero, asimismo, no respetó los derechos de los
pueblos indígenas contemplados en la Declaración de las Naciones Unidas. Desde
luego, se hubiera evitado este derramamiento de sangre si el Estado hubiera
implementado una correcta intervención comunicacional.
Estos tres ejemplos nos hablan
claramente de la necesidad de contar con una política nacional de comunicación
para contribuir al logro de una verdadera inclusión social en el país.
El refinado placer de la crueldad
Frederick Huamaní Cortegana
La humanidad en su proceso de génesis
y desarrollo ha practicado ritos y ejercitado ciertas costumbres que, mediante
la tradición, fueron trasmitidas de generación en generación. Éstas tienen como
base las relaciones sociales de producción y los valores morales intrínsecos a
su espacio y tiempo.
La tauromaquia se remonta a la edad de
bronce. En la antigua Roma se utilizaban a los Uros (bovino extinto ascendiente
del toro de lidia) para realizar espectáculos en los que éstos eran cazados por
los representantes de la nobleza que demostraban su “valentía”.
De las actividades de la tauromaquia,
la corrida de toros de lidia es la más
difundida y mediática. Es también una expresión cultural que se difundió en los
territorios invadidos por las milicias genocidas de España en la época de la
satrapía colonial; éste mismo proceso colonizó las mentes y transformó la
superestructura social, alineación cultural, ergo su empatía con el espectador.
La corrida de toros es un espectáculo
en el cual se estresa, hiere y mata con tortura previa a un ser tan confundido
en la arena como sensible al dolor. Dolor que producen las puyas que penetran
por más de quince centímetros el lomo del animal, con la consiguiente
penetración de fluidos corporales en sus pulmones; la fractura de apófisis y
vértebras torácicas; la hemorragia en el canal medular y, por si esto fuera
poco, se produce la pérdida de hasta un 18% de sangre.
No solo este hecho es repudiable, lo
peor no es que este acto lo realicen individuos con vestimenta colorida,
“elegante” y vistosa en un contexto ilusoriamente alegre y festivo, lo
verdaderamente sórdido es que se hace en presencia de un público que, además de
vitorear en coro el famoso «¡ole!», se extasía, grita y aplaude un acto tan
egoísta, vil e incompasivo con la vida de un ser que merece bienestar y nuestra
protección.
Nos soy antitaurino, mi postura es
protaurina (a favor del toro) y de todo animal que por el hecho de no tener voz
es ignorado en su sufrimiento y no escuchado por la sordera tradicionalista. A
los que afirmamos esta postura, la “cooltura” vargasllosiana nos llama vulgares
e ignorantes. Me parece intelectualmente repugnante ese desdén con que se habla
del discrepante.
¿Tenemos derecho a torturar hasta la
muerte a un animal para gozo y placer público? A mi juicio no. La evolución de
la humanidad reclama el desarrollo de su ética, nada es pétreo e inamovible, y
las costumbres cuando atentan y van en contra de la construcción de un sociedad
más digna, solidaria y respetuosa con su entorno deben ser abandonadas,
superadas y eventualmente abolidas.
COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO
El evangelio
de la carne: culpa,
fe y redención
Jorge Jaime
Valdez
Cuesta creer que el director de Mañana te cuento 1 o 2 y
Bolero de noche sea el mismo que hizo El
evangelio de la carne. La diferencia es notable y da cuenta de una madurez
prematura. Si bien es cierto que las primeras fueron cintas hechas por encargo,
no avizoraban la fuerza narrativa, el temple y el vigor que caracteriza al
filme que nos ocupa.
El
evangelio de la carne
cuenta tres historias en paralelo: la de un atribulado exchofer que quiere
pertenecer a la hermandad de cargadores del Señor de los Milagros y que 'carga'
con una culpa del pasado; la de un policía que tiene que enfrentar el dolor de
su esposa enferma y que lucha contra el deseo de la carne; y la de un líder de
barra brava que tiene a su hermano en un reformatorio y pelea por salvarlo.
Los tres dramas nos remiten, de
inmediato, a la estupenda ópera prima de Alejandro Gonzales Iñárritu: Amores perros. Esta vez no es México
D.F. sino una Lima violenta y visceral
que aplasta y asfixia. Los protagonistas sufren, guardan secretos, tienen miedo
y luchan para no ser devorados por la adversidad o por un destino que parece
marcado por el fracaso. Hay algo de personajes ribeyranos en esta película: deben pagar por sus culpas, pero aún
tienen fe, que es “mierda a colores” como diría Daniel F. Están bien
construidos, con una riqueza y matices psicológicos sorprendentes. Eduardo
Mendoza se revela como un buen director de actores.
Las historias se van alternando y en
algún momento los destinos se entrecruzarán. Todos están purgando sus 'pecados'
y buscan redimirse sin importar cómo; la tragedia va manchando todo y nos
muestra una ciudad insufrible con sus espacios y personajes reales, en los
cuales nos veremos reflejados como peruanos. A pesar de la visión pesimista
todavía queda luz en el horizonte considerando, además, que la pasión los
domina manifestada en el fútbol, la religión o la ludopatía.
El estadio se convierte en templo para
expiar demonios internos, la procesión del Cristo morado y las calles llenas de
incienso apaciguarán a un corazón cansado de sufrir por culpas que lo
atormentan, y el juego, sea en casinos o luchas clandestinas de 'vale todo',
servirá para retar a la suerte, a pesar de sus consecuencias, previsiblemente,
trágicas.
Los actores están muy bien, calzan
perfectamente en un guión sólido y ambicioso. Son muchos protagonistas y
situaciones contadas, como si fuera poco, con una estructura no lineal. Se
llevan la palma Giovanni Ciccia y Lucho Cáceres que convencen en sus roles de
policías contrariados, pero los secundarios no se quedan atrás, a pesar de la
brevedad de sus roles: Norma Martínez, Aristóteles Picho y otros personajes que
no son actores profesionales, como los barristas, cambistas o cargadores, que
también cumplen con solvencia y aportan con ese clima de realismo sucio que
requería la cinta como crónica urbana.
El
evangelio de la carne
es una historia fuerte, solvente, con mucho nervio y fuerza expresiva: la última
parte tiene la tensión necesaria para conmover y mantenernos pegados en la
butaca con un nudo en la garganta. Sorprende y entusiasma que un director joven
se haya atrevido a mostrar la cara sucia de una ciudad cenicienta con
personajes que parecen sacados del cine de Martin Scorsese, del argentino Pablo
Trapero o de Quentin Tarantino: recuerden la escena con el disparo accidental, clara
referencia a Pulp Fiction.
La secuencia de la procesión y la
pelea entre barristas son verdaderas proezas en su realización, cuesta creer
que sea ficción. Su crudeza y su sordidez presentan a un cineasta que promete y
que confirma esta buena racha del cine peruano.
PERFUME DE MUJER: La sociedad Juliette
Sasha Grey
Me gusta limpiármelo de los labios y
de las mejillas y juguetear con él entre el dedo índice y el pulgar como si
fuera un moco, y luego volver a metérmelo en la boca, darle vueltas y mezclarlo
con la saliva, para preparar un coctel con sus fluidos y los míos, y tragármelo
de un sorbo, como una ostra. Luego abro la boca, bien abierta, y saco la lengua
para demostrarle que ya no queda nada. Que he sido una niña buena y me he
tomado toda la medicina.
POESÍA: Ajedrez
Bernardo
Ventocilla Grados
Pensad
en el ajedrez
derrotado
por su propio jaque
en
el Rey vencido por su pueblo
en
el alfil amante de la Reyna
en
el caballo saltando la torre inmensa.
Pensad
en mí
el
peón,
en
todo lo que pueda llamarse
cuerpo
sangre
y
muerte.
De lejos llegan los maestros
Eduardo Valentín
Después de
la guerra intestina que desangró al Perú, a partir de 2005 se han iniciado
procesos de restauración de las estructuras sociales. En la vida del país los
cambios van desde la decepción y el escepticismo de muchos hasta la aparición
de los “movimientos sociales” que proponen la construcción de poder, desde las
bases, y acentúan el papel del ciudadano en los procesos de cambio.
Por su
parte, en el teatro peruano actual nos permitimos hablar, como lo plantea el
maestro Ernesto Ráez: «Puede que el teatro en Lima metropolitana se sienta
crecer, porque el Mercado de las Artes escénicas se ha diversificado. Pero, con
todo lo que pueda estar rindiendo a pequeños empresarios que usufructúan de
esta nueva dinámica, todo esto es apenas la solitaria golondrina que no hace el
verano esperado y necesario».
En este
sentido, podemos identificar los siguientes rasgos:
Primero, tanto la
semiología como la antropología vuelven la mirada sobre el actor como pieza
clave en la producción de dramaturgia en los grupos mayores. Segundo, todavía
se mantiene la crisis del teatro centrado en la palabra. El predominio
tradicional de texto en él vuelve a las recurrencias de la construcción de la
arquitectura escénica. Tercero, la atención de los grupos se centra sobre la
dramaturgia “espectacular”, entendida como operación que articula, sobre el
espacio escénico, materiales verbales y no verbales en igualdad de condiciones.
Cuarto, una corriente antropológica que subraya el aspecto ritual del teatro y
el encuentro real entre actores y espectadores más allá del terreno estético,
es un signo importante de los grupos del teatro laboratorio. Quinto, un sesgo,
también antropológico, se orienta hacia el estudio del comportamiento escénico,
generando nuevos lenguajes y recursos estéticos capaces de convertirse en la
base de la práctica teatral. Por otro lado, los esfuerzos de los colectivos
teatrales son todavía islas y la posibilidad de articular redes de intercambio
y fortalecimiento son aún muy elementales.
En este sentido,
el Grupo Laboratorio “Audaces” de Arequipa da un primer paso en este esfuerzo
convocando a los maestros más representativos del teatro peruano al Encuentro
Internacional “De lejos llegan los Maestros” para que en cuatro días se
establezca un diálogo teatral latinoamericano, propiciando la reflexión y
confrontación de las experiencias más contundentes del teatro peruano, con las
prácticas latinoamericanas y europeas, en esta renovación de los lenguajes que llevan
el signo de una época distinta.
Muchos
maestros latinoamericanos están hoy modificando su expresión y replanteándose
la relación de su arte con la historia. En este contexto se inscribe la
invitación que recibió “Barricada Teatro” de Huancayo para este encuentro de
los “maestros” nacionales e internacionales, que se realiza en Arequipa desde
el jueves 24, hasta mañana, 27 de octubre.
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