miércoles, 25 de abril de 2012
Solo 4, “414”, del 21 de abril de 2012
LA CITA:
“Desde ese momento, Florentino Ariza la vio con otros ojos. También para ella pasaban los años. Su naturaleza feraz se marchitaba sin gloria, su amor se demoraba en sollozos, y sus párpados empezaban a mostrar la sombra de las viejas amarguras. Era una flor de ayer”.
Gabriel García Márquez, El amor en los tiempos del cólera
LO ÚLTIMO: Día del Idioma Español: 23 de abril
El Día del Idioma Español es la conmemoración organizada por el Instituto Cervantes para homenajear a nuestra lengua y su importancia como idioma internacional, y a sus más de 450 millones de hablantes en el mundo.
El 23 de abril se adopta en honor al escritor Miguel de Cervantes Saavedra, que murió este día en 1616, y quien escribió la obra cumbre de la lengua española: "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha". En esta fecha rememoramos a los más prolijos escritores e intelectuales en Español, y a todos aquellos que difunden, estudian y protegen su riqueza.
Jauja, ciudad de leyenda
Diana Casas
Primera capital del Perú, imagen simbólica del mítico país de la esperanza, pedacito de cielo, alegría del corazón. Jauja cumple este 25 de abril, 478 años de su fundación española, conservando el aire serenamente amable de las viejas urbes históricas.
Ubicada en la margen izquierda del río Mantaro, Jauja es la típica ciudad cordillerana, que despierta friolenta cada mañana a la luminosidad de un esplendoroso sol, bajo la bóveda de un cielo perennemente azul. El mismo azul que seguramente vieron los españoles al llegar a las tierras de los xauxa wankas y quedar deslumbrados por su extraordinaria riqueza en oro, plata, mantenimientos; la benignidad de su clima y la belleza y feracidad del valle.
Los cronistas coinciden en que la saya de Hatun Xauxa, a la que llegó Pizarro en 1533 y a inmediaciones de la cual se daría a Jauja, el año siguiente, la calidad de capital de los nuevos reinos de Castilla, era por entonces una de las principales, sino la segunda más importante “llakta inka” después del Cusco. Se dice que aproximadamente cien mil personas pululaban por las calles del pueblo, engrandecido por Huayna Cápac tras el sometimiento de los xauxa wankas por Cápac Yupanqui.
En el recuerdo han quedado la magnificencia de un templo del Sol y una casa y convento de vírgenes; un palacio con un jardín similar al que existía en el Coricancha, lleno de áureas espigas de maíz, esculturas y fuentes cinceladas en ese precioso metal; amén de los numerosos depósitos existentes, provistos de todas las cosas posibles: maíz, quinua, papas, leña y un largo etcétera.
Toda esta riqueza de fábula, conseguida por los españoles a costa ajena, con muy poco o ningún esfuerzo, fue seguramente la que originó la leyenda de la provincia de ensueño en el fabuloso territorio de “El dorado”, un país de utopía para un mundo sometido al hambre y las privaciones como era Europa antes del descubrimiento de América.
Pero la riqueza de Jauja no sólo está en la memoria de su dorado pasado inka; antes y después de aquél, su límpido cielo vio tejerse un entramado histórico y cultural de un valor que rebasa grandemente lo material.
Su historia se habría iniciado en los umbrales del tiempo, hacia el 5000 a.c., en Tutanya, zona rocosa cercana a Jauja, Otros sitios de ocupación habrían sido las quebradas y punas del Río Mantaro, el Valle de Yanamarca y la zona oriental; desarrollándose hacia el 3000 a. c. el campamento estacional a campo abierto de San Juan Pata, bajo influencia Lauricocha.
Tras el paso del nomadismo a la horticultura y el pastoreo, nuevos centros de ocupación poblacional aparecerían entre los años 1000 a. c. y 600 d. c. en la zona de los actuales distritos de San Lorenzo, Paca, Huertas, Molinos, Acolla, Ataura y Sincos. Los wari, que ocuparon el territorio entre el año 600 y el 900 d.c, dejaron evidencias ceramográficas de su cultura en Ullusca (Parco), Tuku Pata, Huaripampa y Marco. Fueron ellos los que implantaron el culto al dios tiahuanaquense Apu Kon Ticse Wiracocha, que aparece en gran parte de la literatura oral.
Los importantes complejos arqueológicos de Wajlasmarca y Tunanmarca, que aún subsisten, se construyeron hacia aproximadamente el año 1200 d. c. Tunanmarca, también llamada “Siq`llapampa” o Siquillapucara (en una traducción libre: “llanura de flores azules donde la luna se posa”), fue la capital del señorío étnico de los xauxa wankas, y sus restos aún conservan el aura espiritual de los míticos guerreros que la habitaron, y que resistieron a los invasores inkas hasta la toma de la ciudadela el año 1460.
Después de la llegada de los españoles esta magia de siglos se instaló en la colonial Jauja. Trasladada pronto la capital del Virreinato a Lima, la población disminuyó, pero Jauja se convirtió en una ciudad señorial, de callecitas perfectamente trazadas, casonas con hermosos balcones tallados, celosías y rumorosas fuentes en los sombreados patios, y un vecindario orgulloso de su tradición y prosapia.
Un vecindario que en la hora de la emancipación cultivó los valores libertarios y se unió a la causa de la independencia, para ingresar a la república con la decisión de hacerla grande con el aporte de sus hijos: trabajadores, escritores, artistas e intelectuales que, como Wenceslao Hinostroza, Fabián Villagaray, Clodoaldo Espinosa Bravo, Miguel Núñez, Leopoldo García, Pedro Monge, Pablo Marcial Casas, Ernesto Bonilla del Valle, Edgardo Rivera Martínez, Hugo Orellana, Gerardo Garciarosales, Sergio Castillo, Ida Solís, Manuel Perales, Henoch Loayza, entre muchos otros, le han dado y le siguen dando lustre y vigor al País de Jauja.
Chaplin, la reflexión hilarante de un mundo trágico
Marlon Zenteno Mayorca
En una entrevista que diera Woody Allen al semanario Le Nouvel Observateur, el cineasta declaró sobre Chaplin y Buster Keaton: “En los ambientes americanos está bien visto preferir Keaton a Chaplin. Es cierto que Keaton es un genio, y desde el punto de vista puramente técnico, sus películas son mejores que las de Chaplin, pero Chaplin era tan divertido…, era más humano. Cuando bajaba por una calle con ese aire malicioso empezabas ya a sospechar que habría bronca… Es mucho más moderno. Keaton era brillante y glacial, yo cambiaría con gusto todas sus películas por “Luces de la ciudad”. Es esa mezcla de humor y emoción lo que conmueve y me parece importante…”
En esta comparación hay que decirlo, había más de emotivo que de racional, más de apasionado que de sesudo y es que Chaplin era eso: emotividad, ya sea para movernos hacia la carcajada más aparatosa como al llanto más sentido, al que siempre acompañaban suspiros profundos, fruto de las alegres payasadas de un bufón melancólico y sentimental que no tenía el reparo de ser tan tímido como desfachatado. Eisenstein ya había vislumbrado esa “amoralidad”, esa “crueldad” que siempre acompañaba su inocencia. Claramente evidentes en sus primeros cortometrajes, los cuales eran muchas veces una excusa perfecta para hacer rabiar al gordo transeúnte o al policía que se cruzaba por su camino.
Pero en Chaplin había también tragedia y en grado sumo, seguramente por el recuerdo de sus primeros años, en donde subsistía actuando para el campamento de gitanos de la comunidad de la que provenía y con mayor certeza por el padre alcohólico que le había tocado, la madre enferma y los hermanos presas de la desnutrición y el abandono. De la mano de ellos iría al Asilo de Lambeth en el sur de Londres, y luego, a la escuela Hanwell para huérfanos y desamparados.
Había tragedia por el dolor colectivo, por la humanidad indolente, la explotación y, naturalmente, por el sufrimiento del individuo marginado, pobre, sin educación, herencia o título de corte alguna. Chaplin o mejor dicho, Charlot (el alter ego, vagabundo y carismático que reinaba en la pantalla), reflejaba como nadie en su época el estado del mundo y sus repercusiones en los seres humanos que jugaban un rol sin posibilidad de controlar los hilos de su propia existencia, en eso entonces, hay mucho de trágico y de expresionista, no es para extrañarse que el propio Franz Kafka le dedicara estas palabras: “En sus ojos llamea la desesperación de no poder cambiar la miseria de este mundo; sin embargo, no se da por vencido. Como todo auténtico humorista, tiene la agresividad de un animal de presa. Con ello se dispone a abordar el mundo. Y lo hace de una forma peculiar…”
Mas hay que retomar el objeto de la comparación de estas líneas: el buen Buster Keaton, que a ojos de muchos es superior a Chaplin. Es cierto que su esmero y minuciosidad creativa eran impecables y correctísimas en pantalla, pero su severidad, y si se quiere, su austeridad, son aún palpables ante una obra tan explosiva como la de Chaplin, quien probablemente desdeñaba los tecnicismos complejos a los que nos acostumbraríamos desde Griffith, y se abstenía de realizar “malabares con la cámara” (como acostumbraba decir), lo que llevaba a que explotara el plano-secuencia hasta el cansancio, como recurso expresivo.
En Chaplin hay que buscar algo más que la corrección técnica, que la pompa renacentista y académica que pulula en el arte, en Chaplin hay que ver la paternidad que desbordaba en “The Kid”, cuando el pequeño Jackie Coogan se aferra al vagabundo con un llanto desgarrador, al ser separado de este, o el amor hacia los animales en “Vida de perros”, hay que ver también al ser humano que siente como cualquier otro y se enamora, aun si no es correspondido o tomado en serio, como la escena magistral de “Luces de la ciudad” donde la muchacha ciega (Virginia Cherrill) descubre a su paupérrimo y desprendido protector en la figura de un maltrecho y miserable Charlot; y ni qué decir de la joya que es “La Quimera del oro”.
Pero esa humanidad también resultaba perjudicial en tanto el genio podía caer en el cliché, en la mirada prejuiciosa y subjetiva, como resaltaría uno de sus amigos, gran admirador y más que eso, severo crítico, Luis Buñuel, el cual lo acusaba de insistir con los “lugares comunes” para provocar esa bendita emotividad. Y es algo más que evidente en cintas como el “Gran dictador” o “Tiempos modernos”, en donde la retórica de moraleja asoma.
De cualquier forma, es Chaplin el cineasta que el siglo XX engendró para que la sociedad detuviera su codicia, su egoísmo y su crueldad, y se dejara llevar por una broma risueña entre el horror y el sufrimiento.
Expresión en festival internacional de teatro
Jorge Miranda
El Grupo de Teatro Expresión de Huancayo participará en el Festival UCSUR de Teatro Internacional “Por la diversidad cultural”, evento que se inició el 17 de abril en la ciudad de Lima, y que contará con la participación de grupos y artistas de gran reconocimiento.
Expresión presentará la obra “Mades Medus”, escrita y dirigida por la dramaturga María Teresa Zúñiga Norero, que es la historia de dos comediantes que se encuentran en una carpa de circo a la espera de un público que nunca llega, sin embargo, confiados ensayan las diferentes escenas que van a representar. En esa espera, van contando hechos de su propia existencia.
Así mismo se presentarán grupos internacionales como: la Compañía Nao de Amores de España, Compañía Ieto de Francia, Teatro Avante de EE.UU., Teatro Arawa de Ecuador, el colectivo mixto de jóvenes de México, Grupo TDF de Argentina y el Teatro de Cámara de Chile. Además, grupos y compañías de teatro de Lima, entre ellos: Cuatrotablas, Teatro de Lucía, El Grupo UPAO, El Elenco de Teatro UCSUR, Taller de Formación Actoral de Roberto Ángeles, Asociación Cultural Teatro del Milenio, y más.
Para este año los organizadores han programado talleres pedagógicos y conferencias a cargo de distinguidos directores nacionales e internacionales, donde destacan: Joan Yarrow de EE.UU., Mosi Espinoza de Francia, y Beatriz Rizk de Colombia. Simultáneamente, se realizará el IV Congreso Internacional de Teatro Contemporáneo.
Una vez más el Grupo de Teatro Expresión representa a nuestra ciudad en un evento internacional, demostrando su calidad artística y su trascendencia estética en escena. “Mades Medus” se presentará el domingo 21 a las 8 pm en la Alianza Francesa de Lima, con su elenco en pleno.
MICROCUENTO:
El cuento perfecto
Wilmer Molina
En pleno atardecer de un verano, aquel año un hombre ojeroso miraba el mar. Era el tercer día sin probar alimento y estaba cansado de pensar en cómo escribir un cuento perfecto. Entonces escribió su nombre sobre la arena húmeda. Apenas si pudo reconocerse en ese nombre. Le parecía otro nombre, otro mar. Sorprendido meditaba en ello. Hasta que una ola inmensa y vigorosa inundó toda la playa.
PERFUME DE MUJER
Cómeme
Linda Jaivin
Se subió lentamente la minifalda negra hasta dejar al descubierto los remates de encaje de sus medias. No llevaba bragas. Nunca llevaba bragas. ¿Para qué iba a llevarlas? Al tocarse, notó que ya estaba caliente y húmeda. Con la otra mano, se acercó el higo a la entrepierna y se acarició la boca del sexo con la fruta, primero suavemente, después con vigor (…) Volvió a meterse el higo a la boca —un dulzor salado— y lo chupó hasta dejarlo seco.
Diferencias del campesino huanca en Carlos Villanes e Isabel Córdova
Isabel Córdova Rosas
En el artículo “El campesino huanca según Carlos Villanes e Isabel Córdova”, Isaac Lindo afirma textualmente: «El cuento “Los allegados de la conquista” de Carlos Villanes Cairo y la hermosa novela “Gritos en silencio” de Isabel Córdova Rosas tienen mucha similitud en cuanto al tratamiento de los campesinos huancas. Al leer estas obras, donde actúan los agricultores de Concepción, uno concluye como si hubiera leído la misma historia, donde ambas narraciones presentan las mismas características: no dejarse subyugar por nadie».
Se pueden escribir cientos de novelas y relatos poniendo de protagonista al campesino de nuestra tierra Wanka, y posiblemente todos coincidirán en describirlo como una persona trabajadora, aguerrida, valiente, que no se amilana ante nadie. Si hacemos un rastreo arqueológico cultural e histórico podemos confirmar este comportamiento. La cultura huanca fue una de las más importantes del mundo andino entre los años 1200 a 1460 d. C. Cuando los incas llegaron, se emprendió una cruenta batalla. El inca les propuso rendirse, de lo contrario les cortarían las manos. Unos 10 mil soldados del ejército huanca prefirieron el cruel castigo, antes de someterse a los incas. A este importante acontecimiento se le conoce con el nombre de la Batalla de Maquinhuayo.
En la guerra del Pacífico, el ejército peruano estaba compuesto por un gran número de campesinos, al mando del Mariscal Andrés Avelino Cáceres. Gracias a los agricultores de Concepción, Pucará y Marcavalle, los chilenos retrocedieron. O también por el esfuerzo de 36 comunidades campesinas de nuestra región andina, el 16 de diciembre de 1959 se creó la Universidad Nacional del Centro del Perú como Universidad Comunal. Podemos mencionar muchos hechos que continúan latentes en el comportamiento, no sólo del campesino, sino en general del poblador Wanka.
Lindo Vera afirma que hay una analogía entre el campesino, dueño de las alcachofas, de la obra de Carlos Villanes y el campesino Fortunato Challpa, gobernador de la comunidad de Ricra Ríos, de “Gritos en silencio”. Si vuelve a leer su comentario, Isaac Lindo va a ver que en estos dos campesinos, que él mismo describe, no hay una analogía, sino una diferencia abismal. El campesino, en el relato de Carlos Villanes, es dueño de las alcachofas y también propietario de su terreno. En mi novela, la comunidad de Ricra Ríos es la dueña de las tierras, donde realizan la faena comunal, y Fortunato Challpa es su líder. Estos campos no pertenecen a una determinada familia.
Tampoco hay una analogía, sino una gran diferencia entre el turista Lizandro, sub gerente de una sociedad comercial, que en el relato de Villanes es acusado por el propietario de robarle unas alcachofas y llevado a la comisaría. En mi novela, Enrique Chicmana, no es turista ni roba alcachofas, solo pasa por sembríos de papas, maíz, alcachofas (la palabra alcachofa es lo único que coincide). Chicmana es un topo del ejército que quiere descubrir el paradero de Julia, una niña de 17 años acusada de terrorista. El agente no es llevado a ninguna comisaría, la comunidad lo detiene y lo encierra en un cuarto para que trabaje y permanezca en ese lugar hasta que se rehabilite y sea una persona con principios.
Isaac Lindo escribe: «En todo proceso de enfrentamiento con los campesinos, los intrusos tuvieron una actitud de desprecio hacia ellos». Se refiere a Lizandro, personaje del cuento de Carlos Villanes y a Chicmana, personaje de mi novela, ambos son de Lima. Al respecto, el racismo todavía imperante en nuestro país, hace que la mayoría de las personas de la costa, continúen llamando cholos a los que somos de la sierra. Es una constante y un problema latente en nuestra patria.
Isaac Lindo afirma: «En conclusión, entre Carlos Villanes e Isabel Córdova hay un hilo que los une en el tratamiento del labriego huanca cuando sus intereses son vulnerados. Ambos les imprimen las mismas características y sentimientos». En las 4500 comunidades campesinas del Perú (750 comunidades, en el Departamento de Junín) cuando sus intereses son vulnerados, todos, incluso sin ser comuneros, reaccionan con los mismos sentimientos. Así, hay una contradicción de Lindo al final de su artículo, cuando dice: «Su mayor acierto está, en el carácter que les da a los personajes visitantes».
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