miércoles, 25 de abril de 2012
Diferencias del campesino huanca en Carlos Villanes e Isabel Córdova
Isabel Córdova Rosas
En el artículo “El campesino huanca según Carlos Villanes e Isabel Córdova”, Isaac Lindo afirma textualmente: «El cuento “Los allegados de la conquista” de Carlos Villanes Cairo y la hermosa novela “Gritos en silencio” de Isabel Córdova Rosas tienen mucha similitud en cuanto al tratamiento de los campesinos huancas. Al leer estas obras, donde actúan los agricultores de Concepción, uno concluye como si hubiera leído la misma historia, donde ambas narraciones presentan las mismas características: no dejarse subyugar por nadie».
Se pueden escribir cientos de novelas y relatos poniendo de protagonista al campesino de nuestra tierra Wanka, y posiblemente todos coincidirán en describirlo como una persona trabajadora, aguerrida, valiente, que no se amilana ante nadie. Si hacemos un rastreo arqueológico cultural e histórico podemos confirmar este comportamiento. La cultura huanca fue una de las más importantes del mundo andino entre los años 1200 a 1460 d. C. Cuando los incas llegaron, se emprendió una cruenta batalla. El inca les propuso rendirse, de lo contrario les cortarían las manos. Unos 10 mil soldados del ejército huanca prefirieron el cruel castigo, antes de someterse a los incas. A este importante acontecimiento se le conoce con el nombre de la Batalla de Maquinhuayo.
En la guerra del Pacífico, el ejército peruano estaba compuesto por un gran número de campesinos, al mando del Mariscal Andrés Avelino Cáceres. Gracias a los agricultores de Concepción, Pucará y Marcavalle, los chilenos retrocedieron. O también por el esfuerzo de 36 comunidades campesinas de nuestra región andina, el 16 de diciembre de 1959 se creó la Universidad Nacional del Centro del Perú como Universidad Comunal. Podemos mencionar muchos hechos que continúan latentes en el comportamiento, no sólo del campesino, sino en general del poblador Wanka.
Lindo Vera afirma que hay una analogía entre el campesino, dueño de las alcachofas, de la obra de Carlos Villanes y el campesino Fortunato Challpa, gobernador de la comunidad de Ricra Ríos, de “Gritos en silencio”. Si vuelve a leer su comentario, Isaac Lindo va a ver que en estos dos campesinos, que él mismo describe, no hay una analogía, sino una diferencia abismal. El campesino, en el relato de Carlos Villanes, es dueño de las alcachofas y también propietario de su terreno. En mi novela, la comunidad de Ricra Ríos es la dueña de las tierras, donde realizan la faena comunal, y Fortunato Challpa es su líder. Estos campos no pertenecen a una determinada familia.
Tampoco hay una analogía, sino una gran diferencia entre el turista Lizandro, sub gerente de una sociedad comercial, que en el relato de Villanes es acusado por el propietario de robarle unas alcachofas y llevado a la comisaría. En mi novela, Enrique Chicmana, no es turista ni roba alcachofas, solo pasa por sembríos de papas, maíz, alcachofas (la palabra alcachofa es lo único que coincide). Chicmana es un topo del ejército que quiere descubrir el paradero de Julia, una niña de 17 años acusada de terrorista. El agente no es llevado a ninguna comisaría, la comunidad lo detiene y lo encierra en un cuarto para que trabaje y permanezca en ese lugar hasta que se rehabilite y sea una persona con principios.
Isaac Lindo escribe: «En todo proceso de enfrentamiento con los campesinos, los intrusos tuvieron una actitud de desprecio hacia ellos». Se refiere a Lizandro, personaje del cuento de Carlos Villanes y a Chicmana, personaje de mi novela, ambos son de Lima. Al respecto, el racismo todavía imperante en nuestro país, hace que la mayoría de las personas de la costa, continúen llamando cholos a los que somos de la sierra. Es una constante y un problema latente en nuestra patria.
Isaac Lindo afirma: «En conclusión, entre Carlos Villanes e Isabel Córdova hay un hilo que los une en el tratamiento del labriego huanca cuando sus intereses son vulnerados. Ambos les imprimen las mismas características y sentimientos». En las 4500 comunidades campesinas del Perú (750 comunidades, en el Departamento de Junín) cuando sus intereses son vulnerados, todos, incluso sin ser comuneros, reaccionan con los mismos sentimientos. Así, hay una contradicción de Lindo al final de su artículo, cuando dice: «Su mayor acierto está, en el carácter que les da a los personajes visitantes».
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