Cómeme
Linda Jaivin
Se subió lentamente la minifalda negra hasta dejar al descubierto los remates de encaje de sus medias. No llevaba bragas. Nunca llevaba bragas. ¿Para qué iba a llevarlas? Al tocarse, notó que ya estaba caliente y húmeda. Con la otra mano, se acercó el higo a la entrepierna y se acarició la boca del sexo con la fruta, primero suavemente, después con vigor (…) Volvió a meterse el higo a la boca —un dulzor salado— y lo chupó hasta dejarlo seco.
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