Por la ventana
Angel José
Málaga
—Seguro fue en la 201 —me dice.
—¿Cómo lo sabes?
—Ahí, hace años, se suicidó, por amor,
una joven lanzándose por la ventana.
—¿Y siempre se aparece así?
—En cinco años que llevo acá, a tres
personas, contigo cuatro. Por eso ya no la alquilamos, es sólo para personal
del hotel. El anterior botones también dormía allí hasta que se tiró por la
ventana.
Tiene el mismo vestido lila. Se asoma
a la ventana. Con la mejilla apoyada en la palma de la mano contempla hacia
fuera, y yo, inmóvil, desde la cama, contengo la respiración y la contemplo a
ella. De pronto, sucede algo imprevisto.
—Hola —le digo.
Sólo es un susurro. Pero llega a sus
oídos.
Todavía con la mano en la mejilla, se vuelve
en silencio hacia mí. Como si hubiera percibido una tenue vibración en el aire
y no supiera de qué se trata. No sé si ella me puede ver o no. Al menos su
mirada se dirige a donde yo me encuentro. Se acerca, me toma de la mano, me
lleva a la ventana.
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