Julio Cajahuanca
Me voy a la
alegría
a la sonrisa que
se confunde con el grito.
Cuando entres
deja la luz encendida, si fuera posible un corazón lleno de tabaco
porque a donde
voy, no hay regreso.
Guarda bien mis
libros
y mis sueños
que olvide sobre
la ventana.
Para el que
vendrá
a concluir el
camino
hacia los
escombros que dejó el alba.
Alguien me
llamará
con su imagen
luminosa.
Pero ya será
tarde
porque conmigo
se habrán
acabado
sus últimas
lágrimas.
Solo mi sombra
y el viento
fresco
del invierno
envolverán mi
rostro.
Cuando entres a
mi soledad
besa el polvo
que dejaron mis cabellos
mis pasos hacia
el sepulcro en viaje,
mis juegos de
maldito Chiquillo.
Entonces llegará
el frío
con su olor a
ropa recién lavada.
Esperará,
diciembre mi
eternidad
y se morirá de
cara al cielo
esperando la
lluvia.
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