La fauna de la noche
Sandro Bossio
Ella se había sacado la falda. Era menuda y tenía un cuerpo aún cimbreante. Llevaba un sostén negro por cuyos calados se mostraban, insolentes, sus pechos de puntas avellanadas. Abajo tenía solo un calzoncito transparente, que dejaba ver el vientre blanco, los pliegues de las ingles, la mancha triangular del sexo. Había puesto una botella de whisky al alcance de su mano. Un instante después, ya del todo desnuda, Daniela estaba de espaldas en la cama, los ojos apretados, los muslos abiertos, obligándolo a mantener la cabeza entre sus piernas.
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