Ricardo Rodríguez Zegarra
Ahora, tengo la difícil tarea de hacer una lista con los mejores
discos de estos últimos 10 años. No es una lista inmaculada, con pretensiones
de ser exacta, sino un acercamiento de lo que, a mi parecer, se tendría que
haber escuchado en esta década a partir del 2003.
Bebo Valdés y el
Cigala, Lágrimas negras (2003): Porque este dúo se apropió magistralmente de
canciones que no eran de ellos.
The postal service, Give Up (2003): En plena era de la internet tenía que aprovecharse
la tecnología, y este dúo logró componer un álbum con toques electrónicos
compartiendo composiciones por correo electrónico.
Micky Gonzáles, Café Inkaterra (2004): Loops,
programaciones, secuencias, el ande, apus, lo sagrado y lo divino nacen de uno
de los mejores exponentes del rock nacional, esta vez recorriendo horizontes
entre lo terrenal y lo electrónico.
Arcade Fire, Funeral (2004): Porque sigue siendo el mejor debut de
la década, porque son multi-instrumentistas, porque los espacios instrumentales
están bien dosificados, porque son de Canadá y porque dentro de todas las
etiquetas que les pueden poner, hacen rock.
Luna, Emilio (2005): Natasha Luna es peruana, es densa en
sus melodías orquestadas, independiente y atrevida por hacer ese 2005 un disco
oscuro, lento y fuera del alcance de las radios que absolutamente no la
apoyarían. A pesar de eso, se convirtió en el mejor disco nacional del 2005
Beirut, Gulak Orkestar (2006): Si tu
instrumento favorito es la guitarra eléctrica, este disco te mostrará que los
instrumentos de viento pueden hacer que se escarapele el cuerpo y te enamores
de cada nota ejecutada por Zach.
The Radio
Dept, Pet Grief (2006): Shegaze y dream pop desde Suecia. Tardes de sol bajo la sombra de los árboles y recorridos lentos en
bicicleta.
Javiera Mena, Esquemas juveniles (2006): El mejor ejemplo de cómo se puede hacer una canción de ilusiones
adolescentes desde un pequeño cuarto en tu casa.
Radiohead, In Rainbows (2007): Cada álbum de
esta banda ha sido una nueva experiencia, tanto para ellos como para su
público. Se les puede acusar de extravagantes, pueden regalar su disco por
internet, pero siempre quedaremos más que satisfechos.
Crystal Castles, Crystal Castles (2008): Los últimos años
Canadá ha sorprendido, y esta banda electrónica experimental es otro claro
ejemplo.
Arctic monkeys, Humbug (2009): Quizás Arctic
Monkeys ha representado a una nueva generación con dos discos bastante
potentes; en este bajan las revoluciones para seguir sonando rock.
Mercedes Soda, Cantora (2009): El folclor y el rock en Argentina
siempre han tenido una estrecha relación, quizás de ahí viene el éxito del rock
argentino, y este disco, a modo de despedida, es uno de los más intensos.
Arcade Fire, The Suburbs (2010): 16 canciones y más de una hora de agradable
experiencia.
Bon
Iver, Bon Iver (2011): Soledad,
melancolía.
Bloom,
Beach House (2012): Guitarras
acopladas, voces etéreas y la relación coexistente entre lo sublime y lo
intenso.
Savage, Silence
Yourself (2013): Aunque no acaba
el año, la energía con que estas chicas hacen postpunk sorprende, y más cuando
se acercan a unos inmortales Joy Division. Podría ser el disco del año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.