Manuel J. Baquerizo
Huancayo tiene una gran tradición fotográfica que lamentablemente no se ha estudiado todavía. Se sabe a ciencia cierta que ya en 1863 estaba instalado en la ciudad un fotógrafo que retrataba a máquina y a pincel. Un año antes, había desembarcado en el puerto del Callao, Eugenio Courret –el célebre fotógrafo francés que documentó ampliamente la vida social de la Capital. Luis S. Ugarte (1896-1948), discípulo de Courret, sería el primero en abrir un estudio en nuestro medio, a principios del siglo XX. A él le debemos un excelente álbum sobre la ciudad (Cf. Fiestas patrias en Huancayo, 1910). Después vendrán Carlos Meyer (1867-1930), cronista de la vida cotidiana de los colonos en Chanchamayo, y Sebastián Rodríguez (1896-1968), discípulo de Ugarte y gran memorialista del trabajo minero en Morococha. Les sucederán Mariño y Dávila, Manuel Villavicencio, N. Villanueva, Fortunato Pecho, Augusto Rojas Jurado y Teófilo Hinostroza, entre otros más. En la actualidad, son muy pocos los que se dedican a este arte: los más visibles son Miguel Vargas Rodríguez (Chupaca, 1932) y Manuel Curisinche (Tarma).
La joven fotografía en Huancayo se nutre con nuevos nombres. Juan José Cochachi (Huancayo, 1977) simboliza el mundo interior y que se distingue por el sutil juego con los colores. Para Cochachi la imagen es sobre todo expresión de la subjetividad y fuente de emociones. Él practica la fotografía experimental y trata de emular a Man Ray, a quien admira, lo mismo que a Martin Chambi.
Edgardo Minaya Contreras (Huancayo, 1970) tiene más inclinación por la tradición y el folklore del valle del Mantaro. Tiene un grato efecto visual, debido al juego con la velocidad de la obturación.
Jorge Jaime Valdez (Salcabamba, Huancavelica, 1975), muestra su gran talento fotográfico en “La otra ventana”, impresionante configuración del sueño, mediante una técnica mixta que consiste en el juego de colores, el uso de filtros artesanales y una gran dosis de imaginación. Jaime es estudioso y admirador de los franceses Henry Cartier Breson, Dosnieu y Man Ray y de los peruanos Martin Chambi, Nishiyama y el Chino Domínguez.
Andrés Mendoza Castro (Huancayo, 1978) tiene preferencia por la experimentación: combina la iluminación con cuerpos desnudos y ambientes recreados. Su obra “Pecado” sintetiza estos conceptos. Para Mendoza la fotografía debe ser algo más que “lo bonito”, debe simbolizar experiencias personales y transmitir ideas. A él le atrae también la fotografía social y la técnica en blanco y negro. Zamudio, por su profesión de sociólogo, está más ligado a la fotografía etnológica y documental. Él se nutre de la experiencia de Teófilo Hinostroza y de los trabajos de TAFOS.
Huancayo tiene una gran tradición fotográfica que lamentablemente no se ha estudiado todavía. Se sabe a ciencia cierta que ya en 1863 estaba instalado en la ciudad un fotógrafo que retrataba a máquina y a pincel. Un año antes, había desembarcado en el puerto del Callao, Eugenio Courret –el célebre fotógrafo francés que documentó ampliamente la vida social de la Capital. Luis S. Ugarte (1896-1948), discípulo de Courret, sería el primero en abrir un estudio en nuestro medio, a principios del siglo XX. A él le debemos un excelente álbum sobre la ciudad (Cf. Fiestas patrias en Huancayo, 1910). Después vendrán Carlos Meyer (1867-1930), cronista de la vida cotidiana de los colonos en Chanchamayo, y Sebastián Rodríguez (1896-1968), discípulo de Ugarte y gran memorialista del trabajo minero en Morococha. Les sucederán Mariño y Dávila, Manuel Villavicencio, N. Villanueva, Fortunato Pecho, Augusto Rojas Jurado y Teófilo Hinostroza, entre otros más. En la actualidad, son muy pocos los que se dedican a este arte: los más visibles son Miguel Vargas Rodríguez (Chupaca, 1932) y Manuel Curisinche (Tarma).
La joven fotografía en Huancayo se nutre con nuevos nombres. Juan José Cochachi (Huancayo, 1977) simboliza el mundo interior y que se distingue por el sutil juego con los colores. Para Cochachi la imagen es sobre todo expresión de la subjetividad y fuente de emociones. Él practica la fotografía experimental y trata de emular a Man Ray, a quien admira, lo mismo que a Martin Chambi.
Edgardo Minaya Contreras (Huancayo, 1970) tiene más inclinación por la tradición y el folklore del valle del Mantaro. Tiene un grato efecto visual, debido al juego con la velocidad de la obturación.
Jorge Jaime Valdez (Salcabamba, Huancavelica, 1975), muestra su gran talento fotográfico en “La otra ventana”, impresionante configuración del sueño, mediante una técnica mixta que consiste en el juego de colores, el uso de filtros artesanales y una gran dosis de imaginación. Jaime es estudioso y admirador de los franceses Henry Cartier Breson, Dosnieu y Man Ray y de los peruanos Martin Chambi, Nishiyama y el Chino Domínguez.
Andrés Mendoza Castro (Huancayo, 1978) tiene preferencia por la experimentación: combina la iluminación con cuerpos desnudos y ambientes recreados. Su obra “Pecado” sintetiza estos conceptos. Para Mendoza la fotografía debe ser algo más que “lo bonito”, debe simbolizar experiencias personales y transmitir ideas. A él le atrae también la fotografía social y la técnica en blanco y negro. Zamudio, por su profesión de sociólogo, está más ligado a la fotografía etnológica y documental. Él se nutre de la experiencia de Teófilo Hinostroza y de los trabajos de TAFOS.
Foto: Andrés Mendoza – “Chuto”
Definitivamente, Huancayo tiene gente conocedora del arte fotográfico y uno a quien le tengo mucho afecto y admiración es a Hugo Villegas conjuntamente con sus hermanos Rafo y Marco, quienes tienen esa pizca, ese toque que le da a sus imágenes y lo refuerza con poco de edición digital para tener un acabado de "lujo".
ResponderEliminarMi "profe" de fotografía Juan Jose Buendia Urbina no se queda atrás, es un detallista crítico de sí mismo y perfeccionista... bueno así como ellos "profesionales" hay gente aficionada que le encanta las fotos en diferentes estilos y formas.