LA CITA
“Quizás es que la lluvia es una forma de presentimiento; o quizá se deba a que el color de la vida en nuestras mejillas se diluye con el agua.”José Carlos Somoza, La caverna de las ideas
Nuestro ilustre escritor bi-nacional, Don Jorge Mario Vargas Llosa ha sido ungido como uno de los grandes de España; su amigo, el Rey Juan Carlos le ha concedido el título de Marqués, por su extraordinaria contribución a las letras españolas, el escritor de 74 años de edad se hizo libre y voluntariamente español en 1993, aunque irremediablemente conserva su origen de cholo arequipeño, ciudad que conoció “de oídas”, como él mismo aclaró.
En mis años universitarios, en Lima, caminaba por la avenida Wilson y, en un quiosco, encontré un libro que me llamó la atención: “Lo que Varguitas no dijo”. Lo firmaba la boliviana Julia Urquidi Illanes, primera esposa de Mario Vargas Llosa y, a la sazón, protagonista de “La tía Julia y el escribidor”, novela que recientemente había leído con agrado.
John Maxwell Coetzee, Desgracia
Parricidio 

Manuel F. Perales Munguía
El poeta argentino Oscar Hermes Villordo es uno de los poetas contemporáneos que ha dejado huella importante en la literatura argentina. Dicen que era solidario, inteligente, un escritor de fuste metido a periodista. Era un agudo crítico y sus notas y ensayos pueden encontrarse en el suplemento literario y en el ambiente progresista del diario 'La Nación'.
Por su tratamiento místico, “Más allá de la vida” es poco afín al resto de la obra de Eastwood. Aborda las implicancias del contacto con la muerte y lo que hay en ella. La estructura se plantea a partir de un puñado de personajes alejados entre sí, y sin ningún punto en común, salvo su cercanía con la muerte. Ello los diferencia de los demás, y por tanto, los torna en seres solitarios, incomprendidos, que llevan su experiencia como un estigma.
Hogar
Una mañana de 2006, un cibernauta apodado Hermanillo100, me envió un libro en PDF, escaneado y corregido por él mismo. Nos conocimos en un foro web sobre literatura “Steampunk” y me había recomendado la novela “El consejo de hierro”, de más de cuatrocientas páginas. Me dijo que era un texto entretenido y que su autor era una especie de nerd sabelotodo con pinta de motociclista rockero y argolla en la oreja. No imaginé que sería la lectura definitiva que había estado buscando, ni que después de leerlo descubriría, por fin, el significado de tantas películas de serie B, animes insólitos y comics surrealistas. Tampoco que el autor, China Miéville, con nombre de apodo de tu vecina, fuera también un personaje tan extraño como los tantos que coexisten en esta brillante novela, de mirada inteligente y color ladrillo engrasado.