martes, 13 de agosto de 2013

Solo 4. Edición 482, del 10 de AGOSTO de 2013. Año IX


LA CITA:

« Los artistas estamos sosteniendo un mundo que se está cayendo. Damos esperanza. Por eso se arriman a mí, creyendo encontrar el amor. Y a veces sí lo encuentran y otras veces no, porque yo tampoco lo tengo».

Chavela Vargas

LO ÚLTIMO: II Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”


En el marco de las celebraciones por los 51 años de fundación del diario Correo en la Región Junín, y el 10mo aniversario de nuestro suplemento, con la finalidad de contribuir a la producción literaria de nuestro país, convocamos al II Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4”.
Los premios de este certamen serán de S/. 1000.00 para el primer lugar, S/. 700.00 para el segundo y S/. 300.00 para el tercero. El tema es completamente libre. La fecha y hora límites de recepción de trabajos será el viernes, 18 de octubre, a las 6 pm, en las instalaciones del diario Correo, Jr. Cuzco N° 337 – Huancayo.
Las bases generales las podrán hallar en nuestro blog: www.suplementosolo4.blogspot.com; o en la página de Facebook “Suplemento Cultural Solo 4”. Corran la voz y participen.

Abelardo Sánchez-León: la mirada de niño

Abelardo José Carlos Sánchez-León Ledgard (Lima, 17 de febrero de 1947).

 “Balo” Sánchez es un reconocido sociólogo, escritor y poeta peruano. Sus libros llegan a hacernos recorrer fácilmente la alegría y la comedia, o pueden llevarnos a encarnar la humillación y la tristeza a través de sus variopintos personajes. Es autor de “El tartamudo”, “El hombre de la azotea” y “Resplandor de noviembre”, su última novela. Visitó Huancayo durante la Felizh 2013 y nos concedió esta breve entrevista.

Luis Puente de la Vega Rojas

Si usted no hubiera sido escritor, ¿a qué se hubiera dedicado?
No me imagino. Yo me imaginé desde muy pequeño como escritor, no como Borges que a su papá le dijo, a los 6 años: «Voy a ser escritor», no tanto, pero ahora estaba viendo unos papeles que había escrito más o menos a los 10 años. Yo me concebí escribiendo y haciendo libros, pero hubo una etapa en la que dejé todo; sin embargo, como en 5to de media retorné ya que tuve un buen profesor, Paco Carrillo. Con él leíamos poesía, hacíamos trabajos de investigación, nos hacía leer a escritores contemporáneos, fue fundamental ya que definió si, verdaderamente, debía dedicarme a la escritura.

Usted es un reconocido novelista, pero también es poeta. ¿En qué género se siente más cómodo?
Yo tengo ocho libros de poemas, hay muchas personas que me consideran más poeta que narrador, esos ocho libros se han desarrollado en 40 años, desde 1969. Ahora tengo un libro de poesía que pienso publicar este año. La narrativa llega un poco después, pero no me opongo, no tengo por qué decir uno u otro, con las dos es mejor, como con las mujeres (risas).

¿La literatura es como la mujer?
Tal vez, pero siempre la he visto como algo femenino: “la” literatura, “la” poesía.

Usted es muy aficionado al fútbol, a diferencia de muchos de los escritores que conocemos…
Todo lo contrario, a todos mis amigos les gusta el fútbol: Alonso Cueto es hincha del Alianza igual que yo, Mario (Vargas Llosa) es de la U, aunque el verdadero hincha de la U era Julio Ramón Ribeyro, ya que escribió la despedida de Lolo Fernández mil veces.

¿Y lo practica?
Jugué en tiempo pasado. Yo jugaba fútbol en el colegio y en la universidad. Ahora nado. Kafka y Ribeyro también nadaban, todos tienen su deporte. Esa imagen del escritor mongo y retraído ya pasó.

El escritor es un eterno infante ya que siempre está en un mundo fantasmagórico,  creando, jugando, tramando nuevas historias…
Como dicen los poetas: «El poeta tiene una mirada de niño a la que no ha matado la adultez». Ésta también es una edad fabulosa, de la independencia, de la libertad, pero, indudablemente, la adultez mata la mirada del niño. Los escritores han conservado el juego de la infancia como el asombro y la cosa lúdica de recrear, de jugar. Quevedo decía: «Mientras el hijo juega con sus juguetes, yo juego con las palabras».

Para usted, ¿quién es ese autor que le abrió los ojos frente a la literatura?
Son etapas, son momentos en los que tú te encuentras. Hay libros fundamentales en un momento dado, digamos que hay dos tipos de influencia: una literaria que son las obras, los poemas, el Siglo de Oro es crucial en las letras, Quevedo en todo lo que es español. Pero también está la influencia de los modos de vida. Ahora mi modelo son los viejos “chamberos”, gente que envejece no refunfuñando, sino gente que envejece creando y exigiéndose, como el mismo Murakami.

Hoy, hay muchos cambios en la forma de leer, debido a los nuevos medios y redes sociales. ¿Usted cree que esto va a traer muchos cambios en la literatura?
No sé, pues yo moriré en mi ley, ¿qué me queda? Yo soy de un sofá y un libro, esa es mi concepción. La juventud está leyendo, pero depende de las personas. Por ejemplo, se dice que las mujeres leen más literatura y los hombres están más preocupados por el documental o la crónica. Si sé que ese es un condicionante, tendré que escribir más para mujeres.

¿Usted motiva a sus estudiantes a leer?
Todos los días hago eso, mis clases son leer y escribir. Los muchachos, producto de las nuevas tecnologías, pueden hacer varias cosas a la vez, pero pierden en profundidad y concentración. Yo les doy 15 páginas para que lean bien, entendiendo. Después, lo que se lee se olvida, pero tú tienes que hacer el esfuerzo por grabarte una idea por largo tiempo.

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE


El diablo cruzó el charco

Sandro Bossio Suárez

Isabel Córdova Rosas es la escritora peruana más traducida de la historia del país. Ha escrito más de treinta libros y pasea su celebridad por diferentes ciudades europeas. A veces –dice– recuerda su terruño,  su gente, sus costumbres. Y entonces escribe. De esa añoranza, de su profundo conocimiento del alma del hombre andino, nace el libro que ahora nos presenta como un cálido homenaje a su mundo no olvidado.


Antropóloga de profesión, además de humanista y profesora, posee un agudo conocimiento sobre la mitología y las tradiciones orales de los Andes peruanos. De ese interés, volcado desde su juventud en diversos textos y ensayos, nace un estupendo libro antropológico: “El diablo en la ideología del hombre andino”. En él plantea que el diablo, como personaje mitológico, es europeo, que no tiene génesis ni raigambre en la cultura andina. Traído por nuestros conquistadores, este personaje se integra a nuestra mundología y, desde entonces, se crean cientos de historias y crónicas principalmente para el control social para, como dice su autora, «dominarnos más».
A Isabel le fascinan cada uno de estos temas y para ampliar sus conocimientos hizo los doctorados en Literatura Hispanoamericana, en Antropología Social y en Historia de América, en la Universidad Complutense de Madrid. Estos conocimientos le sirvieron mucho para reinventar historias que van de “lo real a lo imaginario”.
“El diablo en la ideología del mundo andino” es una parte de su tesis en Antropología, donde asegura que en la religiosidad popular del mundo andino jamás existió el elemento diablo, tal como lo representa la religión cristiana. Asegura: «Mi tesis es que es traído por el español para dominar más al pueblo conquistado. En el imaginario colectivo del mundo andino se creía en el Cay pacha, Janan pacha y en el Ucuy pacha. En ‘el mundo de aquí’ los hombres aparecen con sus instrumentos de trabajo y su vida cotidiana. En ‘el mundo de arriba’ los hombres se convertían en constelaciones, en fenómenos de la naturaleza como el rayo, el trueno, el granizo o el viento. Y en ‘el mundo del subsuelo’  habitaban los seres que habían muerto, pero se encontraban en estado de latencia para luego salir por los ojos de las cuevas, como los Hermanos Ayar, y brotar por las espumas de la aguas como la pareja primordial, Manco Capac y Mama Ocllo, fundadores del imperio de los incas”.
Se trata de la tercera edición. La primera salió en Lima, la segunda en España y ahora en Huancayo.
El libro, además, contiene cuentos y tradiciones orales de los Andes, con los que su autora sustenta que nuestra tradición literaria empieza con la oralidad, miles de  años antes de que se inventaran los alfabetos. Para ella el hombre andino recreó sus orígenes con mitos y leyendas, rubricó amores y despedidas con canciones, y cuando quiso enseñar elucubró moralejas, sentencias y refranes, incluso, creó una especie de teatro muy antiguo, pero profundamente simbólico y representativo. «No hay que olvidar que la creación oral sirvió de base para la fundación de las literaturas en todos los países y continentes, con una especial significación en las culturas de la América pre colombina», preconiza.
Pero eso no es todo: varios de estos cuentos aparecen en quechua y en quechua wanka. Al respecto, Isabel afirma: «Tenemos dos idiomas oficiales en el Perú, ¿por qué olvidarnos de esa lengua flexible y maravillosa que es el quechua y parte de nuestras raíces y nuestra cultura?».

IMPRESCINDIBLES / BANDAS SONORAS:


Selección y textos: Joe Delgado Rodríguez

El cartero

(Il Postino - 1995)


Maravilloso álbum de poesía y música de “El cartero” de Michael Radford. Luis Enrique Bacalov (pianista, compositor y director de orquesta argentino, nacionalizado italiano) es el encargado de la banda sonora con la que ganó el Premio Oscar en 1996 a mejor música original. Se escuchan también los poemas de Pablo Neruda de las voces de Julia Roberts, Miranda Richardson, Madonna, Andy García, Ralph Fiennes, Glenn Close, Ethan Hawke, Samuel L. Jackson, Willem Dafoe, Sting, entre otros. Destaca el track n° 18, “Madreselva” de Carlos Gardel.

Los coristas

(Les Choristes - 2004)


Extraordinaria banda sonora de la película “Los coristas” de Christhophe Barratier. El track n° 5, “Vois sur ton chemin”, fue el tema nominado al Premio Oscar 2005 a la mejor canción original. Bruno Coulais fue el encargado de toda la música de la cinta. Les Petits Chanteurs de Saint Marc (Los pequeños cantores de San Marcos) fueron los responsables de interpretar todas las canciones que hacen la banda sonora del filme. La belleza de las voces es incomparable, gracias al acompañamiento de la Bulgarian Symphony Orchestra.

Bastardos sin gloria

(Inglourious Basterds - 2009)


Otra magnífica joya correspondiente a “Bastardos sin Gloria”, del genial Quentin Tarantino. Música ecléctica (jazz, soul, hall, electrónica y orquestal) donde predominan los sonidos clásicos relacionados al género Spaghetti-western, y las sinfonías psicodélicas. Catorce tracks conforman este disco en el que destaca la música del italiano Ennio Morricone —gran director y compositor de orquesta—, David Bowie, Nick Perito, Billy Preston, Zarah Leander, Samantha Shelton, Lilian Harvey, entre otros. Extraordinarios concierto de emociones por los sonidos de violín, piano y percusiones.

DESLECTURAS (CLÁSICAS): ‘Las aventuras de Tom Sawyer’ / Mark Twain (Estados Unidos, 1835-1910)


Pilluelos sureños que sueñan literatura

‘Las aventuras de Tom Sawyer’ es una novela humorística que convirtió a Samuel Langhore Clemens —seudónimo de Mark Twain— en uno de los grandes autores de la narrativa estadounidense.

Representación de Tom Sawyer en la primera edición del libro (ilustración de True Williams).

Juan Carlos Suárez Revollar

Aunque no es la obra maestra de Mark Twain —lo es más bien su continuación: ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’—, el protagonista de ‘Las aventuras de Tom Sawyer’, un niño soñador y granuja que da diarios dolores de cabeza a los habitantes del pueblo de St. Petersburg, Mississippi, es uno de los grandes personajes de la literatura. Con espíritu aventurero y mataperro, intenta emular lances propios de la ficción: hacer de pirata, bandido o buscador de tesoros. A su modo, se trata de un Quijote palomilla y taimado de pantalón corto, pero que no suele acabar herido por alancear molinos de viento.
Entre lágrimas porque creía que estaba muerto, su tía Polly diría una gran verdad sobre él: «No era lo que se llama malo, sino enredador y travieso». Tom alberga, entre tantas diabluras, sentimientos nobles y generosos, y lo demuestra al inculparse para salvar a Becky Thatcher (y no necesariamente para recuperar su amor), o cuando, a pesar del peligro que representa su antagonista en la novela, Joe el Indio, se le enfrenta al acusarlo en el juicio por asesinato contra Muff Potter.
La historia arranca como una novela de costumbres, con hechos sencillos, divertidos y muy realistas (como el engaño a varios niños para hacerles pintar una cerca) pero que pronto rebasan lo cotidiano. Así, más adelante somos testigos (y cómplices) de un asesinato, una fuga, así como de algunos robos e intentos de venganza.
Un móvil de las aventuras de Tom y sus amigos Huckleberry Finn y Joe Harper (los otros dos protagonistas) es la transgresión, como lo grafica una frase de este último: «No me gusta cuando no tengo a nadie que me diga que no lo haga». Como buenos transgresores, tienen la necesidad de hacer cosas prohibidas para niños de su edad, como beber o fumar (para presumir de su osadía ante sus camaradas, en vez de por el deseo simplón de ingresar al mundo de los adultos). En la pretensión de Tom y Huck de incursionar en el bandidaje no hay propiamente una intencionalidad maliciosa, sino la legítima aspiración —como ocurre en el ‘Quijote’— de imitar a los héroes novelescos, aunque, niños al fin, no comprendan el verdadero significado de cuanto hacen o dicen (un buen ejemplo es su intención de organizar orgías como los bandidos, pero sin saber qué significa esa dichosa palabra).
En el plano narrativo, el autor rompe la estructura lineal desde la aventura de la cueva e inserta en forma de secuencia temporal paralela el episodio del monte de Cardiff, donde Huck echa por tierra la venganza de Joe el Indio contra la viuda Douglas. Como en las aventuras librescas de las que Tom tanto gusta, la novela se resuelve con una gran coincidencia: el sorprendente hallazgo de un tesoro y la consiguiente muerte de Joe el Indio.
Entre muchas cosas, la novela es «una noble, una generosa, una magnánima mentira; una mentira que podía tenérselas tiesas y pasar a la historia», frase que usara el juez Thatcher para una de las travesuras de Tom, y que también podría definir a las grandes ficciones de la literatura.

MÁS DATOS: Mark Twain

Es el seudónimo de Samuel Langhorne Clemens (1835-1910), uno de los más importantes escritores estadounidenses del siglo XIX. Destacó por sus novelas humorísticas ‘Las aventuras de Tom Sawyer’ y ‘Las aventuras de Huckleberry Finn’, además de otras secuelas que tienen a Tom Sawyer como protagonista. También por ‘El príncipe y el mendigo’ o ‘Un yanqui en la corte del rey Arturo’ y el volumen de cuentos ‘La célebre rana saltarina del condado de Calaveras’.

PERFUME DE MUJER:


La muerte está sentada a los pies de mi cama

Oscar Hahn


Mi cama está deshecha: sábanas en el suelo
y frazadas dispuestas a levantar el vuelo.
La muerte dice ahora que me va a hacer la cama.
Le suplico que no, que la deje deshecha.
Ella insiste y replica que esta noche es la fecha.
Se acomoda y agrega que esta noche me ama.
Le contesto que cómo voy a ponerle cuernos
a la vida. Contesta que me vaya al infierno.
La muerte está sentada a los pies de mi cama.
Esta muerte empeñosa se calentó conmigo
y quisiera dejarme más chupado que un higo.
Yo trato de espantarla con una enorme rama.
Ahora dice que quiere acostarse a mi lado
sólo para dormir, que no tenga cuidado.
Por respeto me callo que sé su mala fama.
La muerte está sentada a los pies de mi cama.

POESÍA: Ave del río


Félix Huamán Cabrera

Ave del río volando
en las espinas
el poeta
que trina tu venida, 
destello
rodado en tus ojos;
rocío de brisa
en tus labios
es el rumor
de mi silencio
cuando te hablo
y tú sonríes, amor,
como esta luz
caminando por el valle.
De repente,
soy vuelo de sonrisa
que llegas gota cristalina
a la hoja que repite
el eco de tus pasos. 

El arte y el lenguaje


Jorge Escobar Galván

Claude Lévi-Strauss (Bélgica, noviembre de 1908 – Francia, octubre de 2009).
 En la entrega anterior se introdujo una relación entre el arte y el lenguaje. Hicimos notar, siguiendo a Lévi-strauss, que el arte en vez de ser representativo, se muestra como un sistema de signos. Que la individualización de la producción artística y la pérdida o debilitamiento de la función significativa de la obra estaban ligados funcionalmente, pues para que haya lenguaje es necesario que haya grupo.
Decíamos también que es evidente que el lenguaje es un fenómeno de grupo, no existe más que por el conjunto de personas, puesto que el lenguaje no se modifica, no se transforma a voluntad.
Según Lévi-Strauss, no lograríamos comprendernos si formásemos, en nuestra sociedad, una determinada cantidad de “capillitas”, cada una con su lenguaje particular, o si introdujésemos en nuestro lenguaje rebeliones constantes.
Se plantea el problema de la relación entre el arte y el lenguaje, a propósito de la escritura. El gran fenómeno social al que estuvo ligada la aparición de la escritura, en todo tiempo y lugar, es la aparición de fisiones, de escisiones, correspondientes a regímenes de castas o clases, pues la escritura se manifestó, en sus comienzos, como un medio de sometimiento de unos hombres a otros y de apropiarse de las cosas.
No es fortuito que la transformación de la producción artística haya tenido lugar en sociedades dotadas de escritura, donde las distinciones de clase y de fortuna adquieren un relieve particular; se trata de sociedades en las que el arte pasa a ser de una minoría que busca un medio de disfrute íntimo, mucho más que en las sociedades que llamamos primitivas, y de lo que es en algunas de ellas, es decir, un sistema de comunicación que funciona a la escala del grupo.
Las causas de la ruptura hay que encontrarlas en el momento cuando el arte pierde el contacto con su función significativa en la estatuaria griega, y lo vuelve a perder en la pintura italiana del Renacimiento. Son cosas que podemos presenciar también en otras sociedades, probablemente, ya en la estatuaria egipcia, en un grado menor que en Grecia; quizá también en un periodo de la estatuaria asiria, y por último en una sociedad que corresponde a los antropólogos, a pesar de los puntos en común que tiene con las que se acaba de mencionar: el México precolombino. Ahora, no es casualidad considerarlo al evocar matices de la producción estética, puesto que México ha sido también una sociedad de escritura.
Lévi-Strauss plantea que la escritura ha desempeñado un papel muy profundo en la evolución del arte hacia una forma figurativa, pues ella ha enseñado a los hombres que era posible, por medio de signos, no sólo significar el mundo exterior, sino aprehenderlo, tomar posesión de él. Advierte que no pretende, ingenuamente, que una estatua griega sea un facsímil del cuerpo humano, ya que en cierto sentido, también ella está alejada del objeto.
 Le parece que en la estatuaria griega, o en la pintura italiana del Renacimiento, a partir del siglo XV se descubre, respecto del modelo, no sólo ese esfuerzo de significación, sino (y quizá esto suene a paradoja) una suerte de inspiración mágica, puesto que descansa en la ilusión de que no sólo se puede comunicar con el ser, sino que se le puede apropiar a través de la efigie. Es lo que Lévi-Strauss llama “posesividad respecto del objeto”, el medio de apoderarse de una riqueza o de una belleza exterior.
Es en esta exigencia ávida, en esta ambición de capturar el objeto para beneficio del propietario o inclusive del espectador, donde se encuentra una de las grandes originalidades del arte de nuestra civilización.