lunes, 18 de marzo de 2013

Solo 4. Edición 461, del 16 de MARZO de 2013. Año IX


LA CITA:

«Si encuentras un esclavo dormido, no lo despiertes; puede estar soñando con la libertad. Si encuentras un esclavo dormido, despiértalo y háblale de la libertad. »

Jalil Gibran, Las nueve desdichas

LO ÚLTIMO: Convocatoria a concursos nacionales de cuento y poesía “Premio FELIZH - 2013”


El Comité Organizador de la V Feria del Libro Zona Huancayo convoca al V Concurso Nacional de Cuento y IV de Poesía “Premio FELIZH - 2013”, teniendo como fecha límite de recepción de trabajos el viernes 10 de mayo del presente, hasta las 18:00 horas.
Los escritos, para ambos certámenes, podrán ser entregados en el Diario Correo, Jr. Cusco N° 337 - Huancayo, o en la Editorial Gráfica Curisinche, Jr. Cusco N°416 - Huancayo. Los jurados calificadores son renombrados escritores y poetas nacionales.
Los ganadores se harán acreedores a un viaje a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México, con los pasajes, estadía por 4 días, alimentos y entradas para dicho evento; además, se financiará el 100% del costo de publicación de su obra bajo el sello Editorial Gráfica Curisinche.
¿Quiere saber más? Las bases generales las puede encontrar en el blog y en el perfil de Facebook de “Solo 4”.

Nueva ley universitaria: sin soluciones, no hay cambios


Jhony Carhuallanqui


La Ley Universitaria —Nro. 23733 para quienes están interesados— necesita ser renovada con urgencia para facilitar a nuestras 137 universidades, 51 públicas, alcanzar los estándares internacionales que le permitan estructurar, fomentar y conducir el desarrollo nacional, esto, claro está, dentro de sus objetivos globales: formación profesional, investigación científica y proyección social.
Los cambios generarán conflictos debido al raudal de intereses que se juegan, pero son válidos en cuanto aseguren la mejora del sistema universitario y, sobre todo, es necesario que se hagan en un marco que garantice la autonomía plena de los campus como claustros académicos. Esta es la principal preocupación de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR) y la Federación de Estudiantes del Perú (FEP), a quienes incluso se ha tildado de opositores a la modificación.
Sin embargo, esta autonomía no puede ser el pretexto para que un grupo de mezquinos encubran el favoritismo, la incapacidad y la mediocridad, que terminan por envilecer a la institución y que se constituyen en cofradías de turno, las cuales recurren a la provocación o venganza contra sus detractores. Según la ley vigente, la autonomía es inherente a las universidades y su violación amerita sanción.
Esta nueva norma debe ser promotora, mas también fiscalizadora (no intervencionista), y creadora de mecanismos que evalúen progresivamente los beneficios y logros de su implementación, enfrentando y resolviendo problemas “domésticos” respecto a catedráticos y alumnos:
¿Qué calidad se espera con profesores que dictan cátedras ajenas a su especialidad, que no cumplen el horario establecido y que se mofan del “tiempo completo y la dedicación exclusiva?. Docentes que consideran como nota parcial el decorar un nacimiento o participar de un desfile, que se duermen en las evaluaciones o auspician viajes de investigación que, a la larga, terminan siendo excursiones recreativas —que en sí no son negativas por la unidad estudiantil, sin embargo, no ameritan programación silábica ni calificación alguna—.
¿Qué calidad se espera con alumnos evaluados en procesos de admisión ajenos a los perfiles profesionales? Estudiantes confundidos vocacionalmente e inmaduros emocionalmente, irrespetuosos, irresponsables e indignados con el sistema, con su universidad y su vida, que lo único que les interesa es «terminar la U». Temerosos de exponer ideas por las “notas” y disconformes con la falta de equipos, medios y materiales, que se disculpa siempre responsabilizando a la falta de presupuesto.
Nada de esto es nuevo, lo hemos vivido de alguna manera. ¿Una Nueva Ley Universitaria solucionará el problema?, pues estoy convencido que si no genera soluciones, seguirá siendo más de lo mismo, pues el dilema es estructural, no sólo normativo.
Hay diversas propuestas que Daniel Mora, Presidente de la Comisión de Educación, tiene que sistematizar, pero las que me parecen ineludibles son: 1) se debe propiciar el pago de impuestos “especiales” a las universidades privadas para invertir en investigación, pues hoy éstas son consideradas personas jurídicas “sin fines de lucro”; 2) los nombramientos del personal docente deben estar sujetos a una evaluación que los ratifique, promueva o destituya cada cierto tiempo; 3) todo ascenso debe ser por concurso de méritos y no por tiempo de servicios; 4) las universidades deben tener unidades productivas que les permitan fortalecer la práctica; y, por último, los representantes estudiantiles deben ser estudiantes del tercio superior, y no sindicalistas conflictivos en etapa germinal.
Vamos a dar nuestras sugerencias a esta ley que el Congreso propondrá y debatirá en breve. Aceptemos el reto de contribuir a una norma en verdad eficiente para los 782970 estudiantes de pregrado, 59085 catedráticos, los más de 500 mil postulantes y todos los que queremos una verdadera educación de calidad.

Los 50 de Páez


Roberto Loayza Cárdenas


Nació en el 63, con Kennedy a la cabeza, una melodía en la nariz, el aire estaba raro y mediaba marzo, 13 para ser más exacto. Mamá Margarita era una habilidosa concertista de piano y papá Rodolfo un empleado público.
Debo admitir que contar lo que este hombre significó en mi llegada a la “adultez”, entre 300 y 400 palabras, resultaría imposible, pero puedo reseñarlo. Lo conocí tardíamente, recién cuando su “Mariposa technicolor” inundaba las radios limeñas en el ya lejano 1995. De inmediato, y en Polvos Azules, encontré ese cofre de tesoros que era “Circo Beat”, el “Sgt. Pepper’s” del rock latino que con su “Normal 1” es el homenaje perfecto a “Penny Lane”.
Luego y caminando un poco más, me encontré con el genial hueco de hippies y poetas que era, por ese entonces, el Jirón Quilcas, tan venido a menos hoy. En plena calle, estos personajes alucinantes vendían libros raros de Herman Hesse y Rimbaud, bichos disecados y cassettes de lo mejor del rock argentino.
Habrá sido que ya era fan a ultranza de Spinetta o de “bigotes” García y sus grupos, pero la obra de este flacucho de pelo largo resonó con una fuerza insospechada de álbumes tan llenos de luz como el iniciático “Del 63”, “Giros” o su trabajo en conjunto con el “flaco”: “La, La, La”; así como las sombrías y desesperadas “Ciudad de pobres corazones” y “Ey”, o las magníficas y definitivas “Tercer mundo” y “El amor después del amor”, además de todas las que salieron después de “Circo Beat”.
Cuentan que en los 80 se presentó en un festival de Ancón, precediendo a los queridos Shapis, y fue recibido con tomates y lechugas por los seguidores de “Chapulín, el dulce” y compañía, pero luego de eso todo fue cariño y colaboración entre Perú y el rosarino, hasta tiene dos temas “criollos”: “Detrás del muro de los lamentos” y “Tu sonrisa inolvidable”, en colaboración con el genial guitarrista peruano Lucho González, e incluso, llevado por su hiperactividad, toca un impresentable tema con Wendy Sullca.
Aunque algo problemático, regular cineasta y bocafloja, Fito es Fito y este Huancaíno nacido el 81 con Reagan a la cabeza, ni una melodía en la nariz, mas sí con un aire raro de fines de junio, le debe mucho. Gracias y feliz cumple.

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE


Prialé y la ley de la ubicuidad

Sandro Bossio Suárez

Varias veces vi a Ramiro Prialé Prialé. La primera vez lo encontré en la sala de la hermosa mansión de mis primos, en Chaclacayo, donde el respetado político iba a saludar a sus entrañables amigos, sobre todo de mi tía Julia Palomino Díaz. Yo era muy pequeño, pero guardo en mi memoria su figura acendrada, sus modos corteses, la manera en que saludaba quitándose el sombrero. Era un hombre cariñoso, próvido, con una cabellera negra de olitas encrespadas, lleno de humor y vitalidad.
De esa época guardo algunas de sus anécdotas que escuché detrás de las cortinas. Solía regodearse en su carcelería, en sus muchos destierros, y alguna vez, incluso, lo escuché cantar. Por mi abuela me enteré que había nacido en la Calle Real, donde también nosotros vivíamos, y que había frecuentado la casa de otra pariente cercana: doña Eusebia Cotera, de quien —se decía en susurros— había estado profundamente enamorado.
En mi adolescencia fui a parar a un hospital de cancerosos y una noche, buscando camino en esa oscura mansión de desahuciados, llegué a una habitación privilegiada, a donde pude ingresar en un descuido del policía que siempre dormitaba en la puerta. Era la habitación terminal del viejo Ramiro Prialé. Estrechamos la amistad. Le conté que quería ser escritor y él me confesó algo que pocos saben: había escrito algunos cuentos. Me regaló un libro de su autoría, publicado dos años antes (1986), titulado “Conversar no es pactar”, y me contó que en su juventud había hecho teatro.
En esas circunstancias conocí de cerca la doble papada de Alan García, quien una tarde entró con su edecán para saludar al anciano, y se reverenció ante él como un nieto travieso que busca redención (y vaya cuánta redención necesitaba entonces, el morrocotudo presidente).
Después me enteré que don Ramiro Prialé tenía un abultado legajo de obras beneficiosas: la construcción de la Central Hidroeléctrica del Mantaro; la formación de la Universidad Comunal del Centro; el incremento del presupuesto para la Defensa Nacional; la autonomía de la Escuela de Bellas Artes; la construcción del Estadio de Huancayo (vaya ilusión), la restauración del Convento de Ocopa; y, sobre todo, la Ley 14700, destinada a programas de desarrollo en Huancayo.
Posiblemente su vida sea un caso excepcional de honradez, pues contaban que había pagado su única casa con un préstamo a treinta años, y será por eso que el Congreso de la República tiene un busto que lo representa en la sala de los Pasos Perdidos. También hay una gran autopista en Lima con su nombre y otra en Huancayo; igual calles, plazas, cooperativas, mercados, escuelas, institutos.
La Ley 24980 denominó “Ramiro Prialé Prialé” al Sistema Eléctrico del Mantaro, y ordenó construir una plaza con el nombre de La Concordia y erigir un busto en honor al patriarca.
Don Ramiro Prialé fue grande, no lo dudo, pero no lo fue todo. Me conmueve la poca inventiva (y en todo caso los pocos líderes) del Partido Aprista Peruano. Por ello recicla y sobreutiliza el nombre de don Ramiro. Imagino que esa es la razón por la cual el Hospital Nacional de Huancayo (el de Essalud) también se apellida Prialé Prialé. Y es que los apristas poco saben del gran médico huancaíno Emilio Bravo Delgado, quien detuvo una espantosa peste bubónica en los años veinte, y debía haber sido homenajeado con un hospital que lleve su nombre.
En fin, no se puede pedir peras al olmo: los apristas no conocen bien a don Ramiro, no han leído sus libros, puesto que, de lo contrario (y para no repetirse), habrían bautizado por lo menos una plaza con el nombre de Alfredo Ganoza, seudónimo que usaba Prialé cuando entraba clandestinamente al territorio, ilusorio.

BREVIARIO: “Jesucristo Superestrella” en las tablas


EMA Brothers Asociación Cultural, gracias al apoyo de la Municipalidad Provincial de Huancayo y del Instituto de la Juventud y la Cultura, presentará la ópera-rock "Jesucristo Superestrella". La cita es este lunes, 25 de marzo, a las 8 pm, en el Auditorio Nuestra Señora del Valle.
La obra llega con un nuevo enfoque, totalmente moderno y matizado con efectos multimedia, luces, y un sonido de primera. Para mayores informes y/o avances en: www.emabrothers.com, ó a través de Facebook.
No deje de apoyar estas iniciativas que promueven el teatro hecho por jóvenes de nuestra región.

COLUMNA: DESDE EL ATELIER


La pintura gótica de El Bosco

Josué Sánchez Cerrón

Jardín de las delicias (parte central) – El Bosco.
El Gótico describe el estilo arquitectónico que se practicó en el norte de Europa desde el s. XII hasta el s. XVI, y que sirvió para definir el llamado arte Gótico. A diferencia de sus precedentes románicos, esta arquitectura permitió la invasión de ventanas y vidrieras en las paredes de los edificios y templos en su búsqueda de elevación espiritual. Debido a ello, el interés de los artistas de esos siglos se desplazó de la pintura mural, anteriormente predominante, a los vitrales y a la creación de retablos con esculturas y pinturas en miniatura sobre tablas, que podían adecuarse a los nuevos muros poco espaciosos de las construcciones góticas.
La temática de la pintura gótica fue preferentemente religiosa, creando espacios simbólicos de comunicación entre la realidad natural y el mundo sobrenatural. Uno de los mayores representantes del arte Gótico, en su expresión sacralizada y simbólica, fue el pintor holandés del s. XV, Jheronymus Bosh, a quien, en España, se le denominó y conoció como El Bosco, nombre que ha quedado para la posterioridad.
El Bosco fue uno de los más extraordinarios pintores de todos los tiempos. Su manejo técnico fue único y sumamente depurado: realizó suaves empastes al óleo en combinaciones cromáticas fluidas, claras y brillantes, muy atrevidas, que dan  una inusitada expresividad a sus figuras.
Pero lo que verdaderamente distinguió a El Bosco fue su temática, centrada en una clara preocupación por el pecado, concebido como la gran locura humana que arrastra al hombre al Infierno. Compleja y fantástica, de una riquísima iconografía, su pintura tiene elementos oníricos que le confieren un halo demoníaco muy medioeval, nutrido de miedos, magia y de un singular bestiario de las más increíbles criaturas surgidas de imaginación alguna.
En el “Jardín de las delicias”, su más célebre pintura, un tríptico que abierto mide apenas 2.20 x 3.89 m, cientos de figuras muestran a una humanidad desnuda que se abandona a los placeres carnales,  rodeada de plantas y animales que se engullen entre sí. Es un cuadro de una fantasía desbordante, casi indescriptible, donde la lujuria supone el abandono de la gracia, el tránsito del Paraíso al Infierno.
El Museo del Prado alberga hoy buena parte de las pinturas de Bosch. Además del “Jardín de las delicias”, ahí puede verse, también, el famoso “Tríptico del heno”, un cuadro que representa a frailes y monjas participando de un aquelarre, una dura crítica al clero de la época y a la condición humana. En 2016, se conmemorará 500 años de la muerte de El Bosco; su obra, fascinante y crítica, merece ser conocida.

PERFUME DE MUJER:


Historia de O

Pauline Réage


Rolliza y dulce, Natalie era sin embargo grácil y más pequeña que O. Sir Stephen parecía al menos dos veces más grande que ella. Sin un solo movimiento, se dejó desnudar por O, y extender sobre el lecho, del que O había quitado la colcha. Sin un solo movimiento se dejó acariciar, gimiendo cuando O la desfloraba, apretando los dientes cuando la mano intrusa la hería. Pronto la mano de O se cubrió de sangre. Pero Natalie no empezó a gritar hasta sentir en ella el peso de Sir Stephen. Era la primera vez que O veía a Sir Stephen gozando a alguien que no fuera ella, y la primera además que veía su rostro en el momento del placer.

MICROCUENTO:


Guerra interna

Ángel José Málaga


El día de hoy, aproximadamente, a las diez de la mañana, en las inmediaciones de la pampa de la Quinua en Ayacucho, un soldado del Ejército del Perú abatió a un terrorista. Sin embargo, el sonido del disparo mortal no quedó allí, siguió retumbando por toda la llanura, trepó los cerros, cruzó el río, sobrepasó la laguna, hizo eco en las quebradas, hasta que, ya exhausto, como pájaro herido, fue a dar al patio del colegio secundario “Andrés Avelino Cáceres” donde, hace exactamente dos años, ambos, soldado y terrorista, jugaron juntos en el recreo.

El imperio de Oshima


Joe Delgado Rodríguez


Nagisa Oshima es uno de los más notables directores japoneses de la llamada “Nueva Ola Japonesa” de los años 60, junto a Shoei Imamura y Masahiro Shinoda. Lamentablemente, el pasado 15 de enero, falleció víctima de una neumonía en Tokio, a la edad de 80 años.
Nacido en Kioto, se graduó de la carrera de Derecho en la universidad local, pero su afición por la escritura y las artes escénicas le arrastrarían por el camino artístico hasta el cine.
Posteriormente, fue contratado por el estudio Shochiku donde comenzó a dirigir sus propias películas. Su actitud radical le sirvió para revolucionar el séptimo arte en Japón, rechazando el estilo humanista que proponían Akira Kurosawa, Kenji Mizoguchi y Yasujiro Ozu.
En una entrevista afirmó su odio hacia el cine de su país, que incluía absolutamente todo, refiriéndose a todas las cintas de los tres directores mencionados. Oshima alcanzó la cima como director con su polémico “El imperio de los sentidos”, cuyo título original es “Ai no Korida” (Corrida de amor, 1976). Este filme está basado en una historia real sobre un caso de obsesión sexual en el Japón de los años 30. Por su alto contenido erótico y escenas explícitas tuvo que ser terminado en Francia, para así crear una versión sin censura.
Su difusión generó gran controversia, hasta el punto que, actualmente, en Japón se sigue exhibiendo con escenas recortadas por las estrictas leyes de contenidos.
“El imperio de los sentidos” trata sobre las intensas relaciones de una pareja de amantes —Sada Abe y Kichizo Ishida—, que viven una desenfrenada pasión que desembocará en la asfixia erótica consentida por Kichi, y sus genitales cercenados en el bolso de su ninfómana, desequilibrada e hipersensible amante.
A Oshima se le recordará por ser un provocador hastiado del cine convencional, y por haber escandalizado al mundo con esta producción, en especial al conservador Japón, que fue prohibida en infinidad de países durante su estreno. La exacerbación de la libido, la enfermiza veneración fálica, el impulso destructivo o tánatos y el dolor como fuente de placer, son temas bien manejados por el realizador, que no cae en la exageración.
Otro título que causó expectativas en su estreno, por ser igual de intenso y precioso —con el cual ganó el galardón a Mejor Director en Cannes—, es “El imperio de la pasión” (Ai no Borei, 1978), donde realiza un acercamiento más moderado al representar el frenesí de dos amantes, el cual los conduce al asesinato del marido y provocar las sospechas de los vecinos ante su desaparición.
Excelente filme por la calidad fotográfica y el uso potente del blanco y negro. También debemos destacar “Feliz Navidad, Mr. Lawrence” (“Senjo no Merry Christmas, 1983), cuyo escenario es un campamento de prisioneros japoneses en Java, durante la II Guerra Mundial, donde son tratados el honor, la disciplina, la gloria y la homosexualidad, con las destacadas actuaciones de Ryuichi Sakamoto —reconocido compositor, ganador del Oscar en 1987 por la banda sonora de “El último emperador” de Bernardo Bertolucci— y David Bowie —músico y compositor de rock británico.
En 1999, filma “Taboo” (Gohatto) con Takeshi Kitano, otro gran actor y director japonés. Esta cinta histórica trata sobre la homosexualidad en el mundo de los samuráis, regido por estrictos códigos de conducta y moral. Oshima crea un ambiente cargado de imágenes tan preciosas como poéticas —otra vez se puede escuchar la excelente música de Sakamoto.
Siempre recordaremos a Oshima por ser polémico, atrevido y provocador, rompiendo los cánones tradicionales del cine de su país. Sexo, violencia y política son temas que ha sabido trasladar a la pantalla grande, con imágenes potentes y explícitas. Será recordado por ser la antítesis artística del maestro Kurosawa, su enemigo personal. Ahora solo nos queda decir: Feliz viaje, Mr. Oshima.