lunes, 21 de octubre de 2013

Solo 4. Edición 492, del 19 de OCTUBREde 2013. Año IX

LA CITA:

«Pero de este guía incomparable que me dejó en la puerta de Huaraz, rehusando todo salario, después de haberme besado las manos, aprendí que es imprudente algunas veces afrentar con un lindo látigo la resignación de los vencidos.»


Ventura García Calderón, La venganza del condor

LO ÚLTIMO: “Premio Solo 4”, todo un éxito

La convocatoria para el II Concurso Nacional de Cuento “Premio Solo 4” se cerró con sumo éxito ayer, viernes 18 de octubre. Hasta la hora límite, decenas de trabajos llegaban a las instalaciones del diario Correo para participar en esta contienda literaria, en la cual, al momento, se tienen más de trescientos participantes de distintas partes del país. Sin embargo, el conteo no se ha cerrado, pues aun llegan sobres de otras regiones y del extranjero (con las especificaciones indicadas en las bases: matasellos con la hora y fecha limites).
El 2012 se supero por mucho las expectativas de difusión y convocatoria, y causó gran sorpresa cuando se supo que los grandes escritores Eduardo González Viana, Fernando Iwasaki e Isaac Goldenberg habían sido los jurados, dotando de mayor prestigio y garantía a este certamen.

Este año, además de los premios de S/. 1000.00 para el primer lugar, S/. 700.00 para el segundo y S/. 300.00 para el tercero, también tendremos sorpresas que serán reveladas junto a los nombres de los ganadores.

Hasta siempre, maestro Abel Beriche

Pedro González Paucar

Abel Beriche. Foto: Pedro González.
'Así es la vida', pero me resisto a creer. El maestro Abel Beriche, el miteño que amaba, sufría y apostaba todo por la Huaconada, partió a la inmortalidad. Tenía una forma especial de vivir, a veces alejado de su familia, ermitaño en su taller, pero que resplandecía en las fiestas cuando de danzar se trataba.
No era un simple tallador de máscaras de huacones, sino un creador, un innovador y, primordialmente, un danzarín; así, en ese contexto se le debe recordar. Desde los siete años comenzó a bailar la Huaconada en la plaza de Mito, su tierra natal, todos los años sin falta, hasta hoy. Su convicción era única, alguna vez en su taller, durante una conversa y compartiendo un vaso de chicha de jora que preparaba esporádicamente, me aseveró que seguiría y que se moriría danzando como 'huacón antiguo'.
Cualquier tronco, ya sea de quinual, aliso o molle, servía para su arte: con una azuela iniciaba dando la primera forma, por un lado ahuecaba y por el otro le daba forma al rostro. Después, con la ayuda de un martillo, un pequeño cincel y dos punzones, le facilitaba el toque requerido: frente pequeña, ojos oblicuos, a veces podían ser ‘de tuku’ (búho), la nariz enorme, encorvada y ganchuda (como de cóndor), el rostro lleno de arrugas, la boca con una mueca mostrando los dientes. Culminado el tallado, pasaba lija para darle un acabado fino, enseguida pintaba los ojos, las cejas y la boca. Finalizaba cubriendo con aceite, linaza o barniz, y frotando hasta lograr el brillo. Con cada máscara terminada se llenaba el pecho de alegría y orgullo. Sus manos dotadas para el arte lograban expresiones a veces de “serenidad”, de “burla” o de “ira” y otras también de “dolor”. «Este arte —me dijo— me viene por parte de mi bisabuelo materno, Ponciano Macha, y de mi abuelo, Julián Macha, ambos danzantes y excelentes mascareros».
Abel Beriche era un constante innovador, pese a que la máscara del huacón tiene rasgos con patrones rígidos, pero se daba maña para recrearla dentro de lo permitido. El año pasado le mostré una que el mismo elaboró, hace 25 años, para mí y se quedó sorprendido, casi no podía reconocer su obra, después, no quería despegarse de ella. Su tallado era orientado por una búsqueda, tal vez debido a que el profesor Simeón Orellana logró sembrar en él la ilusión de «tallar algún día» esa máscara de los huacones de «expresión a puro demonio», que vio Cobo e impresionó al historiador Acosta, al relatarle los documentos dejados por los cronistas. Sin duda, la máscara era su vida, su pasión, a tal punto que  pidió a sus hijos que «cuando se muera, le entierren con una máscara de huacón». Es su palabra. 
Abel Beriche junto a su hijo José Carlos, heredero de su arte. Foto: Pedro González.
Para sobrevivir, supo combinar su arte con otras actividades: sembrar parcelas, hacer pequeños negocios de compra y venta de eucaliptus, trenzar cueros para hacer ‘tronadores’ (látigos para la danza), elaborar bolas de pelotaris a base de ligas de jebe forrado con estambres y cuero fino. En la cocina era un experto para grandes ocasiones, preparando Carnero al palo o Pachamanca, en la música, dominaba la quena, en fin, era un total “curioso” como suelen llamar en el pueblo.
Me contó alguna vez, antes de la década del 80, que cada uno hacía sus propias máscaras para danzar, raras vez se hacía por encargo o pedido de un paisano. Fue a partir de 1990 que la demanda de máscaras crece a solicitud de los visitantes, coleccionistas y admiradores. Seguramente, gracias al prestigio de la propia danza (reconocida como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2010 por la UNESCO) y a los méritos de Abel: en 1990, obtiene un premio en el concurso organizado por la Revista Caretas; en 1992, se presenta en Lima para mostrar su arte del tallado al lado de los mascareros: Santiago Rojas (Cusco) y Edwin Loza (Puno) en “Detrás de la máscara”, convocado por el Grupo de Teatro Yuyachkani. Y este año, en marzo, como corolario a su trabajo, le llega la máxima distinción con el reconocimiento en vida: Personalidad Meritoria de la Cultura.

Hace dos meses, visité su taller de la Huaycha (Mito) y conversamos de todo. Recuerdo que me dijo a manera de encargo: «Tengo mucha demanda, ya no me doy abasto, ayúdame a promover los talleres de dos jóvenes maestros que son toda una promesa, uno es de José Carlos (su hijo) en el barrio de Junín, y el otro, cerca de la plaza de Mito, de Julio Landeo». Así será maestro.

COLUMNA: AVISO PARA NAVEGANTES

La bellísima Anayanzi

Carlos Villanes Cairo

Los cronistas dicen que Anayanzi era linda. Tenía 15 años y parecía una flor exótica, alta y garbosa, de afinada silueta por la natación y los vapores salinos, entre las playas doradas y las aguas turquesas, en el transparente y siempre tibio mar del Caribe. Hija primogénita del poderoso cacique Huicom, vivía cerca de La Española, en la capital del viejo Santo Domingo.
Cuando Balboa la conoció, el español ya no era guerrero sino un simple agricultor, desengañado porque las promesas de coger oro con las manos se habían evaporado y muchos de los que persistían morían en los manglares devorados por fiebres, caimanes, colosales serpientes, los casi invisibles mosquitos o en las ollas comunes de los caníbales, que sí los hubo.
Vasco Núñez de Balboa, al que en Panamá llamaban, simplemente, Balboa, se enamoró perdidamente de Anayanzi, y descubrió que a la bella no se la podía conquistar a lo bestia, como lo hacían sus compañeros de aventuras. Peor con la violencia incriminatoria, la machada salvaje de la violación, o con el auxilio de “los perros de la conquista” —mastines enloquecidos con las fauces babeantes, que devoraron a muchos caribeños—.
Era casi una princesa y había que cortejarla. Balboa la estuvo rondando hasta que decidió pedir su mano a Huicom. El cacique dijo que Anayanzi era muy joven y, si ella quería, podían ser amigos.
Balboa venía de una familia encumbrada, era alto en comparación a los demás y dicen que de ojos claros y barba y cabellos ambarinos. Se enamoraron y él prosperó en la siembra de sus tierras, se prestó mucho dinero para invertirlo y cuando se acercaba la gran cosecha, un huracán, los dejó con una mano delante y la otra detrás. Endeudado, huyó a Tierra Firme (Panamá), y no tuvo alternativa: volver a su carrera de soldado. Ganó batallas. Fundó Santa María la Antigua del Darien, primera ciudad en el Continente.
 En Santo Domingo, Huicom se levantó por los abusos y fue asesinado. Anayanzi fugó a Santa María y encontró a Balboa proclamado gobernador. Él la tomó por esposa con el rito indígena, y después de muchas penurias, el 23 de septiembre de hace 500 años, fue el primer español en ver el Mar del Sur, por eso le llaman el “descubridor del Océano Pacífico”.
Apareció el sanguinario Pedrarias, autorizando a Balboa seguir con sus conquistas hacia el sur. Pero detrás estaba un intrigante, Francisco Pizarro, y enlodando a Balboa prometió capturarlo, achacándole traición a la corona en favor propio y de vivir amancebado con una india.
Sin mucho protocolo, Pizarro, un capitanejo bastardo, analfabeto y exporquerizo, ordenó que se le decapitara en Acla y la cabeza fuera expuesta. No se le consideró el rango de Adelantado de los Mares del Sur.

Anayazi, auxiliada por viejos servidores de su padre, raptó el cuerpo de Balboa y lo enterró. También quitó su cabeza de la pica, la hizo hundir en el Océano Pacífico y se internó en el monte. En premio de su traición, autorizaron a Pizarro marchar hacia Perú.

Los Nobel: reconocimiento y mérito

Jhony Carhuallanqui

Premio Nobel de la Paz 2013: Organización para la Prohibición de las Armas Químicas.
El premio Nobel de la Paz 2013 ha sido conferido a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), como reconocimiento a «sus amplios esfuerzos para eliminar estos arsenales» y que constituye un mérito oportuno al ambiente tenso que vivimos por las amenazas de invasión —patrocinado por EE.UU.— contra Siria, a raíz de una acusación por el uso de armas químicas del gobierno contra civiles opositores, lo cual constituye una amenaza mundial. Lo paradójico, es que estas amenazas provengan de Barack Obama, que fuera también condecorado en 2009 con el mismo Nobel y que en su discurso protocolar sustentó la tesis de la “guerra justa”.
La favorita para este premio —o al menos así parecía— era la joven activista pakistaní Malala Yousufzai quien, recientemente, había sido condecorada con el “Premio Sajarov a la Libertad de Conciencia”; sin embargo, la academia argumentó que la principal causa para declinar no fue su corta edad (16 años), sino sus «escasos logros y la posibilidad de que el premio la convierta en un objetivo terrorista deseado», pues hay que reconocer que muchos radicales la acusan de ser «agente de la CIA».
Este galardón le fue concedido a personajes ilustres defensores de la paz, justicia y equidad como Martin Luther King, María Teresa de Calcuta, Nelson Mandela, Tenzin Gyatzo (Dalai Lama), por mencionar solo algunos y, lamentablemente, fue negado a otros como Gandhi o Juan Pablo II. Pero también hubieron otros que, venturosamente, no pasaron de la “simple” nominación (cuestionada hasta hoy): Hitler, Stalin y Mussolini.
El Nobel de Literatura fue otorgado a la canadiense Alice Munro por «su condición de maestra del relato corto contemporáneo», haciendo de las situaciones cotidianas, con personajes comunes, un argumento de vida. Mario Vargas Llosa es el único peruano en haberlo obtenido en 2010, compartiendo mérito con otros latinoamericanos como Gabriel García Márquez, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Octavio Paz. Claro, la omisión de célebres escritores mundiales como Joyce, Borges, Cortázar o Kafka será cuestionada por siempre. 
Premio Nobel de Física 2013: Francois Englert y Peter Higgs.
El ingeniero sueco Alfred Bernhard Nobel, “Padre de la dinamita”, institucionalizó estos premios (el de economía se incorporó después) para reconocer el trabajo significativo en pro del desarrollo de la humanidad, convirtiéndose en el galardón más importante del mundo. Sin embargo, algunos lo rechazaron como Jean Paul Sartre que, por voluntad propia, abdicó por «motivos personales» en 1964.
«Por los análisis empíricos sobre los precios de activos, tales como: acciones, bonos soberanos y bienes inmobiliarios», el Nobel de Economía se otorgó a los estadounidenses Eugene Fama, Lars Peter Hansen y Robert Schiller. Otros insignes personajes recibieron este galardón como John Nash (Teoría de los juegos no cooperativos), Joseph Stiglitz (Mercados con información asimétrica), Amartya Sen (Economía del bienestar), Douglas North (cambio económico e institucional), Milton Friedman (análisis del consumo), entre otros.
El Instituto Karolinska concede el Nobel de Fisiología o Medicina, que esta vez fue otorgado a los estadunidenses James Rothman y Randy Schekman, además del alemán Thomas Südhof, «por descubrir un proceso fundamental en la fisiología celular, la regulación del tráfico vesicular».
Así mismo, la Real Academia Sueca de Ciencias ha concedido el Nobel de Física al británico Peter Higgs y al belga Francois Englert, «por haber postulado la existencia de la partícula subatómica conocida como bosón de Higgs», que según los entendidos, explica el origen de la masa de las partículas elementales, llamado también por eso “La partícula de Dios”.

Finalmente, el Nobel de Química les corresponde al austríaco Martin Karplus, al sudafricano Michael Levitt y al israelí Arieh Warshel, «por sus estudios pioneros en el desarrollo de la química computacional».

DESLECTURAS (CLÁSICAS): ‘El corazón de las tinieblas’, de Joseph Conrad (1899) Parte 2

Kurtz y Marlowe: peregrinos de las tinieblas

Juan Carlos Suárez Revollar


El personaje más importante de El corazón de las tinieblas (1899) —la genial novela de Joseph Conrad (Polonia, 1857-Inglaterra, 1924)— es Kurtz, un europeo que ha hecho su propio reino en una estación de la colonia belga que era el Congo, en el África Central, donde una hueste de rufianes empleados por la «Compañía» venía saqueando el territorio y esclavizando a los nativos. Lo conocemos a través de Charlie Marlowe, un personaje con tanta afinidad con Conrad, que este no dudó en aceptar que se trataba de su alter ego (además aparece en Juventud, Azar y Lord Jim, otras historias del autor).
Debe destacarse que Marlowe no es el verdadero narrador de la novela, pues ese rol recae en un anónimo personaje que, en tanto lo describe junto a sus compañeros de cubierta en el ‘Nellie’ —mientras surcan el río Támesis en Londres, tan afín en la novela al río Congo—, reproduce lo que ha empezado a contar de su breve experiencia como «marinero de agua dulce», cuando tuvo que internarse en las tinieblas.
Por su compleja estructura, Kurtz aparece como una figura de tercera mano: si bien Marlowe es el testigo que lo ha conocido e interactuado con él, la mayor parte de lo que sabe de Kurtz proviene del testimonio de terceros. Sumado a ello, ese retrato suyo llega filtrado por el narrador anónimo, llegando así al tope de la subjetividad.
Aunque Marlowe ya había leído el brillante informe escrito por Kurtz para que sirviera como guía a la organización fachada de supresión de costumbres salvajes (es anulado por su propio autor con una sola frase, agregada cuando ya perdía la razón: «Exterminad a todas estas bestias»), lo impresiona recién oírlo. La única forma —para él— de reconocer la grandeza de otro hombre era escuchándolo. Por eso la verdadera conexión entre ambos llega a través del caótico y sucinto diálogo que sostienen. Marlowe se ve obligado, entonces, a mirar a través de la esencia de su ser, y halla en Kurtz «el inconcebible misterio de un alma que no había conocido frenos, ni fe, ni miedo, y que había luchado, sin embargo, ciegamente consigo misma».
En efecto, la lucha interior de Kurtz se debate entre el llamado de lo salvaje (con el que se integra tan bien, al extremo de convertirse en una suerte de deidad para los nativos e incluso para los blancos) y la posibilidad de retorno al mundo de los hombres «civilizados» (así, entre comillas). Es difícil adivinar cuál de las tendencias iba a triunfar en él. Kurtz se ha vuelto salvaje, diríase loco: ejecuta a sus súbditos (los que osaron revelarse o, acaso, a los que se le antojó matar) y convierte sus cabezas cortadas en motivos ornamentales a la puerta de su palacio. Ese frenesí llega por su debilidad hacia el marfil, ante el cual es incapaz de atender razones. Pero el último lote que ha guardado para sí —y que acopió «tras riesgos personales absurdos»—, nos remite por su fin utilitario a un posible retorno a Europa, donde lo espera su prometida.
Hay personajes en la literatura a quienes se recuerda con la afabilidad de aquellas amistades gratas y entrañables. Eso son Marlowe y Kurtz, dos viejos amigos nuestros que peregrinan en las tinieblas de la humanidad.

MÁS DATOS: La «Compañía» en el Congo

 El Congo era una colonia controlada por el rey belga Leopold II, donde puso en marcha una Compañía dedicada a la extracción de marfil, caucho y copal. Aunque empresarialmente era tan ineficiente como se pueda concebir, sus gigantescas ganancias solo son justificables por la mano de obra esclavizada a través de la tortura y el asesinato por los rufianes a los que tenía por empleados, cosa que también refleja Conrad en El corazón de las tinieblas. En la novela, además, define la intención moral de los europeos que tratan de arrancar riquezas a esta tierra y la compara con la de unos bandidos que violentan una caja fuerte.

PERFUME DE MUJER:

Incredulidad

Jorge Riechmann



No eres
posible,
no es posible
que todo el calor del mundo
haya cobrado la forma de tu cuerpo
tendido e irradiante junto al mío,
no es posible tu cuello
girando sobre la almohada lentamente
como fanal de dicha,
tanta fructificación no es
posible, tan alta primavera
desbordando tus pechos y tus manos
hasta inundar todas las alcobas de mi vida,
no es posible el latido de tu sueño
cuando convoca
paisajes como caricias, dédalos susurrados
de fraternidad y auxilio y maravilla,
no es posible la paz de tu vientre rubio
si te busco debajo de las sábanas.
Desnuda no eres posible. Junto a mí, no es posible.

Eres lo más real y no es posible.

POESÍA: Distancia

Jorge Orihuela

Considerablemente
al margen
del mar azul
y del salvaje paralelismo
que baja entre tus piernas

Independientemente
de la verde luminosidad
que me azota
con su aroma a húmeda entraña
de troncos

Tu mejilla está lejos

Y desde aquí
yo
no
la

beso.

¿Valores ausentes?

Miguel Ángel Villalobos Caballero

Es conocido cómo en determinado tipo de sociedades existen muchos hogares sin padres o con la ausencia de uno de ellos, ya sea por el abandono, el divorcio, la muerte, las guerras, el terrorismo u otras razones. De esta manera, queda débil el hogar, a pesar de que siempre se necesita un o una guía, un líder o una lideresa para llevar adelante a la familia.
Por otro lado, también resulta desconcertante el desgobierno que se da en muchos lugares del mundo, debido a los alborotos u conflictos sociales que allí ocurren (disturbios, sediciones). La causa podría estar en la falta de ejercicio del principio de autoridad de manera exitosa por parte del Estado, situación peligrosa que si persiste, podría desembocar en eventos mucho más graves.
Estos dos escenarios nos llevaron a la siguiente reflexión, no para decir que lo uno es mejor o peor que lo otro, sino para que ambas sean corregidas de manera democrática —solo la democracia soluciona la democracia—.
 Se suele decir casi irreflexivamente que un hogar sin padres forma personas y grupos humanos sin afecto y con cierta predisposición hacia lo violento, inmoral o insociable, personas crueles y problemáticas que afectarían gravemente las bases de la sociedad; sin embargo, planteo esta interrogante: ¿qué tan cierto es que esta deficiencia, como es la ausencia familiar, permite que los niños o adolescentes sin padres crezcan con resentimientos o indiferencias hacia el mundo que los rodea?
El que les escribe, particularmente, no cree que una mala infancia o una deficiente adolescencia permita formar malos ciudadanos por más que lo digan los especialistas del tema, como son los psicólogos o los sociólogos. Creemos que la violencia o inmoralidad de las personas no se genera necesariamente por devenir de un hogar sin padres, eso, en realidad, es un pretexto o prejuicio social creado “para culpar de algo” a los menos favorecidos, con una realidad social (el desajuste emocional) que la misma humanidad no puede prevenir, ni curar.
Así  se sabe que muchos hijos de “padres bien” o de, al menos, aquellos que cuidan adecuadamente a sus hijos, no están exentos de tener problemas de toda índole con los suyos, por cuanto la formación de una persona no solo depende de lo que pasa dentro de un hogar, sino también de lo que ocurre en la sociedad; no olvidemos la interconvivencia diaria que tienen sus miembros con el mundo que está lleno de todo, como el bullying que es una nueva forma de violencia social contra sus mismos miembros (estudiantes, familiares, compañeros de trabajo) y que incluye a todos los sectores sociales en varias realidades del planeta.

  Por otro lado, es grave también que las autoridades no sepan ejercer su jerarquía con idoneidad y prudencia, lo que permite tantos males, uno de ellos la baja calidad de la institución, en comparación con otras que sí saben ejercer debidamente su autoridad moral y funcional. Así también se conoce de la existencia de ciertos “funcionarios problema” que, lamentablemente, son cargas pues aún no saben insertar en su mente la importancia de actuar con cooperación y solidaridad para el bien de la organización. Muy por el contrario, sus apetitos personales son tan mezquinos o su formación profesional tan deficiente que no permiten realizar la visión y misión que la institución tiene como paradigmas. ¿Usted qué piensa?