domingo, 12 de agosto de 2012

Solo 4, “430”, del 11 de AGOSTO de 2012, año IX


LA CITA:

Moriré un lunes, el día más aburrido, pero no quiero cruces ni llantos. Que dejen descansar a la Vargas.

Chavela Vargas

LO ÚLTIMO: Murió Chavela Vargas, “se pierde una manera de cantar llorando”


Esta semana comenzó con trágicas pérdidas para la cultura mundial y nacional. La gran cantautora azteca Chavela Vargas murió a los 93 años, el pasado 05 de agosto. Artistas como Pedro Almodóvar, Julieta Venegas, Alejandro Sanz, o Joaquín Sabina, lamentaron su desaparición a través de diversas cartas, homenajes y variadas muestras de afecto. Sabina afirmó que lloró al conocer el deceso y que con su desaparición “se pierde una manera de cantar llorando”.
Además, la arqueología e historia peruanas perdieron a uno de sus más importantes exponentes: Duccio Bonavía, quién realizó los estudios más representativos sobre Vizcatán. A continuación, en este número de “Solo 4”, conoceremos un poco más sobre estas dos personalidades, hoy inmortales.

Chavela Vargas: paloma negra de los excesos


Jorge Jaime Valdez



Chavela Vargas vivió y bebió como quiso. Murió esta semana y con ella se apagó un mito de la cultura mexicana del siglo XX. Su voz desgarrada acompañó a llorar a todos los que sufrieron por amor alguna vez, y sirvió para olvidar o curar las penas del alma. Las letras del gran José Alfredo Jiménez nunca hubieran sido las mismas si no hubieran salido de la voz gastada de una mujer que cantaba con el corazón en la garganta, y con los ojos nublados de tanto desamor.
Su vida fue una gran novela, llena de traiciones, de dolor, de carencias, de noches interminables de tequila y dudas. Nació en Costa Rica pero siempre fue mexicana, más que el tequila que bebió en cantidades oceánicas, o que los mariachis que la acompañaban cuando convertía las rancheras en verdaderos himnos de los amores contrariados.
“En el boulevar de los sueños rotos/ vive una dama de poncho rojo/ pelos de plata y carne morena/ mestiza ardiente de lengua libre/ gata valiente de piel de tigre/ como de rayo de luna llena”, así la describió el cantautor español Joaquín Sabina en una hermosa canción que le dedicó con admiración y que cantó a dúo con ella: “Noches de boda”, que registra la voz ya agrietada de la Vargas.
Otro español, Pedro Almodóvar, la admiró y la quiso con la misma intensidad, al grado que utilizó su canto para acompañar imágenes de sus películas: “Kika”, “Carne trémula” y “La flor de mi secreto”. En esta última, nunca sonó mejor “El último trago” acompañando a una mujer destruida por los males del amor; el personaje que interpretó Marisa Paredes, en la cinta, bebe un trago mientras en el televisor del bar vemos a la cantante abriendo los brazos como Cristo pero con poncho rojo y negro, como solo ella sabía hacerlo.
Volviendo al boulevar de los sueños rotos, escuchamos que “se escapó de una cárcel de amor, de un delirio de alcohol, de mil noches en vela, las amarguras no son amargas cuando las canta Chavela Vargas y las escribe un tal José Alfredo”, totalmente de acuerdo con Sabina; sin embargo, habría que decir que las amarguras no son amargas pero sí muy tristes cuando las escuchamos de la voz agrietada y sola de Chavela, tan tristes que harían llorar a un tronco.
Isabel Vargas Lizano era su nombre real y vivió 93 años. Ya en el ocaso de su vida aceptó su homosexualidad. Nunca se casó ni tuvo hijos, sufrió mucho por amor y eso se nota cuando canta. Pocas voces conmueven tanto al interpretar boleros y rancheras que lo dejan a uno con un nudo en la garganta. Fue una figura icónica de la cultura azteca, conoció y se relacionó con algunas figuras emblemáticas, como María Félix, Agustín Lara, José Alfredo Jiménez, Mario Moreno “Cantinflas”, Carlos Fuentes, Diego Rivera o Frida Khalo, con quien habría tenido un romance.
Su voz grave en un inicio fue incomprendida. Era una cantante marginal, nadie creía entonces que algún día sería querida por miles de admiradores en el mundo. Almodóvar fue quien la sacó del olvido, como lo hizo con otros intérpretes de música popular poco conocidos. Gracias a su cine escuchamos al cubano “Bola de Nieve”, a La Lupe, a Lola Beltrán o a la española de origen africano Concha Buika.
La paloma negra de los excesos no murió, estará feliz tomándose el último trago con dios o con algún demonio, y en algún lugar del alma su voz nos seguirá cantando: “Ojalá que te vaya bonito”, “Fallaste corazón” o “Vámonos”, y nosotros, desconsolados, la seguiremos queriendo y llorando por siempre.

DESLECTURAS: Marguerite Duras / El amante


La difusa línea entre el placer y la muerte

Juan Carlos Suárez Revollar



«El amante» es una de esas novelas que cuentan, de manera obsesiva, un corto periodo de la vida de su protagonista. Está construida a partir de la evocación de recuerdos fragmentados de la narradora, un personaje innominado que —el lector adivina— sería una figuración de la propia Marguerite Duras. Esas reminiscencias se superponen y convierten al tiempo en algo caótico, que salta años y décadas enteras en un mismo párrafo. Pero aquel sustrato temporal está siempre estancado en un presente difuso, marchito, que anticipa lo que vendrá: un futuro tanto más decadente. Por eso la frase «demasiado tarde» —que se repite incesantemente— es la clave de la estructura en la novela.
La historia es sencilla: una adolescente de familia francesa venida a menos —en la colonia de la Indochina de los años treinta— se hace amante de un joven chino rico. Como pequeños chispazos aparecen a lo largo de la novela trozos de esa relación, que se extenderá por un año y medio.
Desde el mismo momento en que la muchacha sube por primera vez a la limusina del desconocido chino a quien hará su amante, ella se independiza, se desliga de la familia disfuncional a la que pertenece y detesta. En esa senda, busca degradarse más, y lo hace con un amante de una raza oprimida por su raza. Pero él es un chino rico que puede permitirse gastar grandes sumas en esa gente que lo desprecia, acentuando así la humillación.
La muchacha somete al amante. No lo quiere ni le importa. Apenas lo desea y eso basta. El deseo y el placer son sus instrumentos para hacerle daño, para destruirlo. La desgracia es el símil del placer que obtiene de su amante. El placer es desgracia.
Hay una aspiración insistente de la autora por retratarse como niña-mujer, como una muchacha presurosa por emanciparse —a través de la maduración— de su horrible familia. La práctica del sexo le permite hacerse adulta y conseguir que su familia dependa de ella. Se sabe predestinada por la fatalidad. No la elude, la espera con estoicismo, con la satisfacción de saber que significará su liberación. El fracaso y la decadencia también contaminan al amante. Él también empieza a vivir de falsas esperanzas.
Marguerite Duras juega permanentemente con los contrastes y semejanzas. El parecido entre el endeble hermano menor y el amante, y la preferencia de la muchacha por ellos, es elocuente. Pero la fortaleza y carácter de esta se alinean más bien con el hermano mayor a quien odia. Hay una oposición inquebrantable entre ambos, un rencor causado por sus propias afinidades, sus propias similitudes.
El personaje más memorable de la novela no es el amante chino, ni siquiera el hermano mayor, sino la madre. Se trata de una mujer abnegada, nostálgica por un pasado opulento, que busca desesperadamente volver a ser rica. Se embarca por eso en las más desquiciadas empresas, condenada desde el principio a fracasar en todas. Ella es la artífice del desastre, de ese mal hijo mayor y de aquel hijo menor predestinado a morir aplastado «por la vida llena de vida del hermano mayor».
La imagen de Hélène Lagonelle es equivalente a la narradora y permite delinearla mejor. Inconsciente de su belleza, de su sensualidad, su cuerpo está listo para un placer que no le interesa. Solo ansía volver a ser la niña de mamá.
La muerte es una presencia inminente en toda la historia. Su función es destacar los atisbos de vida que todavía quedan entre unos personajes acabados. Concluida la lectura, solo cabe pensar que «El amante» es una breve y bellísima novela que debe contarse entre lo mejor de la obra de Marguerite Duras.

PERFUME DE MUJER:


“Era más bien un aburrimiento áspero y ágrio”

Augusto Effio Ordóñez



Todo iba viento en popa hasta que, con el objeto de obtener la última dosis de convencimiento, a Ignacio se le ocurrió fantasear con su mujer con otro hombre en la cama. Los imaginó desnudos sin el menor inconveniente, tendidos uno al lado del otro escrutándose con curiosidad. En ese preciso instante, se dio un golpe con la imagen de ese hombre haciéndole a Delia las cosas que en el pasado él le había hecho sobre su cama. Jamás su imaginación fue tan pródiga en detalles y redundancias.

IMPRESCINDIBLES / CHAVELA VARGAS:


Selección y textos: Roberto Loayza

“La luna grande”: homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca (2012)

Uno de los escritores más queridos por Chavela, por obvias razones, fue el granadino García Lorca, al que homenajeó en su última producción. 18 poemas y canciones en este disco-libro. Su inolvidable voz llena de emoción hitos poéticos como Romance de la pena negra’, ‘Yo soy la madre de doña Rosita’, ‘Casida VII, De la rosa’ o ‘Canción de jinete, 1860’, y las sazona con clásicos mexicanos como Agustín Lara, Consuelo Velásquez, y más. Mientras presentaba este disco en España, “la chamana” inicio su último viaje.



Y si quieres saber de mi pasado (2002)

Tan intensa como su voz fue su pluma, y eso se corrobora en esta autobiografía publicada hace diez años, burlándose de sí misma. En casi 300 páginas conocemos a Chavela en sus momentos de gloria, pero también descendemos a los infiernos de su alma. En este viaje vamos construyendo el mito, uno de los últimos que quedaban. Inspiradora de generaciones de artistas y parte de la época de oro de la cultura mexicana. Extraordinariamente contada, nos imaginamos a tequilazos su sarmentosa voz narrándonos sus pasiones y penas. Indeleble, hermosa, eterna.



Chavela y el cine

Su primera aparición en el cine no fue cantando sino actuando. De la mano del alemán Herzog, Chavela interpretó a una india en la regular cinta de aventuras “Grito de piedra” (1991). Almodóvar la homenajea a través de Luz Casal en “Tacones lejanos”, y Marisa Paredes hace el playback del clásico “Piensa en mí”. En la rarísima “Kika” la tonada de “Luz de luna” atraviesa ventanas y dolores. En la hermosa “La flor de mi secreto” nos encontramos con la propia Chavela en la TV, con su poncho rojo cantando “En el último trago”, vertiendo vinagre en las heridas de la pobre Leo. También suena en esa danza de pieles de “Carne trémula” con “Somos”. Aparece homenajeada en vivo y en directo en la correcta “Frida” con “La llorona”, y en uno de los pocos momentos esperanzadores de “Babel” con “Tú me acostumbraste”.


En el último trago, se fue…


Roberto Loayza



La primera y más notoria voz femenina de un género musical “destinado” a los machos, se apagó el pasado domingo.
María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lozano, simplemente Chavela, con “V” para “joder”, mexicanísima de corazón aunque costarricense de nacimiento, tuvo una vida complicada, aquejada de diversos males desde su adolescencia.
Además de tener que ocultar su homosexualidad por décadas, tuvo en su desgarradora forma de interpretar las rancheras su vía de escape, quitándole a este género los mariachis para acompañarse sólo con una guitarra, y abandonarse a su deseo escondido por las mujeres. Legendarias son sus presentaciones con pistola en funda, tequila en mano y su habano de rigor.
Fue otro borracho irredimible, José Alfredo Jiménez, quien la descubrió cantando por centavos en las calles charras, y se la llevó para que sea historia y mito. En esos años fue una atracción popular en todo México codeándose con grandes estrellas nacionales e internacionales, forjando una hermosa amistad con los pintores Diego Rivera y Frida Kahlo con quien, se dice, tuvo una tormentosa relación.
Mujer incansable que nunca se dejó derrotar por sus vicios y que supo salir de los infiernos, cantando. Un buen día, cuenta también la leyenda, Almodóvar la encontró hundida entre mil botellas de tequila, y le ayudó a juntar los pedazos rotos para convertirlos en voz, además la tuvo como invitada de honor en cintas como “Kika”, “Carne trémula”, “Tacones lejanos” y “La flor de mi secreto”.
Sabina, otro cuate de bares y escenarios, le dedicó uno de sus temas más conocidos, ubicándola en el “Boulevard de los sueños rotos” y cantando con ella a dos voces sus propósitos de noches de boda.
Fue el director español (Almodóvar) quien la definió como mejor se merecía: "Cuando Chavela abre los brazos, no creo que haya un escenario lo suficientemente grande para contenerla. No he visto a nadie que abra los brazos como ella, tal vez Cristo en la cruz, pero a él no lo conocí", y es así con su poncho rojo, su voz aguardentosa, su dolor, su pasión, y esos brazos abiertos, como siempre será recordada, la marimacha, la llorona, la maricona, la sandunga, la Chavela.

MICROCUENTO:


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Pedro Salinas



Y otra vez me dijo: “Cuando tú naciste, me di cuenta de que estaba casado con una abuela que ya pintaba canas, pero que te quiere como al hijo hombre que nunca tuvimos”.

BREVIARIO: Martes de poesía en la UNCP




El Centro Cultural UNCP - OGEUPS abre sus puertas a los escritores jóvenes de la región, y a los interesados, todos los martes a partir de las 7pm, en calle Real 160 El Tambo – Huancayo, para compartir su experiencia poética y participar en presentaciones de libros, revistas y de los recitales donde poetas jóvenes nos darán un acercamiento a su obra. Además, semanalmente, se regalarán publicaciones recopilatorias de su trabajo.
Todos pueden ser parte del evento, solo hace falta asistir este y todos los martes al lugar. La entrada y presentación es completamente gratuita.

Duccio Bonavía: pionero de la arqueología de Vizcatán


Manuel F. Perales Munguía



La arqueología y la antropología peruanas están de duelo. Este 04 de agosto dejó de existir Duccio Bonavía Berber, uno de los más destacados científicos que ha tenido el Perú en el campo de los estudios andinos de los últimos tiempos. Nacido en Italia en 1935, se nacionalizó peruano y realizó sus estudios superiores en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde también obtuvo su doctorado en arqueología. Posteriormente, luego de haber seguido especializaciones en Europa, ejerció la cátedra universitaria en esa misma casa de estudios, así como en la Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga y la Universidad Peruana Cayetano Heredia, siendo también Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Trujillo.
En mérito a su brillante trayectoria académica, el Dr. Bonavía fue incorporado a distintas organizaciones científicas internacionales, como la Academia de Ciencias de América Latina, la Real Academia de la Historia de España, el Institute of Andean Studies de los Estados Unidos, entre otras.
Su rica producción está plasmada en innumerables artículos científicos en prestigiosas revistas especializadas, así como en magistrales libros: “Los Gavilanes. Mar, desierto y oasis en la historia del hombre” (1982), “Los camélidos sudamericanos” (1996) o “El maíz. Su origen, su domesticación y el rol que ha cumplido en el desarrollo de la cultura” (2008).
Las contribuciones de Duccio Bonavía, que es particularmente importante para la región central del país, son sus exploraciones en las serranías y la ceja de selva limítrofe entre Huancavelica y Ayacucho, específicamente en la zona de Vizcatán, donde entre las décadas de 1960 y 1970, incursionó en un territorio absolutamente desconocido para la arqueología peruana, identificando los restos de andenerías y numerosos pueblos prehispánicos, además de importantes tramos de caminos incas de penetración hacia la selva amazónica.
Así, el Dr. Bonavía se ha convertido en el pionero de la arqueología de Vizcatán y sus descubrimientos nos muestran que las vertientes orientales de los Andes fueron objeto de intensas ocupaciones humanas en el pasado, que aún no han sido investigadas en su real dimensión. Su estudio representa un reto para las futuras generaciones de arqueólogos, y abriría una esperanza para el desarrollo sostenible de los pueblos del ámbito de influencia del VRAEM, que vienen sufriendo el olvido de parte del Estado y el asolamiento de la subversión y el narcotráfico. Gracias Duccio Bonavía.