domingo, 12 de agosto de 2012

IMPRESCINDIBLES / CHAVELA VARGAS:


Selección y textos: Roberto Loayza

“La luna grande”: homenaje de Chavela Vargas a Federico García Lorca (2012)

Uno de los escritores más queridos por Chavela, por obvias razones, fue el granadino García Lorca, al que homenajeó en su última producción. 18 poemas y canciones en este disco-libro. Su inolvidable voz llena de emoción hitos poéticos como Romance de la pena negra’, ‘Yo soy la madre de doña Rosita’, ‘Casida VII, De la rosa’ o ‘Canción de jinete, 1860’, y las sazona con clásicos mexicanos como Agustín Lara, Consuelo Velásquez, y más. Mientras presentaba este disco en España, “la chamana” inicio su último viaje.



Y si quieres saber de mi pasado (2002)

Tan intensa como su voz fue su pluma, y eso se corrobora en esta autobiografía publicada hace diez años, burlándose de sí misma. En casi 300 páginas conocemos a Chavela en sus momentos de gloria, pero también descendemos a los infiernos de su alma. En este viaje vamos construyendo el mito, uno de los últimos que quedaban. Inspiradora de generaciones de artistas y parte de la época de oro de la cultura mexicana. Extraordinariamente contada, nos imaginamos a tequilazos su sarmentosa voz narrándonos sus pasiones y penas. Indeleble, hermosa, eterna.



Chavela y el cine

Su primera aparición en el cine no fue cantando sino actuando. De la mano del alemán Herzog, Chavela interpretó a una india en la regular cinta de aventuras “Grito de piedra” (1991). Almodóvar la homenajea a través de Luz Casal en “Tacones lejanos”, y Marisa Paredes hace el playback del clásico “Piensa en mí”. En la rarísima “Kika” la tonada de “Luz de luna” atraviesa ventanas y dolores. En la hermosa “La flor de mi secreto” nos encontramos con la propia Chavela en la TV, con su poncho rojo cantando “En el último trago”, vertiendo vinagre en las heridas de la pobre Leo. También suena en esa danza de pieles de “Carne trémula” con “Somos”. Aparece homenajeada en vivo y en directo en la correcta “Frida” con “La llorona”, y en uno de los pocos momentos esperanzadores de “Babel” con “Tú me acostumbraste”.


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