martes, 27 de diciembre de 2011

Solo 4, “396”, del 17 de diciembre de 2011

LA CITA

“Nosotros somos como la higuerilla, como esa planta salvaje que brota y se multiplica en los lugares más amargos y escarpados (…) Ella no pide favores a nadie, pide tan solo un pedazo de espacio para sobrevivir”.

Julio Ramón Ribeyro, “Al pie del acantilado”

LO ÚLTIMO

La Biblioteca Digital Mundial, WDL, ya está en línea

La primera Biblioteca Digital Mundial, “World Digital Library”, es un proyecto desarrollado por la Unesco, y ya está disponible en internet a través del sitio www.wdl.org. Ésta reúne mapas, textos, fotos, grabaciones y películas de todos los tiempos, y explica, en más de siete idiomas, las joyas y reliquias culturales de las bibliotecas más representativas del planeta.
Entre los escritos más antiguos tenemos algunos códices precolombinos mexicanos, o los primeros mapas de América dibujados por Diego Gutiérrez para el rey de España en 1562. Además, podremos acceder al “Hyakumanto darani”, un texto en japonés de 764, considerado la primera impresión de la historia; la Biblia de Gutenberg y mucho más.
La biblioteca comienza con unos 1 200 documentos, pero ha sido pensada para recibir un número ilimitado de textos, grabados, mapas, fotografías e ilustraciones. El acceso es gratuito y no hay la necesidad de registrarse. Este proyecto no es un simple compendio de historia en línea, es la posibilidad de acceder, íntimamente y sin límite de tiempo, a los registros culturales más importantes de la historia de la humanidad.

Una nueva obra de Gerardo Garcíarosales:

Luna de agua

Edgardo Rivera Martínez

Proficua y reveladora es la trayectoria del escritor y periodista jaujino Gerardo Garcíarosales. Fiel siempre a sus raíces en Jauja y su valle, pero abierto también a la belleza de los paisajes y culturas de otras partes de la sierra del Perú, es cultor de la poesía, y autor de nueve títulos, entre los que se encuentran «La búsqueda infinita» (Puno, 1964), «Al pie del monte» (Tacna, 1967), «En memoria del hogar y de la penumbra» (Jauja, 1969), «Aquel hombre Xauxa» (Lima, 1996). Como narrador nos ha entregado «Entre caretas y cullucaras» (Jauja, 1999), de un humorismo muy especial.
Ha recibido también numerosos lauros y distinciones, como el Premio Nacional de Literatura Infantil (UNICEF), Premio Presidencia de la República Autores y Compositores Andinos (1987 y 1988), Premio Juegos Florales XLV aniversario de la Universidad Nacional del Centro del Perú, Premio Julián Huanay (1978 y 1986) del Instituto Nacional de Cultura, entre otros.
El libro que comentamos, «Luna de agua» (Acerva Ediciones, 2011), está escrito en prosa, y bien podría ser calificado de poemario, por lo mucho que hay de poético, aunque en diferente grado y manera, en los textos que comprende, bajo su sugerente título. Es un libro que recoge, modulándolas con gran sensibilidad, las vivencias, percepciones y experiencias del autor en su Jauja natal, en la de sus mayores, en la de los pueblos vecinos. Y tanto que ofrece un glosario de voces quechuas o de origen quechua.
Esas estampas van precedidas por una suerte de Prólogo, en que el autor se remite a lo que su abuela contaba. Inicia con una dedicada a la luna de agua —la misma que da título al conjunto—, esto es a la luna nueva, tan bella y prometedora en nuestros Andes. Y, a diferencia de los demás textos que siguen, es toda en cursiva.
«Luna de sal», con una primera parte también en cursiva, es de un carácter generalizador, si se puede decir así, seguida por otra, en letra redonda, de carácter más o menos anecdótico, con protagonistas que son niños, o adolescentes o jóvenes, en un tipo de contrapunto o alternancia que se dará en las estampas que siguen. En «Luna de los niños» se habla de cómo es posible que los que son huérfanos puedan ver en ella el rostro de la madre desaparecida. En «Luna de adioses» el autor se refiere a una que cuando se ofrece a nuestros ojos como cubierta por un tenue velo, es propia entonces de los adioses de una corta ausencia, pero si se la ve oscura se trata de las separaciones definitivas.
En «Luna de tisis» se habla de aquella que alumbraba a Jauja en los tiempos que acudían a nuestra ciudad, en busca de curación, los enfermos de tuberculosis pulmonar. Hay también para Gerardo Garcíarosales una luna que es la del «mal juicio», es decir la de los niños orates, que por suerte, y también por obra de nuestro satélite, «se vuelven normales, como si fueran angelitos». Y la «Luna de los muertos», por la cual, si se veía con un círculo pequeño, habrían de morir más mujeres que hombres, y si con uno grande, sucedía al revés. Tenemos la «luna de la avaricia», que lo era también de los egoístas, mezquinos y codiciosos. Y más adelante la «Luna de gusanera», que lo es de la muerte, en un texto no exento de finos toques de humor. Hay además, por cierto, la «luna de los olvidos», que tiene que ver con los del corazón. Se habla, en otra estampa, de la luna de la pobreza, en cuya segunda parte se ofrece la letra de un huayno que dice:

Flor de cielo, flor de luna, donosura,
flor de cielo, flor de luna, la dulzura;
son humildes tus colores, flor de cielo,
relucientes de pobreza, flor de luna.

Se trata, pues, y lo enfatizamos, de una obra original, impregnada, de diversas maneras, de un halo poético, o humorístico, o anecdótico, cuya publicación celebramos y que será sin duda objeto de una amplia lectoría.

Es un libro que recoge, modulándolas con gran sensibilidad, las vivencias, percepciones y experiencias del autor en su Jauja natal.


COMO DATO:

Esta edición:
«Luna de agua» se publicó anteriormente dos veces; una en 1999, tras obtener el premio CODAPOJ, y otra más en 2002. Esta edición, que corrió a cargo de Juan Carlos Suárez Revollar, de Acerva Ediciones, ha incorporado varias adiciones y mejoras. Entre las más saltantes está la reorganización del orden de cada una de las narraciones, así como la inclusión de nuevos textos y la supresión de erratas que arrastraba desde la primera publicación. El libro forma parte de la colección «Pasiones narrativas», que reúne la mejor literatura de la Región Centro, en cuidadas y muy accesibles ediciones.


COLUMNA: EL BUEN SALVAJE

Jatunmayo: el río de los mil nombres

Sandro Bossio Suárez

Antes de la llegada de los españoles, el río Mantaro era conocido por los nativos huancas, como Jatun Mayo, que quiere decir “río grande”; y como Huanca Mayo, que significa “río huanca”, en la época de los incas.
Los conquistadores, al recalar en las tierras, fueron gratamente sorprendidos por tan magnífico río y el valle mismo, por lo que, se asegura, Francisco Pizarro mandó fundar Jauja. Herrera, el minucioso cronista español que escribió el itinerario del viaje pizarrista, declara: “al cabo de veinte días que estuvo Pizarro en Jauja, lugar de hermoso rio, prosiguió su camino, la vuelta a Vilcas”.
Tal fue la emoción que despertó la visión de la Mantaro, que en una relación oficial del cabildo de Jauja se lee: “Yo, el gobernador, llegué a esta ciudad ha cinco semanas, dejando hecho el pueblo i fundación del Cuzco con intención de hacer aquí lo mesmo por su calidad de aguas después de echados indios de Quito cerca de aquí, donde estaban faciendo daño en la tierra”.
En 1570, el propio virrey Francisco de Toledo, realizó un recorrido por todo el Perú y describió la magnificencia de nuestras aguas.
Simón Pérez de Torres, fue otro infatigable viajero que recorrió casi todo el Perú entre los años de 1586 y 1600. Al toparse con el río Mantaro y el hermoso valle que éste nutría, apuntó: “Del Cuzco torné a Guamanga: de ahí me fui al Valle de Xauxa, que está a quarenta leguas y tiene un río majestuoso, llamado por igual, y por Pariacuca me bajé a Lima”.
El padre mercedario Martín de Morúa, que escribiera su crónica en 1606, exalta la existencia de un “valle de muy buen temple y de mucho regalo, llamado Jauja, donde primero estuvo poblada la ciudad de los Reyes, aunque después la pasó el Marquez de Pizarro al valle de Lima, por no estar tan lejos del Puerto del Callao”.
Miguel de Estete, Pedro Cieza de león, Álvarez de Villanueva, y más tarde Markham, Limonier, Angrand, Raimondi (sobre todo éste último en su famosa enciclopedia “El Perú”, a raíz de la cual quedó sentado en nombre de Mantaro) y otros viajantes se ocuparon también de describir, fascinados, la belleza del Mantaro.
Con la llegada de los españoles, como obra en las crónicas indias, el nombre nativo del principal río del valle trocó a río Guadiana, dado por Hernando Pizarro al llegar a Bombón en 1533, Angoyacu (“río bravo”), río Azul y Guadalquivir. Antonio de Alcedo, en el I tomo del “Diccionario Geográfico Histórico de las Indias Occidentales o América”. En 1789, lo bautiza como Pari o Paria. También fue denominado Oraya, Gran Río, Upamayo (como aún se llama en sus cabeceras, en Junín). Durante el coloniaje adoptó el nombre de Xauxa, Haypacha, Oroya y otros.
En 1782, el franciscano Francisco Álvarez de Villanueva realizó un trabajo hidrográfico siguiendo el recorrido del río desde su nacimiento, en las cumbres de Junín, hasta la actual provincia de Tayacaja, donde se le denominaba Mantaro, por lo que toda la cuenca empezó a ser llamada así.
Mantaro, según varios estudios etimológicos, es una palabra de origen asháninka (lengua hablada por indistintas tribus de la Selva Central).

Los conquistadores, al recalar en las tierras, fueron gratamente sorprendidos por tan magnífico río y el valle mismo, por lo que, se asegura, Francisco Pizarro mandó fundar Jauja.

La “Nación Anqara” en debate

Manuel Perales Munguía

En nuestros días, muchísimos pueblos de distintas partes del orbe vienen reclamando, cada vez con mayor fuerza, “un lugar en el mundo”. Es decir, manifiestan un clamor creciente por ser reconocidos en el contexto de la sociedad global, dominada en muchas formas por la cultura de la civilización occidental. De un tiempo a esta parte, este reclamo en el contexto andino parece reflejarse en el surgimiento de una serie de discursos orientados al fortalecimiento de las identidades locales, recurriendo a visiones bastante fantasiosas del remoto pasado prehispánico, en las cuales se suelen exaltar atributos “naturales” de los pueblos de los cuales dicen descender muchas comunidades modernas. Curiosamente entre tales atributos adscritos a esas “naciones” –ése es el término popular empleado en nuestros días– se incluyen, por lo general, rasgos como la virilidad, rebeldía y su carácter aguerrido e indómito, gracias a los cuales fueron incluso capaces de hacerle frente al imperio inca.
En el caso del Valle del Mantaro, desde los años de 1970, comenzó a cobrar popularidad una visión bastante singular de su historia prehispánica, estimulada por los escritos del historiador Waldemar Espinoza, en la cual una “nación” huanca, sólidamente establecida en un “reino” y, obviamente, encabezada por su “rey”, le hizo frente a las tropas incaicas hasta que su “ciudad capital”, Siquillapucara, cayó heroicamente, vencida por hambre y sed. Lejos de someter esta historia a una evaluación crítica, basada en evidencias científicas, muchos intelectuales y escritores de la región procedieron a aceptarla sin mayores reparos, dando lugar a la difusión de un discurso de identidad que tiene como elemento clave a la categoría denominada “Nación Wanka” (así, con W y k). Más aún, en otras partes de la sierra central peruana muchas otras poblaciones contemporáneas también empezaron, poco a poco, a construir visiones propias de su historia local, dando como resultado la afirmación de la existencia de muchísimas “naciones” más, que también están sirviendo de base para la construcción de nuevas identidades en esos espacios locales. Éste es, aparentemente, el caso de la famosa “Nación Anqara”, que debió ocupar, según sus defensores, buena parte de los territorios de las actuales provincias de Angaraes y Acobamba, en Huancavelica.
Precisamente con la intención de poner en discusión la naturaleza y características de la denominada “Nación Anqara” es que la Universidad para el Desarrollo Andino, de la ciudad de Lircay, ha organizado el Conversatorio: “Investigaciones Recientes en la Sierra Central y la Nación Anqara”, el mismo que se desarrollará en las instalaciones de dicha casa superior de estudios el día martes, 20 de diciembre, a horas 9:30 am. en su campus. En este evento participarán investigadores como Carlos Hurtado Ames, Manuel F. Perales Munguía, Ernesto Sosa Bustíos, Jesús Caso Álvarez y José Luis Príncipe Huamán, quienes presentarán los resultados de sus estudios recientes acerca de la historia, arqueología, lingüística y realidad socio-cultural de la provincia de Angaraes, Huancavelica. Esperamos, entonces, que este evento se constituya en un espacio académico de buen nivel para evaluar los distintos planteamientos que, últimamente, se han venido dando acerca de la hoy tan mentada “Nación Anqara”.

Muchas otras poblaciones contemporáneas también empezaron, poco a poco, a construir visiones propias de su historia local, dando como resultado la afirmación de la existencia de muchísimas “naciones” más.

Se lanza agrupación cultural Illa

“Illa” es una nueva organización cultural de Huancayo, que aspira a impulsar diversos eventos de distinta índole para sensibilizar y comprometer a la gente a formar parte de un proyecto de reprogramación de vida cada vez mayor.
Dicha organización está integrada por personas vinculadas a la cultura, como los arquitectos Zhenia Espejo Ochoa y Rafael Carrión Rodríguez, y la “performer” Dominick Tazza Almonacín. El grupo será apadrinado por el escritor Sandro Bossio Suárez.
La presentación se realizará el próximo miércoles, 21 de diciembre, a las 8 pm, en el lugar de encuentro “Imaginarte”, sito en Jr. Ancash n° 260, donde se darán cita diversas autoridades en el ámbito cultural de Huancayo.

COLUMNA: DESDE EL ATELIER

Guernica

Josué Sánchez

El 26 de abril de 1937, pasado el medio día, Guernica, la antigua capital del País Vasco, agonizaba a consecuencia de tres horas de bombardeo continuo de la aviación alemana al servicio de Franco.
La Guerra Civil entre la España fascista de Francisco Franco y la España republicana fue un acontecimiento infausto en la historia de la Península. No sólo constituyó el preludio de la Segunda Guerra Mundial, sino, además, a partir de la victoria franquista, el inicio de una de las dictaduras más largas, personalistas y férreas de todos los tiempos. Treinta y seis años gobernó Franco. Treinta seis años de imperio del fascismo. Los camisas negras impusieron su doctrina de sangre y muerte desde el mismo aciago día de octubre de 1936, en que nombraron “Generalísimo” a Franco.
Cuando los fascistas españoles, con la ayuda del nacionalsocialismo alemán, bombardearon Guernica, los “Junkers” y los “Heinkels” continuaron sobrevolando la ciudad en llamas, rozando casi los tejados, hasta que de Guernica no quedó más que un mar de sangre en medio del dolor y los gemidos de los pocos sobrevivientes.
Los testimonios de la matanza fueron verdaderamente desgarradores. «En la iglesia de San Juan estaban orando cientos de personas cuando cayeron allí las primeras bombas. Las mujeres y los niños echaron a correr presa de pánico, pero los ametrallaban desde el aire, la gente caía como caen las mieses segadas por la hoz», contó a los diarios un testigo presencial. Lo aterrador de la experiencia queda graficado en el siguiente testimonio: «El pequeño parque estaba lleno de ancianos que se calentaban al sol, de parejas de enamorados y de madres que paseaban con sus niños. La explosión me dejó aturdido, cuando abrí los ojos vi que yacían en la tierra informes pedazos de carne, brazos, piernas, cadáveres mutilados».
Ante la atrocidad de la guerra y la brutalidad del franquismo, España se desgarró. Más de ciento cuarenta mil españoles murieron durante el conflicto, alrededor de trescientos mil se convirtieron en presos políticos, cerca de sesenta mil fueron ejecutados y otros trescientos mil cruzaron la frontera buscando refugio.
Desde el exilio, Pablo Picasso haría sentir todo su odio y su horror frente a la guerra, al pintar un cuadro que se convertiría en símbolo de la protesta mundial contra la violencia franquista. «En mi “Guernica” lo verán todo esos monstruos, esos militaristas que han sumido a mi España en un mar de sufrimientos y de muerte», prometió el artista entonces y lo logró.
“Guernica”, un lienzo de 7.80 m. de largo por 3.50 m. de alto, es una protesta contra la muerte, un monumento contra el horror de la guerra; donde las figuras, totalmente deformadas, de las mujeres, el jinete y el caballo, se han tornado en un grito de espanto. Sólo una luz, que representa el bien indestructible, alumbra la escena; brota de la lámpara llevada por la mujer que se asoma por la ventana para ver la barbarie. Los rostros vueltos hacia el cielo gritan como acusando a los viles mensajeros de la muerte, que llegan desde arriba. Allí están la madre y el niño, la mujer cayendo de la ventana, el caballo herido y el jinete caído. El toro que representa a España está cabizbajo y entristecido. Sólo el ojo de Dios se mantiene abierto justiciero; en lugar de iris, una bombilla de luz. El blanco y el negro grafican la muerte y expresan el estado de ánimo del artista. Es el mismo sentimiento depresivo y airado de Vallejo diciendo: «España, aparta de mí este cáliz».
De 1939 a 1981, el “Guernica” estuvo en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, luego, a la muerte de Franco, y en cumplimiento al deseo de Picasso, fue llevado al Casón del Buen Retiro del Museo del Prado. Hoy, inexplicablemente, se encuentra en el Museo Reina Sofía, sin que se le de el valor que se merece. Pese a ello, tal como lo quiso Picasso, sigue confrontando al espectador y contribuyendo de ese modo a la causa de la paz.

«En mi “Guernica” lo verán todo esos monstruos, esos militaristas que han sumido a mi España en un mar de sufrimientos y de muerte», prometió el artista entonces y lo logró.


Hoy se clausura la fiesta de la inspiración en Huancayo

Solo 4

La globalización actual ha logrado masificar y hacer del diseño gráfico una forma de comunicación que, hoy en día, abarca de manera avasalladora todos los estratos. A su vez, atraviesa, en muchos casos, por situaciones homogéneas en cuanto a resultados conceptuales y visuales, existiendo aún mucho por explorar y rescatar, en esencia de forma y contenido. Las comunidades, culturas y costumbres de muchas regiones ofrecen recursos valiosos e interminables que pueden aportar, de manera tangible e intangible, para conseguir resultados innovadores. Por esto, hoy tenemos un taller de diseño titulado “El elemento socio cultural como recurso inspirador, y aporte diferencial en la gráfica actual”, con el cual todos los amantes de las artes visuales podrán inspirarse y conseguir mayor experiencia para su trabajo creativo. Esto es hoy, a partir de las 9 am, en el Instituto Continental, aula B 402, de la calle Real N° 125, Huancayo. Además, más tarde, a las 6 pm, todos nuestros lectores están invitados a participar de la clausura de I Festival de Inspiración en Huancayo, en el Museo Antropológico de la Cultura Andina, bajada de El Tambo - exlocal central de la UNCP. No espere más y venga a esta terapia de creación intensiva.

MICROCUENTO:

Caperuza en mi país

Gianfranco Solís

Érase una vez más real: Caperuza se comió al lobo, desalojó a la abuela y abandonó al leñador.

PERFUME DE MUJER

Diario de una ninfómana

Valérie Tasso

Le he quitado delicadamente la camisa y he dejado al descubierto un torso fuerte, recubierto de un precioso bosque denso, que desprendía un calor sofocante, reflejo de su deseo por mí. Imitando mi gesto, me ha quitado la camisa, ha acercado sus manos a mi pecho, prisionero en un sostén demasiado pequeño, que estrangula y levanta mis pequeñas tetas para que parezcan menos caídas (…). Luego, me ha hecho caer delicadamente sobre la cama, reteniendo mi nuca con una mano, para que no se fuera hacia atrás en un movimiento brusco. Ha ido besando mis piernas, rozándolas ron sus labios ligeramente húmedos, y la habitación, silenciosa, se ha llenado con los pequeños ruidos de su boca ávida sobre mi piel.

La Pachahuara y sus orígenes

Ángel Castro Sánchez

Numerosas investigaciones en torno al origen de la danza de la “Pachahuara”, en la región central, coinciden en manifestar que ésta representa la pasión y alegría de los negros al obtener la libertad perdida durante la época colonial. Sin embargo, dicha tesis se contradice por cuanto la danza ya era ejecutada, por ejemplo, en la hacienda “Nuestra Señora de la Natividad de Yanamarca, hacia 1650. Pero es más sorprendente saber que los esclavos eran fieles servidores y defensores celosos de sus patrones, hábiles en despojar tierras comunales de los indígenas de dicho valle. Esto generó que los nativos despreciasen a la gran mayoría de negros, resultando improbable que los indígenas recogiesen su costumbre de danzar, cada 25 de diciembre, en honor al nacimiento del niño Jesús, como refiere Moisés Ortega en su obra “Valle de Yanamarca”.
Viejos relatos orales, recogidos por César Blancas, ponen al descubierto que la “Pachahuara” de Acolla, antes llamada “Pachahualay”, ha sufrido un proceso evolutivo de transculturación coreográfica y musical, a tal punto, que la imagen y el mensaje actual del “pachahuarero” son diferentes a su origen prehispánico.
El relato visionario del mito del “Pachahualay” permite acercarnos a su origen ignorado: “Era tiempo de duro invierno en los albores de la humanidad. Los “ajullas”, divididos en dos grupos, disputaban el honor de poseer, en su propia estancia o “pacalina”, el pez esperado. Era este de cuerpo alargado y de mediano grosor, color negro plomizo con un parecido a la trucha, y era llevado en el pico de un ave desconocida. El pájaro daba vueltas y vueltas en el aire, esperando que cesara la rivalidad necia de los hombres, pero como éstos continuaban con su obstinada porfía, el ave decidió remontar más alto el vuelo, alejándose del lugar. Entonces, intentó soltar el pececillo entre la estrecha quebrada de Yanamarca, sin hacerlo. Finalmente, decidió echar el precioso tesoro, esperado por todos, en un lugar denominado Apaycancha. El tiempo era lluvioso, la tierra estaba siendo cubierta por masas de agua turbia y la lluvia amenazaba con continuar sin saber hasta cuándo.
”Los pocos hombres que existían en Apaycancha recibieron inesperadamente aquella promesa que habían oído. Al caer el pececillo a tierra daría vida continua al mundo a través del “Pachahualay”. Esto era posible ejecutando la danza mágica en la noche oscura que amenazaba con no hacer aparecer el día.
”Enterados los “ajullas” de que el “Pachahualay” estaba desnudo y frío en aquel lugar, fueron en su búsqueda, rescatándolo de su inminente muerte. Así, el “Pachahualay”, se afincó en Acolla desde entonces”.
Esa promesa de que el pececillo iba a renovar la vida del mundo por medio del “Pachahualay”, al parecer, no era desconocida por los grupos humanos que habitaban Jauja y Tarma. Sin embargo, aquella promesa retardaba en el tiempo, y nadie sabía el lugar en que debía hacerse realidad.
El hecho mítico fue evidente, desde el principio, en Acolla. Que haya caído en Apaycancha, no anula su origen primigenio. Apaycancha representa en la mitología, un puente cultural de irradiación hacia las etnias Tarama y Sausa. Hecho probado, porque en el lugar se bailó esta danza durante mucho tiempo, como recuerda Teófila Parián de Paucar, sobrina del “pachahuarero” Victor Ureta, difundiéndose desde allí seguramente, como un ritual necesario e imprescindible que aseguraría la continuidad de la vida entre los seres humanos diseminados por toda aquella área geográfica. Al transcurso del tiempo, el “Pachahualay” fue revistiéndose de una identidad propia en cada pueblo, pero su esencia de ser una danza nocturna y de amanecida, aún se mantiene hasta nuestros días.

La “Pachahuara” (…), ha sufrido un proceso evolutivo de transculturación coreográfica y musical, a tal punto, que la imagen y el mensaje actual del “pachahuarero” son diferentes a su origen prehispánico.


Danzantes de Pachahuara - Archivo familia Castro De la Cruz

AGENDA SEMANAL

Taller de diseño
Identidad cultural en la industria gráfica
Participa: Lucho Chumpitazi
Organiza: Bisiesta
Fecha: sábado, 16 de diciembre
Hora: 9 am
Lugar: Instituto Continental, aula B 402, calle Real n° 125, Huancayo.
INGRESO ABONADO

Clausura I Festival de Inspiración en Huancayo
Organiza: Bisiesta
Fecha: sábado, 16 de diciembre
Hora: 6 pm
Lugar: Museo Antropológico de la Cultura Andina, Calle Real - exlocal central de la UNCP, Huancayo.
INGRESO LIBRE

Conversatorio "Problemática de la Administración de Justicia"
Organiza: ICPNA Región Centro
Participan:
Dr. Miguel Ángel Villalobos Caballero, Fiscal Superior Titular de la Tercera Fiscalía Superior Penal de Junín.
Dr. Carlos Carvo Castro, Juez Superior de la Segunda Sala Penal de la Corte Superior de Justicia de Junín.
Fecha: martes, 20 de diciembre
Hora: 7 pm
Lugar: Auditorio del ICPNA Región Centro - Jr. Ayacucho n° 169, Huancayo
INGRESO LIBRE

Lanzamiento Agrupación Cultural "Illa"
Organiza: Illa
Participan: Zhenia Espejo Ochoa, Rafael Carrión Rodríguez, Dominick Tazza Almonacín. y Sandro Bossio Suárez.
Fecha: miércoles, 21 de diciembre
Hora: 8 pm
Lugar: Galería café “Imaginarte”, Jr. Ancash n° 260, Huancayo.
INGRESO LIBRE

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Solo 4, “395”, del 10 de diciembre de 2011

LA CITA

“La marea había comenzado a bajar y el barco giraba en torno al ancla. Se escucharon voces lejanas en dirección de los dos botes; y aunque esto nos tranquilizaba, (…), también nos indicaba que debíamos partir de inmediato”.
R. L. Stevenson, La isla del tesoro

LO ÚLTIMO

IV Ciclo de Cine “Del Mundo” en función continuada

Seis de las mejores y más aclamadas películas del cine contemporáneo se proyectarán durante esta semana en el IV Ciclo de Cine “Del Mundo” en función continuada, organizado por la Dirección de Cultura del ICPNA Región Centro y nuestro suplemento “Solo 4”.
En esta ocasión se presentarán filmes de diferentes países como: “Scoop” (Inglaterra), “Ciudad de muertos” (Alemania), “Sueños de fuga” (EE. UU.),“Billy Elliot” (Inglaterra), “Qué bello es vivir” (EE. UU.) y “El cartero” (Italia). Cada una de estas cintas ha pasado por una selección exquisita que podrá, conmover, hacer reír y encantar a toda nuestra audiencia. La cita se dará los días 14 y 15 de diciembre, desde las 3:30 pm., en el auditorio del ICPNA Región Centro, Jr. Ayacucho N° 169 - Huancayo. El ingreso es totalmente libre.

Daniel Pickens: la explosión del color

Daniel Pickens Manrique es un notable artista plástico huancaíno. Nació el 6 de abril de 1974 y, desde entonces, se ha curtido día a día entre el amor a la pintura y su pasión por el color. Hoy, radica entre Europa y América, y hace poco regreso a nuestra ciudad trayendo gratas noticias: expuso su obra en una de las más prestigiosas universidades del mundo, en la Universidad de Cambridge. Acompáñenos a conocerlo un poco más con esta breve entrevista.

Luis Puente de la Vega Rojas

Daniel, tienes una notable habilidad para pintar, ¿cuándo te das cuenta de esto?
Desde siempre he tenido esta habilidad. Mi familia era muy amiga de Josué Sánchez, así que yo he observado sus cuadros toda la vida, y en un principio mis dibujos eran muy parecidos a lo que él hacía, en realidad, era una imitación de lo suyo. Luego, ya cuando hice estudios de arte fue que puede encontrar mi propia línea, que yo creo que aún tiene rasgos o influencias de Josué. Sin embargo, actualmente, estoy desarrollando un quiebre completo y es un tipo de arte que considero más auténtico, mío; o en todo caso, donde las influencias son menos notorias.

Has realizado estudios de arte. ¿Terminaste o como muchos artistas lo has dejado para encontrar tu propio camino?
He estudiado en varios sitios, pero no he terminado en ninguno. En el Colegio de Arte de Baltimore, estuve un par de años ahí; después en el Instituto de Arte de Maryland; además, ingresé a la escuela de Bellas Artes de Lima, pero lo dejé porque me cambié a Arqueología, que tampoco terminé, porque me dediqué a los negocios.

Aparte de Josué Sánchez, ¿quién es otro artista que te ha influenciado?
Hay un artista plástico que me fascina, se llama Joe Coleman. Búsquenlo en internet y verán unos cuadros fascinantes. Es un pintor poco conocido. Es de esos artistas que trabajan al margen de las galerías, que lo hacen al límite, en manicomios o cosas así.

¿Cómo defines tus etapas de artista?
Al principio creo que era algo antropomorfo, en todo caso trataba de poner un poco de realismo, una figura conocida. Hoy, lo más importante es el color, siento que estoy haciendo las cosas más y más complejas. Cada vez mis líneas son más delgadas, mis cuadros son más grandes, mis imágenes son mucho más complejas. Pareciera que mis colores, en un principio, eran áreas planas enormes de un color al lado de otro color, muy parecidas a lo de Josué Sánchez. Ahora son pequeñas líneas de un matiz cada una, intercaladas, como una explosión de color. Es una disgregación, una explosión, me estoy concentrando en pequeños detalles.
¿Cuál es tu técnica y qué colores prefieres?
Es acrílico sobre lienzo. Todos los colores, no tengo ninguna paleta en particular. Una de mis aficiones es coleccionar tubos de pintura de distintas fábricas, empresas, porque cada una tienen distintas formas de color, de consistencia.

¿Piensas mucho antes de pintar?
Todo nace ahí. Muy aparte de la planificación, es si quiero poner un rostro en el lienzo. Ahí escojo los colores, y las líneas tienen que salir en el momento. Es el proceso del descubrimiento al pintar.

¿Cómo autodefines tu estilo?
Visceral fauvista. Quiere decir que no planifico en lo posible y que tengo una adoración por los colores intensos, por los contrastes; esas cosas que hacen que vibre la vista. No tengo ningún interés en el arte conceptual, en dar a entender ideas; en lo mio lo único es el amor al color, la estética; es una forma particular, cada artista tiene que trabajar.

¿Qué te ha llevado a Inglaterra?
Mi esposa está haciendo un doctorado en Cambridge; además, estando ahí he logrado hacer contacto con algunas galerías y pude presentar una muestra. Lo anecdótico es que la hice al lado del salón donde están los escritor originales de Isaac Newton. En un principio, iba a ser ahí, pero a última hora pasó a la sala contigua. Tuve una acogida muy buena, me han pedido y comprado varios cuadros. Ahora estoy trabajando emocionado, aquí en Huancayo, para tener material, para ver si puedo volver a presentarme.

¿Qué otros proyectos tienes?
Mi proyecto más importante, por ahora, es la paternidad.

Acabas de ser papá, ¿cómo se llama tu hija?
Se llama Lili Jane, nació el 10 de enero de 2011, en Cambridge.

¿Ella es parte de tu inspiración, es una razón más que te da fuerza para seguir pintando?
Ambas cosas. Ha nacido y cada poco tiempo que tengo libre pinto. He hecho cosas buenas que no sé de donde han salido, pero creo que mucho tiene que ver con la paternidad y con un montón de emociones nuevas.

Pareciera que mis colores, en un principio, eran áreas planas enormes de un color al lado de otro color (…). Ahora son pequeñas líneas de un matiz cada una (…). Es una disgregación, una explosión.

IMPRESCINDIBLES:

El bisonte mágico

Carlos Villanes Cairo, desde España, nos entrega esta brillante novela (Espasa, 2011), donde Rek y María, en tiempos distantes, pero con historias en paralelo, entrecruzan sus vidas a través de las pinturas rupestres de Altamira. El autor hace una profunda investigación para sostener en su libro todos los acontecimientos que rodearon al descubrimiento de uno de los recintos artísticos y arqueológicos más antiguos del mundo. Con el uso de la analepsis o “flash back”, y una deslumbrante aventura, ambientada entre el paleolítico y principios del siglo XX, Villanes trae un texto emocionante, muy creativo, que se lee ágilmente y que la literatura contemporánea parecía haber olvidado. Definitivamente imprescindible.


Dos árboles y otras formas de internarse en la niebla

Seis de los mejores cuentos de la producción de Augusto Effio Ordóñez conforman “Dos árboles y otras formas de internarse en la niebla” (Acerva Ediciones, 2011), un título imprescindible de la literatura de la Región Centro. Desde el cuento que da título al libro —finalista del concurso Juan Rulfo, y ambientado en Huancayo—, hasta “Un parpadeo de Gene Hackman” o “Manos, un antojo”, este volumen es un muestrario del universo narrativo del autor, que entre la perplejidad y la resignación, conduce al lector por diversas formas de ingresar a la niebla y a un mundo velado y enigmático.


El mar de los naufragios

No hay mejor forma de describir la primera publicación de Diego M. Eguiguren (Cordillera, 2010) que como lo hace Francisco Eguiguren Praeli: “El libro expresa un profundo y conmovedor mundo interior, agobiado por el desencanto y la insatisfacción personal frente a la existencia cotidiana, con muchas frases intensas, estupendamente logradas, que convierten el buscado naufragio en fuente de inspiración creativa de madrugada, ¿aguardando?, el rescate en un nuevo amanecer”. Este poemario contiene textos vitales, palabras entrelazadas con la estética muy bien cuidada, que reflejan el naufragio del autor en busca de una esperanza para la existencia humana. Imprescindible.

DESLECTURAS: Gerardo Garcíarosales, «Oquendo. Espejo para ciegos imaginarios»

Simbolismo y cosmogonía andina*
Juan Carlos Suárez Revollar

La primera vez que leí a Herman Melville comprendí que la literatura admite, a partir de su génesis, multitud de significados. El uso de los símbolos permite al autor dotar a su obra de esa ambigüedad que, a flor de piel en su escritura, está lista para que cada lector, desde su propia individualidad —un mundo personal y privado—, pueda interiorizar las dos, tres, acaso decenas, cientos o miles de interpretaciones, todas válidas, y todas acordes con su respectivo lector.
Menciono a Melville porque durante su lectura experimenté una serie de emociones que ahora, transformadas por el tiempo y, seguramente, por esa extraña lógica que la adultez nos da, he vuelto a sentir con la lectura de «Oquendo. Espejo para ciegos imaginarios» (Zeit Editores, 2010). Pero lo que en Melville es un agente destructor, escurridizo y lejano, «el inalcanzable fantasma de la existencia humana», como este definió a Moby Dick, la enigmática ballena blanca —a la que conviene dejar pasar de lejos, bajo riesgo, de lo contrario, de dejar la vida—; en Gerardo Garcíarosales (Jauja, 1944) es más bien la cosmogonía andina vista desde una óptica diluida en un mundo onírico, o aun metafísico. El misticismo que se respira a través de sus páginas ha escamoteado el significado real que el autor ha concebido, y se ha tornado en una irrealidad lista para ser confrontada por el lector desde sus propias creencias y, claro, desde su propia percepción.
Eso mismo trasunta el poema «Espejo para ciegos imaginarios», continente de versos oscuros que, pese a ello, busca aclarar aquello que el autor, intencionalmente, ha callado, porque de por sí ya ha dicho, y mucho: «El espejo para ciegos imaginarios donde se reflejan nuestras veleidades / cambió el orden de aquellas defectuosas demarcaciones […] / La inadvertida presencia de la razón empezó su lenta consagración».
La poética de Garcíarosales refiere también, como ocurre en el poema «Menudas medusas en la espesura del vacío», el atosigamiento que el vacío, gigantesco e incomprensible, cubre todo espacio posible e impide la concepción de la escurridiza realidad, tornada en mundo subjetivo: «Detengo mis pasos y veo al soñador que se disolvió sorpresivamente. / Calculo la ruta de sus alas y sus ojos llenos de vientos minerales / dejan para nuestra contemplación cinco metros de realidad / y nos divertimos como menudas medusas en la espesura del vacío».
El mundo andino es vuelto a comprender, ya aceptado como un espacio, como «el espacio», en que los mitos y el misticismo han absorbido la realidad, y es a través de ellos la única forma de entenderlo.
Carlos L. Orihuela escribió que en este libro el autor «se ha desviado hacia el espejo personal, hacia la autocontemplación turbada y el desvelo introspectivo». Por eso mismo, y del modo regular para la naturaleza humana —pues el poeta es humano, a su pesar—, este teme al fin de la vida. Ejemplo de ello es «Extraviados mis irreverentes años»: la muerte, tan cercana y temida, se cierne inevitable, lista para consumir, de un solo zarpazo, hasta el último resquicio de la memoria, del recuerdo y el pasado. Pero ese pasado ha perdido sustancia, ya los años, largos y tediosos, se han reducido a apenas recuerdos.
Garcíarosales me dijo una vez que «un poeta se renueva constantemente, pues la creatividad no es un acto ocioso ni de bohemia intrascendente. El escritor va experimentando a cada instante entre el vivir constante de la existencia». Estoy convencido que no le falta razón, y «Oquendo. Espejo para ciegos imaginarios» es la mejor prueba de ello.

DATO:
Un libro fundamental de la obra de Gerardo Garcíarosales es «Luna de agua», que ha sido publicado este mes por el sello Acerva Ediciones en una bonita edición corregida y aumentada. Forma parte de la colección Pasiones narrativas, que reúne lo mejor de la literatura de la Región Centro.

En Gerardo Garcíarosales (Jauja, 1944) es más bien la cosmogonía andina vista desde una óptica diluida en un mundo onírico, o aun metafísico.


* Texto leído durante la presentación del libro, en mayo de 2011.

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO

El inca, la boba y el hijo del ladrón
Jorge Jaime Valdez

Es insólito comentar cuatro películas peruanas que fueron estrenadas en los últimos dos meses. Vimos “Bolero de noche”, “El guachimán”, “Las malas intenciones” y la cinta que nos ocupa. Sin embargo, esta es una buena noticia para quienes queremos y reclamamos que se estrenen más filmes peruanos en nuestra escuálida cartelera local.
“El inca, la boba y el hijo del ladrón”, la ópera prima de Ronnie Temoche, fue la más votada por el público en el último Festival de Cine de Lima organizado por la Universidad Católica. La trama sigue tres historias que se entrelazan a lo largo de la cinta. “El inca” es un viejo peleador venido a menos por el paso del tiempo, vive sin familia, en completa soledad y busca darle algún sentido a lo que le queda de existencia. Nos recuerda, salvando las distancias y latitudes, a Mickey Rourke en “El luchador”. “La boba” es una chica que trabaja en un restaurante de mala muerte, en alguna carretera rodeada por el desierto, esperando al amor de su vida; aparecerá su “príncipe azul” y esto le traerá una serie de complicaciones. Y “el hijo del ladrón” es un muchacho que vive con su joven pareja, una adolescente quinceañera con quien espera un hijo. Rodeado de muerte y pobreza, vive bajo el estigma de tener un padre delincuente, lo cual le acarreará serias dificultades y el odio de todo el pueblo. Estos tres son personajes que viven en algún lugar del norte, los arenales sirven de marco para mostrar una realidad precaria, pero no carente de ilusión y esperanza. Todos buscan redención, darle un norte a su destino que casi siempre se muestra hostil y contradictorio, y con un poco más de suerte, acaso, encontrar el amor.
La película tiene varios méritos pero también desaciertos. La selección de los actores es muy buena, sobre todo “el inca” (Carlos Cubas) y “la boba”, (Flor Quezada). El primero no es actor, sin embargo, hace un papel memorable: un personaje tierno a pesar de su rostro pétreo e inmutable, que parece extraído de un circo ambulante, es una persona con un pasado quizá glorioso, pero que vive constantemente bajo la tentación del fracaso. La segunda transmite una sensualidad casi animal, como una flor silvestre o una rosa de pantano, parece Sonia Braga en alguna historia de Jorge Amado, principalmente en “Gabriela, clavo y canela”. Hay varios momentos memorables: la escena de la morgue es bastante sórdida pero interesante, y las partes cuando vemos al inca recordando su vieja gloria en los cuadriláteros son entrañables. Hay constantes guiños al “western”, al cine bíblico, a las películas de circos, al policial, que son una muestra deliciosa de la gran cinefilia de su director.
Las historias y sus personas funcionan en buena parte del filme, pero al final todo resulta forzado, inverosímil, como si el azar de pronto lograra la felicidad en un abrir y cerrar de ojos. Los protagonistas son perdedores, marginales, es un mundo de fábula. Podríamos compararla con “Amores perros”, pero en esta cinta mexicana los protagonistas no sólo son perdedores y marginales, sino que la vida es muy dura, violenta, desencantada, gris y no tiene un final feliz. En la película de Temoche las acciones se desencadenan de manera apresurada, torpe, el final echa a perder un rodaje que promete, incluso parece que la historia se le va de las manos, como arena del desierto. De todas maneras, esta producción merece ser vista, está sobre el estándar de las cintas peruanas. La fotografía, la dirección de arte y la música no desentonan, todo lo contrario, nos muestran un Perú que nos fascina, pero que también nos duele.

La selección de los actores es muy buena, sobre todo “el inca” (Carlos Cubas) y “la boba”, (Flor Quezada). El primero no es actor, sin embargo, hace un papel memorable: un personaje tierno a pesar de su rostro pétreo e inmutable.

MICROCUENTO n° 50

Otro pecado original

Luis Zúñiga

Eva no quería su manzana. Se metió dentro de una cueva y se la comió toda. Adán nunca la volvió a encontrar, tampoco Dios.

PERFUME DE MUJER

La muerte lenta de Luciana B.

Guillermo Martínez

Tenía puesta una blusa suelta, desprendida hasta el segundo botón, y cuando mis manos rodearon el cuello, en el desplazamiento de la tela, se soltó un botón más. Ella no hizo ningún ademán para prenderlo. Estábamos los dos inmóviles, como hipnotizados, y sólo se movían mis manos sobre su cuello. Las corrí en un momento hacia los hombros y me di cuenta de que no llevaba corpiño. Me asomé un poco y pude ver sus picos pequeños de niña, apenas embolsados en la tela de la blusa.

AGENDA SEMANAL

III Ciclo de Cine “Del Mundo” en función continuada
Organizan: ICPNA Región Centro y Suplemento Cultural “Solo 4”
Jueves, 18 de agosto:
3:30 pm: Scoop (Inglaterra)
5:30 pm: Ciudad de muertos (Alemania)
6:00 pm: Sueños de fuga (EE. UU.)
Viernes, 19 de agosto:
3:30 pm: Billy Elliot (Inglaterra)
5:30 pm: Qué bello es vivir (EE. UU.)
7:00 pm: El cartero (Italia)
Lugar: Auditorio del ICPNA Región Centro - Jr. Ayacucho 169, Huancayo.
INGRESO LIBRE

Exposición didáctica: "Arguedas y el Perú como fuente infinita de creación"
Organizan: ICPNA Región Centro y Comisión Nacional del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas
Muestra abierta de lunes a sábado
Horario: 8 am-12 m y 4 pm-8pm
Lugar: Auditorio y Galería de Arte del ICPNA Región Centro - Jr. Ayacucho N° 169, Huancayo.
INGRESO LIBRE

jueves, 8 de diciembre de 2011

Solo 4, “394”, del 03 de diciembre de 2011

EDICIÓN ESPECIAL – CUENTOS GANADORES


LA CITA

“Por más que Siddhartha huyera una y mil veces de su propio Yo, por más que se sumiera en la nada y fuera animal o piedra, el retorno era inevitable… e ineludible la hora del reencuentro consigo mismo”.

Hermann Hesse, Siddhartha

LO ÚLTIMO

“eshuva” son incluidos en la lista de patrimonio inmaterial de la UNESCO

Los rezos cantados por los Huachipaire: “eshuva”, fueron incluidos por el comité gubernamental de la Unesco en su Lista Representativa del Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, durante su última reunión en Indonesia. La “eshuva” es un canto rezado, según afirman, aprendido de los animales, que habla sobre los mitos mágico religiosos de este pueblo habitante de la selva amazónica del sur peruano. Se interpreta para curar a los enfermos, o también en las ceremonias tradicionales, sin instrumentos musicales y únicamente en lengua “Harákmbut”.


Rezos

Concurso de cuento breve: pasión por la ficción

Luis Puente de la Vega Rojas

Siempre que existe la propuesta de hacer un concurso de cuento, en nuestra región, la respuesta es “sí”. Así también pasó con este certamen. Entonces, la Dirección del ICPNA Región Centro, junto a este suplemento, iniciamos los complicados entrampamientos y preparativos para presentar un concurso de cuento breve.
Hicimos las bases considerando, principalmente, que los relatos no debían tener más de 700 palabras, tenían que ser inéditos, podrían participar personas mayores de 18 años de cualquier nacionalidad, y el tema era totalmente libre.
Convocamos a quienes serían nuestro jurado calificador: los prestigiosos escritores Zeín Zorrilla, Esteban Quiroz y Juan Carlos Lázaro, estos dos últimos, además, reconocidos editores, quienes no dudaron ni por un segundo en aceptar nuestra propuesta.
Casi todo estaba listo, sin embargo, necesitábamos un nombre. No nos tomó mucho tiempo, y por separado, los miembros de la organización pensamos lo mismo: quien debía ser homenajeado, por su imprescindibilidad en el desarrollo de nuestra cultura y sus vastos conocimientos en literatura, era Manuel Baquerizo.
Así, el sábado 15 de octubre, lanzamos el I Concurso Nacional de Cuento Breve “Manuel Baquerizo Baldeón”, a través de estas mismas páginas. No anunciamos quiénes fueron nuestros jurados, pues esto es una práctica común entre los certámenes de cuento más relevantes del mundo para evitar que ellos puedan ser inquiridos o molestados por algún participante ansioso. Teníamos sólo un mes de convocatoria, y la haríamos mediante este suplemento y las ya indispensables redes sociales. Nuestro blog y perfil en Facebook, y los del ICPNA, fueron nuestras principales herramientas para llegar a todo el Perú.
Nació la primera preocupación: durante casi tres semanas, de las cuatro, que llevábamos promocionando nuestra competencia, no teníamos más de una decena de cuentos. Lamentablemente, en nuestra sociedad tenemos la mala costumbre de entregar, lo que tengamos que entregar, a última hora; aunque esta mala práctica, entonces, logró conjurar todos nuestros miedos. Los últimos dos días para el cierre de la entrega llegaron, exactamente, 253 sobres de todas las regiones del país, demostrando el éxito del concurso, con la suma acogida en un tiempo record.
El anuncio de ganadores debía en nuestra edición del 26 de noviembre, así que el trabajo de los jurados tenía que empezar de inmediato. La tención crecía en tanto el tiempo de espera se reducía. Para presentarse a una contienda de este tipo, el participante tiene que ser muy valiente. No caben las dudas. Tiene que estar muy seguro de su obra para dejarla ser comparada, disgregada, analizada, y finalmente destruida o enaltecida por los calificadores.
La fecha que el jurado había prometido anunciar sus resultados tuvo que retrasarse, porque ellos se habían sumergido en una vorágine de posiciones y argumentos que no les permitían obtener un único primer lugar. Al día siguiente, cuando ya este suplemento había sido publicado, recién pudieron otorgarnos una respuesta final. Sin embargo, pidieron que se mencione la tremenda dificultad que tuvieron para decidir por los ganadores y que ésta no fue por unanimidad, pues el alto nivel narrativo presentado no les permitía concentrar sus esfuerzos en sólo tres cuentos.
Finalmente, el 1er lugar se lo llevó “Una carta inesperada” de Carlos Tijero Prialé, quien con su seudónimo “Tatitas”, logró sumar la mayor preferencia del jurado. El 2do puesto fue para “Ron, hielo y moscas negras” de Roberto Salazar Solano, “Tamara Isadora Rublev”, que se quedó atrás por una milimétrica distancia. En el 3er lugar tenemos a “Mientras dormías” de Hugo Velazco Flores, “Dédalus”. Estos nóveles escritores se hicieron acreedores a S/. 1000, S/. 750, y S/. 500, respectivamente. Asimismo, el jurado calificador decretó otorgar una única “Mención Honrosa” a “Disparo inatajable” de Pedro Novoa Castillo (Xcorpio), quien no podía quedarse sin ser reconocido debido a la excepcional fuerza de su cuento.
La premiación fue en el Auditorio del ICPNA Región Centro, el pasado miércoles 30 de noviembre, donde los ganadores y sus familias celebraron el reconocimiento a su trabajo. Desde este suplemento, que semana a semana trabaja infatigablemente por el desarrollo de la cultura en nuestra región y país, agradecemos a todas aquellas personas que participaron en este I Concurso Nacional de Cuento Breve “Manuel Baquerizo Baldeón”, y felicitamos a todos los ganadores. Además, a título personal, agradezco a la Dirección de Cultura del ICPNA RC por la confianza depositada para co-organizar este evento, y a la familia Baquerizo por permitirnos homenajear a su patriarca. En esta edición especial, les presentamos los cuentos ganadores, esperamos que la disfruten y, nuevamente, gracias por su acogida.

El participante tiene que ser muy valiente. (…) Tiene que estar muy seguro de su obra para dejarla ser comparada, disgregada, analizada, y finalmente destruida o enaltecida por los calificadores.

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE

Manuel J. Baquerizo: la retentiva de un maestro

Sandro Bossio Suárez

En el colegio, cuando ya tenía definida mi vocación literaria, empecé a leer, con arrobo, a Carlos Eduardo Zavaleta, quien me pareció un autor renovador, tan apartado de los clásicos peruanos del indigenismo, y me entusiasmé por conocer más a los novelistas extranjeros que lo habían inspirado: Faulkner, Dos Passos, Huxley.
Luego me atrajo mucho la poesía de Washington Delgado, de Romualdo, de Westphalen, de Calvo, de Scorza (a quien considero un poeta respetable mas no un buen novelista) y del gran Eielson. Después vino, ya en narrativa, Vargas Llosa, que no termina de deslumbrarme, y me acercó mucho más a la tecnología literaria: todo lo que sé, en cuanto a técnicas y arquitecturas novelescas, se lo debo a él. Ribeyro también influenció mucho en mi desarrollo, sobre todo estilísticamente. Otro autor a cuya influencia reconozco es Enrique Congrains, cuya novela "No una sino muchas muertes" fue, durante mis años de juventud, una verdadera biblia formatriz.
Sin embargo, mi verdadero acercamiento a la generación del 50 fue en 1997, al entrar en contacto con el crítico Manuel J. Baquerizo, quien, desde entonces y hasta su muerte, fue mi corrector, mi preceptor, mi guía. No puedo concebir hombre más sosegado y sabio, ni más amistoso, ni más inteligente a la hora de volcar una crítica literaria. Es justo reconocer que fue él quien me abrió la venda de los ojos, pues, hasta conocerlo, mi tartajeante literatura no había sido sopesada por nadie, y yo, sobre mis propios errores, seguía escribiendo engañadamente. Pero apareció Baquerizo, a quien yo había leído muchas veces en el suplemento dominical "Variedades" del diario “Correo” y en alguna otra revista literaria, y nuestras interminables tertulias fueron increíblemente aleccionadoras. Me corrigió mucho, y yo aprendí de esas correcciones, aunque a veces fue duro, y cuando él enfermó, decidí escribir una novela con todo lo que me enseñó. La primera vez –recuerdo– me devolvió mis cuentos corregidos con un lapicero rojo y sentí, lo confieso, una gran desazón por las pocas palabras que habían quedado en pie. Y eso me enseñó. Después de cada reunión con el maestro, regresaba a casa a practicar, y estudiaba con lápiz, papel y diccionarios cada una de sus correcciones. Realmente, me fanaticé. De ese modo Baquerizo me puso sobre el camino, y ahora que he dado unos pocos pasos sopeso lo mucho que le deben éstos al maestro, mi maestro. Así nació la novela “El llanto en las tinieblas”, que, por lástima, fue publicada a los pocos días de su muerte, y él nunca pudo leer.
Lo que pocos saben, y es hora de confesarlo, es que Manuel J. Baquerizo también leyó y corrigió algunos capítulos de “La fauna de la noche”. La novela empezó a escribirse en 1998 y estuvo lista en su primera versión en el 2000. Fue entonces (ya cuando teníamos entre manos el ambicioso proyecto de la revista literaria “Ciudad letrada”) que le alcancé el manuscrito del libro. Lo leyó, se emocionó, recuerdo que de inmediato conversó sobre el tema con Zeín Zorrilla y Oswaldo Reynoso, y hasta se preocupó por buscarle un editor. Lamentablemente, el libro no estaba listo, como yo creía, y tras ocho versiones más (en una de las cuales se incorporó la parte histórica de los médicos asesinos de Salamanca para armar el contrapunto de la novela) recién estuvo terminada, con su punto final como debe ser, en 2009.
Quiero decir que Manuel J. Baquerizo era un enamorado de la literatura, de la belleza intelectual, y su contagiante entusiasmo hizo que me apasionara por la estética literaria. Gran amigo de todos los escritores de su generación, no se cansó de compartir conmigo sus remembranzas, sus anécdotas, ni de tutelar con rigor mi arduo noviciado. Como se puede ver, le debo mucho a la generación del 50, y tanto más a Manuel J. Baquerizo, quien, definitivamente, sigue viviendo, palpitante, en mi corazón, como sigue latiendo en el corazón de casi todos los intelectuales del Perú.

Después de cada reunión con el maestro, regresaba a casa a practicar, y estudiaba con lápiz, papel y diccionarios cada una de sus correcciones. Realmente, me fanaticé.

CUENTO: 1er lugar

Una carta inesperada

Carlos Tijero Prialé (Lima, 1981)

María:

Te sorprenderá mucho recibir esta carta, y con justa razón, pues el autor de estas líneas, como ya debes estar enterada, ha puesto fin a su existencia hace apenas dos días. Sin embargo, me he visto forzado a escribirte debido a una necesidad inaplazable: darte a conocer las razones que me llevaron a dejarte plantada en el altar el día fijado para nuestra boda.
Un año exacto ha transcurrido desde entonces, y a pesar del largo tiempo, soy sincero en declarar que no he logrado olvidar tu recuerdo, el cual se me manifiesta casi siempre en la forma de la más anormal de tus aprensiones.
Me refiero a tu miedo a los espíritus. Un miedo que probablemente jamás hubiera conocido si no fuera porque un hecho nefasto te impulsara a revelármelo.
Estoy hablando de la temprana muerte de Isabela. ¿Todavía recuerdas a nuestra amiga? En lo que a mí concierne, aún me atormenta hacer memoria de la última ocasión en que disfrutamos de su compañía… Isabela iba sentada a tu lado, en el asiento trasero del automóvil que yo conducía por la carretera a Pilcomayo, en donde teníamos planeado pasar aquella soleada mañana de domingo en uno de los tantos recreos campestres que abundan en la zona. Su conversación era amena y fluida, y solo se veía interrumpida cuando, cerca de la ventanilla de su asiento, pasaban los raudos y vertiginosos neumáticos de un autobús. Entonces nuestra amiga, visiblemente aterrorizada, volvía la cabeza hacia el interior del vehículo, y respirando con dificultad, declaraba que le tenía pánico a las ruedas de los autobuses porque tenía la sospecha de que habría de morir atropellada. Su insólita confesión nos provocó muchas carcajadas. Era algo que nos parecía gracioso e inverosímil, y cuyo significado no pudimos comprender sino hasta una semana más tarde, cuando conocimos la manera en que se había producido su trágico final.
En efecto, tal como lo había sospechado, nuestra pobre amiga encontró la muerte bajo los pesados neumáticos de un autobús. El accidente, desde luego, nos hizo reflexionar acerca de los miedos y sus extrañas relaciones con la muerte. De este modo, llegamos a la siguiente conclusión: que los miedos injustificados revelan la forma en que las personas habrán de terminar sus días.
Fue después de estas cavilaciones cuando te animaste a contarme que también tú eras víctima de un temor insensato. “Le tengo miedo a los espíritus”, dijiste. “A veces pienso que me cogerán de una pierna y me arrastrarán…”.
Por juzgarlo inoportuno, aquella vez me abstuve de compartir contigo mi propio temor. Sin duda fue un error, pues de haberlo hecho, tal vez no hubieras tomado la resolución que adoptaste más adelante.
El caso, María, es que sufro de un pavor irracional a las armas de fuego: me basta ver la fotografía de un rifle, o bien notar el arma reglamentaria que cuelga del cinturón de un policía, para sentir que mi carne se estremece bajo el impacto de una bala.
He aquí, pues, la causa de que no asistiera a nuestra boda. Un día antes de que ésta se celebrara, el exnovio tuyo, el militar, me detuvo en plena calle, y apuntándome a la cabeza con una pistola, me amenazó con darme muerte si me atrevía a sellar nuestro compromiso. Aquella advertencia bastó para que abandonase cuanto antes la ciudad, sin darte explicación alguna. No obstante, luego de meditar con más calma, comprendí que mi proceder había sido absurdo, y fui en tu búsqueda a los pocos días, con la esperanza de explicarte lo sucedido y que me dieras una nueva oportunidad. Fue una tentativa inútil: nada más llegar a tu casa, me enteré por labios de tu madre que te habías prometido en matrimonio con tu exnovio. Enterarme de esta noticia fue un golpe tan duro para mí, que hasta el día de hoy no he logrado superar.
María, el destino dictado por nuestros temores debe cumplirse.
Tú tendrás que morir bajo el tormento de un espíritu; y yo, a consecuencia de un disparo. Pero lo que jamás pude haber imaginado, es que yo iba a ser el espíritu causante de tu muerte, tanto como es de la mía, querida, este revólver calibre 38.

JURADO: El mérito de este cuento reside en el manejo de la trama, la delineación rápida y económica de los personajes, y la concentración del relato que no se pierde con digresiones inoportunas que son la tentación fatal de cualquier narrador joven.

CUENTO: 2do lugar

Ron, hielo y moscas negras

Roberto Salazar Solano (Huancayo, 1984)

He vuelto a soñar con moscas negras y con el hombre sin rostro. Me desperté empapada en llanto la noche pasada. Desearía dejar de leer.
“Winter Trees”, de Sylvia Plath; leyendo sus intensos y desgarrados versos no voy a olvidarme de ti; pero no quiero dejar de pensarte; me aterra la idea de que quizá sí sea capaz de no echarte de menos, y entonces qué sucederá con mis ideas; hacia dónde huirán mis sentimientos…
“Clouds, clouds”; nubes, nubes. Tras “the furnace of greed” (el horno de la codicia), ¿cómo es posible que haya nubes tras el horno de la codicia?
¿Por qué soñar con moscas negras y con el hombre sin rostro?
¿Por qué no dejaste que me quedase a tu lado? ¿Por qué dejé que te marchases?
Qué importancia tiene ahora que las persianas del salón ya no quieren ser bajadas, o que los zapatos azules de mi armario hayan perdido todo su brillo. Cómo es posible que empiecen a gustarme el vodka y el ron, y que a veces, cuando llego a casa de la oficina, sienta la necesidad de tomar una copa. Son muchas las noches que duermo ebria; son muchos los recuerdos que he de aniquilar.
No he vuelto a tener sueños contigo. Dejó de obsesionarme la idea de tener la casa limpia y recogida. Me gusta el olor del polvo que cubre muebles y libros.
Me siento traviesa cuando preparo un té y, después de disfrutarlo, dejo la taza vacía junto a los libros que esparcí horas antes sobre la mesa del salón.
He aprendido a disfrutar mientras camino bajo la lluvia sin paraguas. Ya no echo de menos el sexo. Creo que me han crecido los pechos y las caderas. Las patas de gallo también de vez en cuando me chantajean, pero ha dejado de preocuparme el aspecto físico. Tampoco importa que el llanto me venza en la calle, en el autobús o en el trabajo. No siento necesidad de esconder mis lágrimas.
Y pienso en ti porque, a mi forma, fui capaz de amarte. Contra eso hoy no puedo luchar. Las hojas de los árboles están cayendo sobre el asfalto. No es otoño pero el aire las arranca con fuerza.
Estoy sentada escribiendo unas líneas que no comprendo. “The air is a mil of book” (el aire es un millón de signos de interrogación). ¿A quién le importa que hoy tampoco haya comido? Quiero un café. Un bombón. Quiero tu cuerpo, tu boca, tus inquietas manos recorriendo esta piel fría que necesita ser descubierta.
El hombre sin rostro ha salido de mis sueños. Se ha sentado junto a mí. Ha tomado mis manos. Ha abrazado este cuerpo y lo ha elevado suavemente. El hombre sin rostro me ha llevado al cuarto donde tú dormías a mi lado. El hombre sin rostro ha abierto las ventanas de la habitación después de tenderme en la cama. El hombre sin rostro me ha poseído mientras dejaba que entrasen las moscas negras en el cuarto. El hombre sin rostro ha besado mis lágrimas; ha jugado con mis pechos; ha bebido de mis entrañas. Después el hombre sin rostro ha cerrado las ventanas. Me ha dado un beso en la boca y se ha marchado, no

JURADO: El mérito indudable es su lenguaje poético, bastante maduro para un narrador en inicios. Un autor que dará mucho que hablar en el futuro si continúa explorando esa veta.

CUENTO: 3er lugar

Mientras dormías

Hugo Velazco Flores (Huancayo, 1986)

Aquel hallazgo fue horrendo. A esa hora de la noche, el viejo edificio estaba en penumbras y un silencio casi material dominaba los pasadizos. Luego de forcejear algunos minutos, la puerta de la habitación 205 había cedido.
—Lo siento, Mark —dijo García cogiéndome del hombro—. Yo haré todo el trabajo. Es sólo que creí que debías estar presente.
Ingresamos, con sumo cuidado, entre los muebles que obstaculizaban el camino. Pronto llegamos al pie de la cama. Todo había sido intensamente removido, un hedor poderoso fluía debajo de una sábana. «De verdad lo siento mucho, Mark», repitió, «en un momento volverás a tu habitación, si lo deseas». Y con delicadeza quitó el embozo de su sitio.
En efecto, lo que quedó fue un cuerpo, ¿no era más bien un informe cúmulo de carne? La primera impresión fue brutal, no pude evitar imaginar un violento forcejeo y luego la hoja de un cuchillo penetrando decenas, quizá centenares de veces, el cuerpo desnudo de Amanda. Nunca, en los quince años de experiencia como médico forense, había visto semejante perversión; lo mismo debió considerar García cuando apartó un poco de cabello en busca de un rostro.
—Será un trabajo algo complicado —murmuró examinando las decenas de cortes que habían deshecho las facciones de la mujer.
Por tal aspecto creí ingenuamente, guiado por el amor que sentía por ella, que bien podría tratarse de una desdichada confusión, y que Amanda había prolongado su viaje por las previsiones de nuestro matrimonio. Un breve mareo me descompuso en tanto García exploraba los restos mutilados del cuerpo.
—¿No cabe duda? —interpelé mientras me apoltronaba en una silla.
García calló y empezó a redactar el informe; al cabo, aún de cuclillas, me miró sobre sus gafas:
—Ve a descansar, yo me encargaré de esto, luego pensaremos en lo demás. Aunque desearía saber algo. Sé que la viste por última vez hace una semana. Ella hizo un viaje…
—La contrarié, pero en fin, pretextó que era por la boda. Tardó más de lo previsto en volver. Yo tenía ganas de mostrarle el anillo de oro que había comprado para ella.
—Bueno, bueno, ve a descansar, Mark; de veras que lo siento mucho. No dejes de tomar un sedante, tienes un rostro patético —bromeó y siguió con el informe.
Yo había intuido que García deseaba hacerme más preguntas, pues de alguna manera me catalogaba como el principal sospechoso. Completó el informe y nuevamente se puso los guantes de goma.
—¿Sospechas de alguien?
—Es extraño —sostuve con cautela—. Amanda y yo llevábamos una vida aislada de todo el mundo, no es que reprobáramos a los demás, es sólo que ambos nos bastábamos. Es más, cada uno volvía a su habitación durante la noche: respetábamos nuestros límites.
—Nadie aguantaría una noche con un sonámbulo —bromeó con astucia, cosa que me afectó un poco en tal circunstancia—. ¿Continúas con las terapias?
—¡Ese médico es un incompetente! —contesté con sinceridad—. No logró nada conmigo, pero anoche entre tanto aguardaba a Amanda para mostrarle el anillo, un poco molesto, lo acepto, me quedé dormido. No recuerdo la última vez que caí en un sueño tan profundamente.
—Entonces no oíste nada raro —insistió— la escena debió ser violenta, los gritos…
—¡No creerás que yo tengo algo que ver con esto! —protesté—. Yo la amé; ella fue la única que logró entenderme, además le apasionaba mi profesión. ¡Nos casaríamos en una semana! ¡No tengo paciencia para escuchar todo esto! —sentencié desaforado, me coloqué un abrigo y caminé hacia la puerta algo confuso. García no trató de detenerme.
—Sé cómo te sientes, Mark. Yo soy tu amigo y nunca pensaría algo semejante, pero sería de mucha ayuda tener al menos un nombre en la lista de los culpables.
—¡Pues bien! ¡No vive nadie más en este edifico excepto el alcohólico de Julio, a quien vi abordar un taxi con dos maletas hoy en la mañana!
Y me volví hacia el vano de la puerta con la determinación de marcharme a quién sabe dónde, cuando García dijo:
—Lo que me llama mucho la atención de este cuerpo es la mano derecha.
—¿A qué te refieres?—inquirí.
—Tiene un anillo, un anillo de oro —sentenció.

JURADO: Trama redonda. El tema es conocido, pero delata a un autor que se halla en pleno proceso de análisis concienzudo de los mecanismos de la ficción, y en este cuento los usa de modo breve y diestro.

MICROCUENTO

Un bombero sin suerte

Hernán Garrido-Lecca

Yo supe de un bombero que jamás pudo ir a un incendio. Murió sin esa suerte y pidió ser cremado.

PERFUME DE MUJER

Las edades de Lulú

Almudena Grandes

Sus dedos se posaron encima de mis labios y los aplastaron, uno contra otro. Relajaron un instante la presión para juntarse de nuevo, iniciando un movimiento de pinza que se desplazó poco a poco cada vez más arriba, produciendo un sonido sordo, parecido a un gorgoteo. Cuando llegó al final, su mano estiró mis labios para desnudar completamente mi sexo, dejando al descubierto la piel rosa, tirante, que me escocía como una herida a medio cerrar.

CUENTO

Disparo inatajable

Pedro Novoa Castillo (Lima, 1974)

El mundo se detuvo en el punto mismo de penal. Tú suspiras, pasas saliva y observas por tu visor al diez del celeste tarmeño frente al arco rival. Lo notas nervioso, estúpido, mirando la esquina superior izquierda por donde pretendía encajar el balón. En la tribuna, los hinchas del ADT permanecen, al igual que tú, tensos y mudos, como intuyendo algo difícil de tragar. “El doloroso tránsito de un camello por el ojo de una aguja”, ha dicho una voz empalagosa por tu radio portátil. “Treintaidós años sin pasar a la Primera División podrían tener fin con este disparo. ¿Orgullo, terquedad, o simple estupidez?, no lo sabemos. Haciendo caso omiso a las críticas, el técnico ha decidido que Chupaflor —a pesar de no estar en su mejor momento—, patee el penal”. Es un hijo de p… y bajas el volumen. “Toda la ciudad de Tarma resumida en un disparo… Hace treintaidós años, el francotirador Camacho, nos daba el campeonato del 79. Ahora, la hazaña podría repetirse. Minuto noventa, radioescuchas, el árbitro finalizará el partido después de la pena máxima. Esperemos que el diez no haga su tirito esquinado, el predecible”.
Debajo de un gorrito tapa-sol que te ocultaba casi todo el rostro, recuerdas la Copa Perú del 79. Te ves dando el beso de rigor al esférico antes de ejecutar el penal que decidiría el campeonato. Escuchas el griterío de aquella vez: “¡Magia, francotirador, magia!” “¿Magia?, no Camachito, sólo concentração”, había sentenciado minutos antes el entrenador de entonces. Un estratega brasileño que hablaba con la suficiencia de haber logrado tres clasificaciones consecutivas a la Primera. “La magia es para los huevones, negrito, la cuestión es solo concentração. Intensa como la de esos francotiradores que no usan silenciador y tienen que matar de un solo disparo. ¿Te imaginas sus caras? Igualito la tienes que poner”.
Piensas que quizá vivamos sólo para estos momentos y que el resto de nuestra vida es tan solo relleno. De pronto es solo rugir, concentrarse, tragar esa bola invisible que es el miedo al fracaso y patear. Patear por la esquina superior izquierda del arco, ese punto inalcanzable.
Pero eso era antes, lamentas, en tu época dorada. Ahora los porteros saben estirarse hasta ese rincón, haciendo de ese otrora inatajable, un miserable disparo predecible. “¡Qué demonios pasó, Chupaflor! Habíamos advertido que el tiro esquinado: ¡no! ¿Ahora esperar un año más? Diablos, perder de local el campeonato es para arrancarse los testículos con un tenedor, radioescuchas”.
Precisamente eso sientes, que un trinche te desgarra toda tu vida de éxitos para dejarte sólo esta derrota. Calibras el lente del visor y enfocas el rostro de Chupaflor. Con horror te ves a ti mismo, llorando y babeando la gloriosa camiseta celeste. Miras tu celular, sabes que dentro de unos segundos timbrará. Allá a lo lejos, el equipo de tus amores terminaba de derrumbarse encima del gramado.
“¿Mucho dinero?, pero lo vales, negrito. A quién diablos le importará después que el Chuto, el narco más ranqueado de Tarma, te lo haya dado. Es tu seguro de vida, o acaso piensas que las piernas son de acero. No, Camachito, estas oportunidades no se desaprovechan”.
Y no la desaprovechaste. El Chuto había prometido diez mil dólares al equipo, si campeonaba. Y cuando el ADT levantó la Copa Perú, nadie aceptó la dádiva a excepción de ti. Ahora que habían cambiado algunas cosas, volviste a recibir dinero del Chuto. Sólo quedaba aguardar que el teléfono sonara, y sonó.
-Aló, ¿procedo?
-Sí…
Ajustas el lente, enfocas el pecho: ¡Hay Chupaflor!, yo en tu lugar hace treintaidós años ganaba además de la Copa Perú, diez mil de los grandes. Acabas de decir esto y aprietas el gatillo. Entonces es el caos. Las cámaras de televisión buscan de inmediato al tirador invisible en las graderías. “Es inútil”, piensas entrando a los servicios higiénicos para desmontar el arma y guardarla en tu mochila. Hay tanta gente que sería más fácil resucitar al Chupaflor que saber quién le ha disparado.
“Ha sido un profesional, ni siquiera ha usado silenciador. Sólo le ha bastado un tiro para acabar con su víctima. Lado superior izquierdo del cuerpo, radioescuchas: un disparo inatajable para el corazón”.

AGENDA SEMANAL

Exposición didáctica: "Arguedas y el Perú como fuente infinita de creación"
Organizan: ICPNA Región Centro y Comisión Nacional del Centenario del Nacimiento de José María Arguedas
Muestra abierta de lunes a sábado
Horario: 8 am-12 m y 4 pm-8pm
Lugar: Auditorio y Galería de Arte del ICPNA Región Centro - Jr. Ayacucho N° 169, Huancayo.
INGRESO LIBRE

Solo 4, “393”, del 26 de noviembre de 2011

LA CITA

“Cuando su ira se haya calmado y esté sumida en una nueva rutina, echará de menos a alguien con quien hablar, un cuerpo firme que tocar, una cara que besar. Entonces pensará en mí”.
Ken Follett, Los pilares de la tierra

LO ÚLTIMO

Concurso de Cuento Breve “Manuel Baquerizo Baldeón”

Los miembros del jurado del I Concurso Nacional de Cuento Breve “Manuel Baquerizo Baldeón”, debido a la enorme cantidad de cuentos recibidos, ha tenido que postergar el anuncio de los ganadores hasta el día de mañana, 27 de noviembre, cuando serán publicados los resultados en la edición dominical del diario Correo de Huancayo. Los resultados considerarán los tres cuentos ganadores, acreedores a 1000, 750 y 500 Nuevos Soles, y los finalistas quienes serán reconocidos con sendas menciones honrosas. La organización de este trascendental certamen literario, la Dirección de Cultura del ICPNA Región Centro y el Suplemento Cultural “Solo 4”, pedimos disculpas por el retraso y agradecemos por la enorme acogida.

Arguedas y el Perú como fuente infinita de creación

Diana Casas

Con José María Arguedas ocurre algo singular. Su figura suscita reacciones tan diversas como contradictorias, pero ninguna indiferente. Hay quien con reverencia lo llama “hermano mayor” , “amauta”, y quien reclama airado el haber convertido en ícono a un “ mortal de carne y hueso”. Con su obra sucede algo similar. Hay quienes han encontrado en ella un instrumento movilizador de su identidad y quienes mordazmente la han llamado “utopiá arcaica”. El modo como este año ha sido designado ofialmente es otra muestra de las actitudes adversas que suele suscitar Arguedas en algunos medios, y la forma como ha respondido el pueblo homenajeándolo durante todo el año es, sin duda, desde la otra orilla, la mejor muestra de que Arguedas vive en el corazón de las mayorías. Pero el corazón no es el órgano que mejor aprecian los intelectuales y es por eso que este año los académicos han pensado y repensado la obra arguediana tratando de ser lo más científicos posible y de evitar, sin conseguirlo en muchos casos, las proyecciones emocionales. Arguedas vive, y esta incuestionable vigencia de su figura y su pensamiento muestra, a su vez, la permanencia de los elementos que animaron su vida y la lucidez que la llevó a plasmarla en escritos capaces de movilizar el espíritu y el intelecto de sus lectores.
Cimentada en el Perú, al que Arguedas consideró una fuente infinita de creación, la obra arguediana refleja un país diverso e interminable, con profundas contradicciones, sensible pero indestructible como él mismo. Un país asentado en el pasado, pero caminando con decisión hacia el futuro, construyendo ciudades como Chimbote e identidades fuertes y seguras como la huancaína.
Como señala la comunicadora Gabriela Núñez, el escritor, a su vez, “representa en el Perú, la intersección de raíces culturales, sociales, e intelectuales”, un caso paradigmático de capacidad de escucha, comunicación intercultural y visión a futuro. El Perú que retrató es el que los peruanos tenemos en el corazón y en la mente, el complejo y doloroso a veces, pero profundamente amado y soñado como terruño de nuestros hijos, el Perú rico en todos los aspectos y, por lo mismo, un país de posibilidades, con un único camino viable, el de la unión y la interrelación, de la ruptura de fronteras.
Es, desde esta perspectiva, y con la finalidad de contribuir al conocimiento y valoración de la vida y obra del gran escritor andahuaylino, que el ICPNA Región Centro realiza actualmente la exposición “Arguedas y el Perú como fuente infinita de creación”, consistente en 49 infografías, basadas en documentos del famoso Archivo Arguedas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 26 de las cuales corresponden a la línea de vida y 23 a la línea de obra; todas ellas conteniendo textos, fotografías y comentarios. Se trata de una muestra de carácter didáctico desarrollada bajo la responsabilidad de la Comisión Nacional del Centenario del Nacimiento José María Arguedas, con la asesoría y dirección de curaduría de la responsable del archivo Arguedas, Carmen María Pinilla, a cuyo interés y apoyo se debe que haya sido donada al ICPNA Región Centro por la mencionada Comisión, con el encargo de que sea prestada a las entidades que lo soliciten para su itinerancia.

Cimentada en el Perú, al que Arguedas consideró una fuente infinita de creación, la obra arguediana refleja un país diverso e interminable, con profundas contradicciones, sensible pero indestructible como él mismo.

La fauna de la noche

Isabel Córdova Rosas

En los primeros años del Renacimiento español, todavía se prohibía elaborar teorías que podrían contradecir los dichos bíblicos y si alguien se atrevía a formularlas, terminaba siendo condenado por los Tribunales de la Santa Inquisición. “La búsqueda de la verdad científica no era necesaria ante la existencia de la única verdad posible: la revelada por el Creador”.
El médico Miguel de Vilanova, perseguido por la Inquisición española por publicar un tratado contra la Trinidad Divina se establece en Viena, cambiándose de nombre. Trabaja como galeno y pide permiso a la realeza para diseccionar cadáveres de los condenados a la horca y perfeccionar sus investigaciones sobre la circulación de la sangre. En Ginebra es apresado y condenado a la hoguera por la Santa Inquisición, pero antes, le entrega a su discípulo Avenario Calatastro, los Codicilos, un cuaderno con páginas sueltas donde tenía anotadas sus investigaciones y le pide continuar con ese importante aporte a la ciencia. Calatastro y diez estudiantes de confianza fundan una sociedad secreta: La “Fraternidad de los Médicos Demónicos” cuyo emblema fue el Ojo de Orus. Su primera misión fue secuestrar indigentes, forasteros y enfermos mentales, que no tenían familia y en vida les sometían a las peores torturas para realizar sus investigaciones. Calatastro, descubierto por la Santa Inquisición, huye a America y llega a ser profesor en la recién fundada Universidad Mayor de San Marcos, de Lima.
En la actual Facultad de Medicina de San Fernando, el decano Braiman es encontrado muerto, por Eduardo Escalante estudiante de medicina. Al principio se cree en un suicidio, pero la forma como se halló al cadáver hace sospechar que la Fraternidad Demónica, convertida en una gran mafia, continuaba vigente. Eduardo Escalante y el periodista Gustavo Lira, se comprometen a investigar hasta el final y esclarecer esta misteriosa y escalofriante muerte.
Bossio nos hace entrega de esta extraordinaria novela ambientada en la Europa del siglo XVI y en el Perú, en la década de los noventa. Con gran maestría nos traslada a dos épocas y espacios diferentes, con el hilo conductor de la misteriosa Sociedad Secreta: la Fraternidad Demónica, que el autor conduce con singular precisión a la unidad de la obra. Está escrita con una excelente prosa y una adecuada utilización de elementos clásicos y modernos. Es una novela que tiene un componente histórico, social, político y religioso. Los personajes, perfectamente caracterizados, pertenecen a diferentes estratos económicos. Con especial realismo, narra las grandes desigualdades sociales y económicas que imperan en nuestro país. Las atrocidades a que se someten algunos jóvenes universitarios, para poder mantenerse y continuar estudiando. La corrupción en las altas esferas del gobierno. La desaparición de líderes sindicales y alumnos. El fanatismo de ciertas sectas religiosas. El tráfico de órganos y el racismo que continúa vigente en nuestro país.
“La fauna de la noche” de Sandro Bossio Suárez es una novela fascinante que nos invita a viajar a través de la historia y a reflexionar sobre la cruda realidad, actual, de nuestra patria.
Con especial realismo, narra las grandes desigualdades sociales y económicas que imperan en nuestro país. Las atrocidades a que se someten algunos jóvenes universitarios, para poder mantenerse y continuar estudiando.