martes, 13 de agosto de 2013

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE


El diablo cruzó el charco

Sandro Bossio Suárez

Isabel Córdova Rosas es la escritora peruana más traducida de la historia del país. Ha escrito más de treinta libros y pasea su celebridad por diferentes ciudades europeas. A veces –dice– recuerda su terruño,  su gente, sus costumbres. Y entonces escribe. De esa añoranza, de su profundo conocimiento del alma del hombre andino, nace el libro que ahora nos presenta como un cálido homenaje a su mundo no olvidado.


Antropóloga de profesión, además de humanista y profesora, posee un agudo conocimiento sobre la mitología y las tradiciones orales de los Andes peruanos. De ese interés, volcado desde su juventud en diversos textos y ensayos, nace un estupendo libro antropológico: “El diablo en la ideología del hombre andino”. En él plantea que el diablo, como personaje mitológico, es europeo, que no tiene génesis ni raigambre en la cultura andina. Traído por nuestros conquistadores, este personaje se integra a nuestra mundología y, desde entonces, se crean cientos de historias y crónicas principalmente para el control social para, como dice su autora, «dominarnos más».
A Isabel le fascinan cada uno de estos temas y para ampliar sus conocimientos hizo los doctorados en Literatura Hispanoamericana, en Antropología Social y en Historia de América, en la Universidad Complutense de Madrid. Estos conocimientos le sirvieron mucho para reinventar historias que van de “lo real a lo imaginario”.
“El diablo en la ideología del mundo andino” es una parte de su tesis en Antropología, donde asegura que en la religiosidad popular del mundo andino jamás existió el elemento diablo, tal como lo representa la religión cristiana. Asegura: «Mi tesis es que es traído por el español para dominar más al pueblo conquistado. En el imaginario colectivo del mundo andino se creía en el Cay pacha, Janan pacha y en el Ucuy pacha. En ‘el mundo de aquí’ los hombres aparecen con sus instrumentos de trabajo y su vida cotidiana. En ‘el mundo de arriba’ los hombres se convertían en constelaciones, en fenómenos de la naturaleza como el rayo, el trueno, el granizo o el viento. Y en ‘el mundo del subsuelo’  habitaban los seres que habían muerto, pero se encontraban en estado de latencia para luego salir por los ojos de las cuevas, como los Hermanos Ayar, y brotar por las espumas de la aguas como la pareja primordial, Manco Capac y Mama Ocllo, fundadores del imperio de los incas”.
Se trata de la tercera edición. La primera salió en Lima, la segunda en España y ahora en Huancayo.
El libro, además, contiene cuentos y tradiciones orales de los Andes, con los que su autora sustenta que nuestra tradición literaria empieza con la oralidad, miles de  años antes de que se inventaran los alfabetos. Para ella el hombre andino recreó sus orígenes con mitos y leyendas, rubricó amores y despedidas con canciones, y cuando quiso enseñar elucubró moralejas, sentencias y refranes, incluso, creó una especie de teatro muy antiguo, pero profundamente simbólico y representativo. «No hay que olvidar que la creación oral sirvió de base para la fundación de las literaturas en todos los países y continentes, con una especial significación en las culturas de la América pre colombina», preconiza.
Pero eso no es todo: varios de estos cuentos aparecen en quechua y en quechua wanka. Al respecto, Isabel afirma: «Tenemos dos idiomas oficiales en el Perú, ¿por qué olvidarnos de esa lengua flexible y maravillosa que es el quechua y parte de nuestras raíces y nuestra cultura?».

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