Luis Repetto y Claudio Mendoza
Teófilo Hinostroza Irrazábal nació en Colcabamba-Huancavelica en 1914. A inicios de 1930 fue aprendiz en el estudio del fotógrafo Fortunato Pecho. Abrió su propio estudio en 1937 en la ciudad de Huancayo. Comenzó a viajar por toda la sierra central y captó imágenes costumbristas, paisajes y faenas campesinas. Se decía que era el “Chambi del Centro”, por sus fotografías que revelan un gusto exquisito por la composición, los juegos de luces y sombras.
Hinostroza conoció a José María Arguedas, quien influyó en su objetivo de captar la riqueza del Perú profundo y rescatar el aspecto positivo y la belleza de la región central. Si bien tomó fotografías hasta entrados los años 80, no hay ninguna imagen que revele violencia.
Fue, asimismo, un gran músico y compositor. Comenzó a tocar la quena a los cinco años, obtuvo varios reconocimientos y estuvo vinculado a diversas instituciones, como el Departamento de Música de la Casa de la Cultura de Huancayo y la Escuela Nacional de Música. También se dedicó a la filmación de documentales costumbristas en el formato de 16 mm.
Sus herederos han conservado para las futuras generaciones su archivo fotográfico, compuesto por miles de negativos y cintas de película, que gracias a la cooperación del Banco Interamericano de Desarrollo y el Museo de Artes y Tradiciones Populares del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, hace unos años fueron digitalizadas, en una parte importante, para su mejor conservación y continuidad, ya que son un repositorio inagotable de los hábitos y costumbres de la región central de nuestro país.
Teófilo Hinostroza Irrazábal nació en Colcabamba-Huancavelica en 1914. A inicios de 1930 fue aprendiz en el estudio del fotógrafo Fortunato Pecho. Abrió su propio estudio en 1937 en la ciudad de Huancayo. Comenzó a viajar por toda la sierra central y captó imágenes costumbristas, paisajes y faenas campesinas. Se decía que era el “Chambi del Centro”, por sus fotografías que revelan un gusto exquisito por la composición, los juegos de luces y sombras.
Hinostroza conoció a José María Arguedas, quien influyó en su objetivo de captar la riqueza del Perú profundo y rescatar el aspecto positivo y la belleza de la región central. Si bien tomó fotografías hasta entrados los años 80, no hay ninguna imagen que revele violencia.
Fue, asimismo, un gran músico y compositor. Comenzó a tocar la quena a los cinco años, obtuvo varios reconocimientos y estuvo vinculado a diversas instituciones, como el Departamento de Música de la Casa de la Cultura de Huancayo y la Escuela Nacional de Música. También se dedicó a la filmación de documentales costumbristas en el formato de 16 mm.
Sus herederos han conservado para las futuras generaciones su archivo fotográfico, compuesto por miles de negativos y cintas de película, que gracias a la cooperación del Banco Interamericano de Desarrollo y el Museo de Artes y Tradiciones Populares del Instituto Riva-Agüero de la Pontificia Universidad Católica del Perú, hace unos años fueron digitalizadas, en una parte importante, para su mejor conservación y continuidad, ya que son un repositorio inagotable de los hábitos y costumbres de la región central de nuestro país.
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