Especulaciones sobre "Strange Days Indeed"
o Prohibido suicidarse en primavera"
de Ricardo Quesada
Cuando un agujero se abre y devora la sustancia del día, “iza el cerebro al cielo azul en el alba”. Fue, y sigue siendo la soledad nuestros escombros, lo que va con nosotros a donde quiera que vayamos. Y desde ese agujero, regresas a las trampas importantes de tu vida, visitas a tus amigos, conservas a pesar de lo forzoso, el tono inexorable, ácido, la nieve en tu lengua girando. Cantando al agua como un santo condenado a no oír su sonrisa.
Pero la solemnidad de la muerte se llena de lluvia. Un cuerpo definitivamente rendido en la oscuridad. Afinas ese simple hecho de la mierda tenazmente reacia, embarrada en el corazón de un corazón que funciona tediosamente mal. Y cantas atado a otros nudos. Ricardo cantas y la columna se derrumba húmeda.
Porque hay seres que viven bajo la pesadilla sagrada del fin, solo para defenderse de la realidad traidora.
Porque hay ríos de poesía donde se hunde nuestra cabeza, donde se junta la muerte y tu mano, atraída por la misma lasitud de un ave que busca sólo “un lugar donde dormir en este maldito manicomio”.
Roberto Salazar
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