domingo, 4 de marzo de 2012
Carnaval: la fiesta más grande del mundo
Leonardo Mendoza Mesías
El Carnaval de Brasil es uno de los más grandes del mundo, tiene algunas variaciones con su contraparte europea y también diferencias a lo largo de su territorio. A pesar de la inspiración católica, sus orígenes se remontan a una clase de carnaval llamado “entrudo” en portugués, que se caracteriza por el juego de tirarse agua para purificar el cuerpo. El “entrudo” fue prohibido sin demasiado éxito a mediados del siglo XIX, porque era considerado violento por las clases sociales altas; se dice que algunas personas morían por infecciones y más enfermedades pues, a veces, se tiraban frutas podridas. A finales del siglo, los “cordões” ("lazos", en portugués) fueron introducidos en Río de Janeiro, y consistían en grupos de personas que caminaban por las calles tocando y bailando. Los “cordões” fueron los antecesores de las modernas escuelas de samba. Los “blocos” (bloques), otro nombre para los “cordões”, son algunas de las actuales representaciones del carnaval popular de Brasil, conformados por variopintos personajes de fantasía, que con algarabía van discurriendo por las calles en forma de multitudes.
El Carnaval en Brasil se caracteriza por el color, donde “sambam” (bailan), desfilan acompañados por coches de sonido (tríos eléctricos), reproducen canciones de “axé”, samba y “swinguera”, y donde muchos los siguen bailando, cantando, bebiendo y besando. En esta época hay mucha libertad, bebida y música, y es tiempo de aprovechar la sensualidad. De eso se trata, ese es el verdadero carnaval brasileño. Sin embargo, es necesario distinguir, una cosa es el desfile de carnaval que generalmente se realiza entre el 18 y 21 de febrero, y otra, es el que se disfruta intensamente durante todo febrero.
Las celebraciones más representativas del carnaval brasilero se dan en Río de Janeiro y São Paulo, donde las escuelas de samba, “blocos” y bandas ocupan barrios enteros. Algunas de ellas son: Mangueira, Portela, Salgueiro, en Río, y en São Paulo están Nenê de Vila Matilde, Vai - Vai, Mocidade Alegre, Camisa Verde e Branco, entre otras.
En América del Sur también tenemos al carnaval colombiano que fue introducido por los españoles. Esta festividad ha incorporado elementos europeos y ha logrado sincretizar y reinterpretar tradiciones que pertenecían a las culturas africanas e indígenas colombianas. Hay evidencia que demuestra su existencia en el país durante el siglo XVIII, lo que causaba preocupación en las autoridades, quienes prohibieron estas celebraciones en los principales centros de poder colonial como Cartagena y Bogotá. El carnaval, por lo tanto, tuvo que continuar su evolución y reinterpretación en las aldeas y pueblos de poca importancia. Sin embargo, las celebraciones continuaron, y hoy sus principales manifestaciones las encontramos en Barranquilla y Pasto denominado “Carnaval de Negros y Blancos”.
El Carnaval de Barranquilla se origina en Cartagena durante la época colonial como una festividad para esclavos. Éste incorporó y adaptó influencias indígenas que se fueron mezclando con las tradiciones africanas y europeas. El festival barranquillero refleja los patrones de migración desde las áreas rurales hacia la ciudad, con una población en constante formación y crecimiento.
Por otro lado, el Carnaval de Negros y Blancos de Pasto es una festividad bastante tradicional, peculiar e importante, que fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco en 2009. Es una de las fiestas más antiguas de la región, cuya versión moderna se remonta alrededor de 1912, y que se celebra anualmente, entre el 2 de enero y el 7 de enero, coincidiendo con la Epifanía católica, lo cual le da un carácter especial, pues a nivel mundial la mayoría de celebraciones carnestoléndicas transcurren en los días previos al inicio de la Cuaresma.
Para terminar, podemos agregar que fue la sociedad agraria la que creó esta fiesta. Ella se mantendrá mientras el hombre crea que su vida depende de lo sobrenatural. Estas fiestas populares, en donde la risa, la burla o la pantomima son elementos esenciales, son consideradas, por algunos, como irreverentes y hasta demoniacas. Es en esta celebración donde los ritos y las ceremonias se mezclan. Vestir máscaras y disfraces, comer cerdo, echar talco, gastar bromas y más, permiten cambiar nuestro carácter durante unos días u horas, invirtiendo los papeles sexuales, igualando socialmente a todos, etc. Durante estos días está permitido hacer cosas que no lo están el resto del año, y que incluso parecerían de mal gusto. El carnaval es, en definitiva, el mundo al revés, la contradicción de la vida cotidiana y la búsqueda de la inversión total de valores.
Inconscientemente, en estas fechas, el pueblo busca un equilibrio en el exceso, frente al desequilibrio que supone el respeto a la penitencia cuaresmal. Todos los preceptos, normas y usos legales del tiempo ordinario, son cambiados por las leyes que rigen este tiempo extraordinario. Vecinos e incluso autoridades deben plegarse ante faltas y desordenes que en otros días tendrían que castigarse.
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