martes, 17 de abril de 2012

Semana Santa: tradición y cultura

Leonardo Mendoza Mesías



La Semana Santa es la conmemoración anual cristiana de la “pasión, muerte y resurrección” de Jesús de Nazaret. Sus inicios se remontan al Concilio de Nicea I, en el año 325. En él se estableció que la Pascua de Resurrección había de ser celebrada en domingo, después de haber pasado un tiempo de cuaresma preparatoria. Es una conmemoración que no sólo se da en el Perú sino en casi todo el mundo. Por ello, se le reconoce como un período de intensa actividad litúrgica dentro de las diversas confesiones cristianas, acompañado por un inmenso despliegue de tradiciones populares. Comienza el Domingo de Ramos y finaliza el Domingo de Resurrección.
Durante esta época, tienen lugar numerosas muestras tradicionales de religiosidad, destacando las procesiones y las representaciones de la Pasión de Cristo. Por ejemplo, en México, una de las principales tradiciones es la representación del Vía Crucis, y otra se da durante el Sábado de Gloria con la quema de los “Judas”. También son famosas las procesiones como las de San Luis Potosí. El Jueves Santo se visita siete templos, que es la recreación de cuando Jesús fue enviado siete veces ante Herodes y Pilatos dado que ninguno decidía tomar juicio sobre el asunto. En Sevilla, España, la Semana Santa tiene por característica principal las romerías con una intensidad pocas veces igualada, éstas son realizadas entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección, donde las cofradías, que representan a barrios, agrupaciones gremiales y sectores de la sociedad sevillana, salen en procesión desde sus iglesias hasta la Catedral.
Aquí en Perú son antiguas y tradicionales las romerías hacia la plaza central de cada ciudad, siendo más continuas desde el viernes al domingo santo. En ellas se puede ver extraordinarias, variadas y hermosas esculturas que muestran los pasos de la Pasión y los Dolores de la Virgen. Otras costumbres muy enraizadas en estas latitudes son la del Jueves Santo, cuando los feligreses visitan siete templos, y la del viernes que la población se dirige desde la madrugada a los cerros colindantes acompañados de cruces. Por la tarde, desde distintas parroquias, recorre las calles de la ciudad, la silenciosa procesión del Santo Sepulcro, un Cristo yacente, acompañado por su madre y su apóstol más querido, Juan. La romería se extiende a largas horas de la noche. El domingo, la alegría cubre el dolor con un repique intenso de campanas que avisan a la población que “Jesús resucitó”.
En Ayacucho se conmemoran las más célebres procesiones del territorio, con características andinas y tradiciones como la quema de chamiza y las andas decoradas con adornos de cera, siendo la procesión más famosa la del “Encuentro”.
En Cusco se celebra la famosa marcha del Señor de los Temblores, un Cristo de tez morena que procesiona entre un mar de gente, rociado por una infinita lluvia de “ñucchu”, flor andina de color rojo que simboliza la sangre emanada del mismo crucificado. Luego se realiza en la plaza central de la ciudad una ceremonia conmovedora: el Cristo, antes de ingresar de nuevo al recinto catedralicio, voltea para “observar” a su pueblo que se pone de rodillas, entre lágrimas y rezos. La imagen se inclina tres veces en señal de bendición y protección a la población, para entonces ingresar al santuario.
Tarma, centro religioso de la sierra central, destaca por sus impresionantes alfombras naturales. Esta hermosa ciudad, bautizada como la “Perla de los Andes”, es escenario de una de las celebraciones más vistosas y pintorescas de la religiosidad andina. Resalta la maravillosa ornamentación de las calles, donde se aprecian arcos y alfombras hechos de flores del lugar, como el arrayán, geranio, alhelí y más, recogidas exclusivamente para la ocasión. Antes de esto, y a lo largo de la semana, se llevan a cabo concursos de elaboración de alfombras y arcos florales con la participación de las comunidades aledañas a Tarma.
En Huancayo también es muy fervorosa en Semana Santa. Entre las características más importantes encontramos el Domingo de Ramos, las escenificaciones del Viacrucis, las procesiones por el Cristo Crucificado y la Virgen Dolorosa, y las peregrinaciones de los fieles hacia el cerro de Achkamarca, todo ello matizado con diversas ferias de vivanderas que hacen de este periodo un momento de reflexión religiosa y degustación gastronómica, consolidando a la Semana Santa como una vibrante muestra de tradiciones y cultura.

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