Jim Ramos Ñañez
Al parecer, la Huaconada tendría su origen en el Altiplano, lugar en el que se desarrolló la cultura Tiawanaku, hace más de cuatro mil años, según el estudioso boliviano Hugo Boero Rojo.
Siendo los Collao un pueblo rebelde, es muy posible que al ser vencidos por los incas, estos últimos los desterrasen hacia otras zonas del Tahuantinsuyo, como solían hacer con aquellos que ofrecieran resistencia a sus pretensiones expansionistas durante el reinado de Pachacutec. De esta manera se puede explicar que un grupo de los Collao llegaran hacia el poblado de Mito trayendo consigo sus costumbres, entre ellas la Huaconada.
Es una danza mágico-ritual, en un primer momento, y de control social en la actualidad (esa debe ser, al menos la tarea de quienes en la actualidad la ejecutan. De otra manera la danza perdería su valor esencial, de conservar las buenas costumbres y la moral del pueblo).
Sobre la vestimenta original, no se conserva descripción alguna, como afirma Benjamín Gutiérrez en su estudio titulado “Danzas folclóricas del Perú Nº1”. La referencia más antigua que se recuerda en Mito es la siguiente: Sombrero de lana o chuco de fabricación artesanal, máscara de madera con rasgos grotescos, manta de jerga o bayeta a manera de capa, de colores oscuros, pantalón negro, delantal blanco de bayeta, medias de lana, ojotas o llanque de piel de res, látigo tejido de piel de res y mango de madera. Esta vestimenta se modifica a inicios del siglo pasado: sombrero de paja de origen norteño, con flequillos y cintas de diversos colores que cuelan a la altura de la espalda, máscara de madera de talla más acabada y menos grotesca, frazadas atigradas a modo de capa, delantal de seda con diversos colores, con bordados de flores y otras aplicaciones (que en el pasado eran bordados por las madres o las jóvenes enamoradas de los danzantes), medias de lana tejidas con figuras andinas, sandalias afelpadas de colores, con orlas, guantes negros de cuero, látigo finamente tejido con adornos y argollas de plata.
Estos movimientos están dirigidos por el caporal y tienen
el objetivo de castigar al Huacón más desprevenido.
Durante el virreinato la danza desapareció por la extirpación de idolatrías, pues era considerada como una danza de demonios. Sin embargo, fue conservada y practicada secretamente, hasta que reapareció a principios del siglo XIX. Desde entonces se le conoce con la denominación de “La Huaconada de Mito”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.