domingo, 23 de septiembre de 2012

PERFUME DE MUJER


Silencio de Blanca

José Carlos Somoza



Apreté los dientes mientras frotaba el rostro contra la tensa irrupción de sus pechos y golpeé con fuerza su nalga derecha. Ella se venció haca delante, como faltándole el equilibrio, y lanzó un gemido ahogado. Sus pechos golpearon mis mejillas como el rostro de dos niños; en ningún momento mis manos los habían tocado, pero estaban casi desnudos: el sujetador, de una sola banda horizontal, no los contenía y se alzaban impúdicamente sobre ellos mismos.

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