sábado, 28 de mayo de 2011

EL LIBRO QUE CAMBIÓ MI VIDA

Pedro Páramo

Juan Luis Espinoza Chinchón

Aquel día me había topado con un colega que tenía expresión de pocos amigos. A punto de explotar, me dijo: “¡Me han estafado!”. Me mostró un libro pequeño, de pocas páginas, en cuya portada se leía un enigmático nombre: “Pedro Páramo”. Para evitarse problemas, había decidido deshacerse de él. Entonces le pedí que me lo diera. “Yo me encargo de destruirlo”, le mentí, “lo tiraré al río o al corazón del fuego, ya verás”.
Cuando se marchó, guardé el libro debajo de mi chompa, y caminé rápido bajo la lluvia. En casa conté sus páginas, para verificar que no fuera un libro incompleto, como me había dicho mi amigo. Pero ahí estaban todas sus 101 páginas.
Inicie su lectura: “Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”. La primera oración me atrapó, tocó mis recuerdos. Trajo a mi mente el rostro de mi padre Juvencio, quien se fue de este mundo sin despedirse. Quise llorar. Quise incluso abandonar el libro. Sentí miedo. Pero la lectura esperaba. Decidí seguir la veta de su existencia. En el bloque sexto perdí la voz de Juan Preciado. Di entonces la razón a mi amigo. ¿No se trataría de un libro incompleto? Pero nuevamente, obviando sus razones, me acomodé en el corredor y continué la lectura. Descubrí la pericia de Juan Rulfo. “Pedro Páramo” acaparaba con sus técnicas narrativas mi concentración.
Al llegar a la última página tenía la certeza de que había vuelto a nacer. Los personajes, ya muertos, habían regresado para después de realizar algo volver a morir.
“Pedro Páramo” constituye para mí una obra magistral que transformó mi manera de ser. Para convencerme de la genialidad de Rulfo volví a leer la novela. Me reencontré con Preciado, con Abundio, ambos abandonados, ambos hermanos del placer, pero ambos muertos. Pedro Páramo engendra hijos por doquier, se adueña de las tierras para terminar desmoronándose como un montón de piedras.
Conocí la guerra de los Cristeros, aquellos que tienen el ideal de construir una sociedad diferente. Comprendí que Comala es como Huancayo o como Aurahuá. En este mundo donde campea la deshumanización existen Preciados, Abundios. Y mientras exista un Pedro Páramo surgirá la guerra de unos Cristeros sin ilusos que construirán una sociedad más justa.

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