Omar Arzapalo
En las competencias de toda índole, siempre emergen climas muy reñidos, ideas despavoridas, miedos, insultos y reclamos con el único afán de bajar emocional, moral e ideológicamente al antagonista. Lo repito, sucede en todo tipo de contiendas porque siempre se quiere ganar, mostrarse ante los seguidores y la sociedad con el éxito que no es ajeno para nada. Aunque para conseguir la distinción de triunfador se recurra a procedimientos nada sanos y poco valorables, en los que todos de alguna forma somos participes.
Pero, ¿habrá después alguna consecuencia buena para todos? ¿Dejará algo bueno para tomar en cuenta cuando ya sea el día siguiente y se acabe la pugna? Yo creo que sí.
Entre las primeras lecciones, lo que podemos tomar en cuenta es la flexibilidad ante una manifestación oponente recurriendo a la palabra, una frase con respeto, una petición de disculpa si se malinterpretó y se ofendió. La exaltación existe cuando no se tiene el modo correcto de manejar situaciones embarazosas, peor aun si proviene de un delegado, representante o líder.
Otra lección, de largo plazo, es que a partir de ahora se hagan las cosas bien. Si pretendes representar a un grupo en una competencia social cultural, política, artística, deportiva, ten en cuenta que los conflictos se generan por las acciones que antes realizaste, más aún, si fueron errores, indiferencias o procedimientos para nada atinados. La vida personal ante un conflicto no tiene tregua, ante la sociedad no se tiene vida privada cuando se participa en una disputa y se pretende ganar.
Al día siguiente, se habla de reconciliación, primero ofrece una disculpa y acepta tu equivocación. Persiste la incomodidad por no haber logrado el objetivo, se humilde y felicita al que ganó. Revisa los errores, es probable enmendarlos y no volver a cometerlos, algo se hizo mal por eso no se logró lo que se quería.
No siempre se gana, no siempre se pierde, pero has las cosas correctas, porque siempre sale a la luz aquello que hiciste y te causara mucha desazón. Recuerda que siempre hay personas malintencionadas, gente conflictiva que no hará de ti, nada más que alguien lleno de faltas con el propósito de que no llegues a ganar y salir por la puerta grande. Todos nos merecemos una oportunidad respetando las reglas como tal.
Esta es la variante que me deja la reciente contienda electoral, no hay nada divino ni sobrenatural en esta lección, todo es posible, empecemos hacer las cosas bien y así no convertirnos en carroña.
En las competencias de toda índole, siempre emergen climas muy reñidos, ideas despavoridas, miedos, insultos y reclamos con el único afán de bajar emocional, moral e ideológicamente al antagonista. Lo repito, sucede en todo tipo de contiendas porque siempre se quiere ganar, mostrarse ante los seguidores y la sociedad con el éxito que no es ajeno para nada. Aunque para conseguir la distinción de triunfador se recurra a procedimientos nada sanos y poco valorables, en los que todos de alguna forma somos participes.
Pero, ¿habrá después alguna consecuencia buena para todos? ¿Dejará algo bueno para tomar en cuenta cuando ya sea el día siguiente y se acabe la pugna? Yo creo que sí.
Entre las primeras lecciones, lo que podemos tomar en cuenta es la flexibilidad ante una manifestación oponente recurriendo a la palabra, una frase con respeto, una petición de disculpa si se malinterpretó y se ofendió. La exaltación existe cuando no se tiene el modo correcto de manejar situaciones embarazosas, peor aun si proviene de un delegado, representante o líder.
Otra lección, de largo plazo, es que a partir de ahora se hagan las cosas bien. Si pretendes representar a un grupo en una competencia social cultural, política, artística, deportiva, ten en cuenta que los conflictos se generan por las acciones que antes realizaste, más aún, si fueron errores, indiferencias o procedimientos para nada atinados. La vida personal ante un conflicto no tiene tregua, ante la sociedad no se tiene vida privada cuando se participa en una disputa y se pretende ganar.
Al día siguiente, se habla de reconciliación, primero ofrece una disculpa y acepta tu equivocación. Persiste la incomodidad por no haber logrado el objetivo, se humilde y felicita al que ganó. Revisa los errores, es probable enmendarlos y no volver a cometerlos, algo se hizo mal por eso no se logró lo que se quería.
No siempre se gana, no siempre se pierde, pero has las cosas correctas, porque siempre sale a la luz aquello que hiciste y te causara mucha desazón. Recuerda que siempre hay personas malintencionadas, gente conflictiva que no hará de ti, nada más que alguien lleno de faltas con el propósito de que no llegues a ganar y salir por la puerta grande. Todos nos merecemos una oportunidad respetando las reglas como tal.
Esta es la variante que me deja la reciente contienda electoral, no hay nada divino ni sobrenatural en esta lección, todo es posible, empecemos hacer las cosas bien y así no convertirnos en carroña.
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