Como agua para chocolate
Laura Esquivel
Laura Esquivel
Tita se despojó de sus ropas, se metió a la regadera y dejó que el agua fría cayera sobre su cabeza. […] Sentía los pezones de sus senos ponerse duros como piedras al contacto con el agua. Otro hilo de agua bajaba por su espalda y después caía como cascada en la curva de sus redondos y protuberantes glúteos, recorriendo sus firmes piernas hasta los pies.
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