jueves, 7 de junio de 2012

COLUMNA: EL BUEN SALVAJE

La invisibilidad de un aeropuerto Sandro Bossio Suárez La ventolera de la aviación llegó a Huancayo en la década de los treinta del siglo XX. Oficialmente, el primer vuelo aéreo en esta ciudad se dio en 1933. Sin embargo, se sabe que en 1927, por un accidente, Huancayo vio el primer avión que surcaba sus cielos. El comandante Charles Grow, jefe de la Misión de Aviación de EE.UU. en el Perú, al volar de Lima a San Ramón, se desvió de la ruta debido al mal tiempo y se vio obligado a aterrizar en un campo de la hacienda Mejorada. El entonces alcalde de la ciudad, Juan F. Taylor, le dio la bienvenida. El comandante, cuya tarea era inaugurar un servicio aéreo en la montaña, tomó combustible y se elevó del campo improvisado, llegando a su destino sin novedad. Según los anales de nuestra historia, el conflicto del Perú con Colombia, en 1933, mostró la necesidad de establecer un servicio aéreo en Huancayo. De ese modo, con la Resolución Suprema de 17 de diciembre de 1937, se declaró la exigencia social la construcción de un campo de aterrizaje en el entonces «Fundo Yauris». Este lugar, de propiedad del señor Leandro Lora, abandonó su producción láctea cuando el Gobierno Central lo expropió a fin de convertirlo en el campo de aterrizaje y hangar de la Base Aérea de Huancayo, en cuya construcción trabajaron ingenieros peruanos y extranjeros. Una vez rasado el terreno y apisonada la pista, el aviador de las Fuerzas Aéreas del Perú, capitán Leonardo Alvariño Herr, trajo vía ferrocarril un aeroplano bimotor de fabricación francesa, que un mecánico de apellido Rubio armó en esta ciudad. Alzó vuelo en el nuevo campo, siendo el primer aviador nacional que cruzó oficialmente el cielo huancaíno. Lamentablemente, días después, ambos desaparecieron en vuelo a Iquitos. En la década del 40, el teniente de aviación Julio Carvo Tenaut, experto aeronauta huancaíno, se estrelló y murió durante un vuelo de reconocimiento por los alrededores. El 28 de noviembre de 1934, dos aviones «Curtis» de guerra, llegados de Lima, volaron hacia Huancavelica con la misión de debelar un conato revolucionario. De retorno, una de las máquinas tuvo que aterrizar en el campo aéreo local debido a problemas técnicos; sufrió desperfectos en el ala derecha y el tren de aterrizaje, que hicieron temer la explosión de las bombas que llevaba. Por suerte, no ocurrió ninguna desgracia. Los aviones estaban tripulados por los capitanes Humberto Galindo y César Álvarez, y los alféreces Carlos Moya y Víctor Arce. Fue el primer vuelo Lima-Huancayo realizado por aviadores nacionales. La base aérea de Yauris funcionó sólo un tiempo, pues los fondos que poseía para su mantenimiento y mejoras desaparecieron. Desde esa época, Huancayo empezó a codiciar un aeropuerto. Después de que el campo de aterrizaje de Yauris fue inhabilitado, el Senado de la República aprobó en 1960 la expropiación de 52,5 hectáreas (1500 metros de largo por 150 de ancho) de terrenos de Sicaya y Pilcomayo para el aeropuerto. Lastimosamente, autoridades y pobladores de Sicaya se opusieron, desabrigando la esperanza de realizar el sueño. Entonces se echó ojo a los terrenos de Huamanmarca, distrito donde hasta hace poco se hablaba de construir el aeropuerto internacional de Huancayo. Vagas ensoñaciones que nunca se cristalizaron. Es imperioso contar con un aeropuerto internacional si realmente queremos despegar como ciudad, si queremos lograr un verdadero ascenso físico y social (en educación, salud, arte, deporte, cultura), pues solo un aeropuerto, sinónimo de modernidad, logrará el milagro de traernos científicos, educadores de alta investidura, músicos reputados, deportistas, escritores que, por recargadas actividades, no pueden sino tomar un avión. A falta de un aeropuerto nuestra ciudad sigue relegada en las agendas nacionales. Entendamos que Huancayo, así, seguirá invisible en el mundo. Esta pujante ciudad, ya lo dijimos muchas veces, merece un aeropuerto desde hace muchísimo tiempo. Es hora de cristalizar ese acariciado sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí.