Los detectives salvajes
Roberto Bolaño
A mí se me ocurrió decirle que se metiera en la cama, que se pusiera
encima de mí y que me diera golpecitos en las mejillas o en el culo, y él me
miró y dijo yo soy incapaz de hacer eso (…), pero yo le dije venga, valor,
métete en la cama, y él se metió, me di la vuelta y levanté las nalgas y le
dije: empieza a pegarme poco a poco, haz de cuenta que esto es un juego, y él
me dio mi primer azote y yo hundí la cabeza en la almohada.
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