Thamar y Amnón
Federico García Lorca
Thamar entró silenciosa / en
la alcoba silenciada,/ color de vena y Danubio, / turbia de huellas lejanas./
—Thamar, bórrame los ojos / con tu fija madrugada. / Mis hilos de sangre tejen/
volantes sobre tu falda. /—Déjame tranquila, hermano. /Son tus besos en mi
espalda /avispas y vientecillos /en doble enjambre de flautas. /—Thamar, en tus
pechos altos /hay dos peces que me llaman /y en las yemas de tus dedos /rumor
de rosa encerrada.
Los cien caballos del rey /en el patio relinchaban. /Sol en cubos resistía /la delgadez de la parra. /Ya la coge del cabello, /ya la camisa le rasga. /Corales tibios dibujan /arroyos en rubio mapa.
Los cien caballos del rey /en el patio relinchaban. /Sol en cubos resistía /la delgadez de la parra. /Ya la coge del cabello, /ya la camisa le rasga. /Corales tibios dibujan /arroyos en rubio mapa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Escribe tu comentario aquí.