Una aventura extraordinaria
Jorge Jaime
Valdez
“Una aventura extraordinaria” es el
arbitrario nombre con que llegó “Life of
Pi” (La vida de Pi), la última película del camaleónico director taiwanés
Ang Lee, quien puede convencernos filmando en países muy distintos, historias y
géneros que no tienen mucho que ver unos con otros.
Esta vez, nos cuenta las aventuras de
un adolescente tras la muerte de su familia durante un naufragio. Piscine Molitor Patel, es el
estrambótico nombre real de Pi, quien queda en un bote a la deriva en altamar,
acompañado solamente por un fiero tigre de bengala llamado Richard Parker.
Lo más rico de la cinta está,
justamente, en esa extraña convivencia entre el chico y la bestia. Veremos que
una probable amistad entre ambos, se va haciendo agua por la naturaleza del animal.
No es un filme para niños, y el
tigre no es un personaje de Disney, así que la convivencia entre ambos será
difícil. Es también una historia de aprendizaje: el personaje que vemos aprende
a través del sufrimiento, y se convierte en hombre de la manera más difícil y
atípica.
“Una aventura extraordinaria” falla en
la larga introducción, que presenta al protagonista ya viejo, contándole su
historia a un escritor canadiense. A través de “flash backs” nos vamos enterando de la vida de Pi desde niño en la
India, la excesiva reiteración de las vueltas al presente cansa un poco y le
quita fluidez al relato. Otro aspecto en contra es el exceso de efectos
especiales que le quitan veracidad a la trama, pareciera que todo está filmado
para ser visto solo en 3D, los artificios psicodélicos agotan. El mar tan
calmado, por momentos, parece un estanque de estudio, y en otros se asemeja a
un espejo gigante. Los peces voladores y de colores fosforescentes, la ballena
brillante o la isla carnívora, poblada por suricatos, le quitan verosimilitud.
Recuerdo “El náufrago” y la odisea es
casi la misma, la diferencia está en la soledad de Pi, quien flota acompañado
por el tigre hambriento, mientras que el náufrago solo tenía por compañía a una
pelota (Wilson). El final tampoco convence, la larga historia que cuenta Pi a
los japoneses en el hospital es innecesaria e irrelevante, como todo el rollo
religioso que busca aleccionarnos sobre la magnificencia de Dios, sin importar el
color y la cultura que uno tenga.
Un filme como este debería ser
proyectado en su idioma original y con subtítulos, lamentablemente, sólo llegó
doblada, como casi todas las películas que vemos en Huancayo. Pareciera que
aquí la gente que va al cine no supiera leer, y como si la traducción no fuera
suficiente, doblaron la cinta con un ridículo acento “hindú”. Es común ver esto
en las parodias que se hacen de árabes, judíos, chinos o negros, pero ver a los
personajes de este largometraje hablando como “hindús” es, por decir lo menos,
ridículo e insoportable. Lo único que se hace es reforzar esos antipáticos
estereotipos. Si ya llegó en español (como le gusta a mucha gente, que no lee
ni subtítulos), ¿por qué el doblaje no es neutro? Estos excesos le quitan mucho
a la obra, pues la vemos mutilada y a nadie parece importarle.
En
conclusión, Ang Lee sale bien librado de una apuesta arriesgada. Parecía una
adaptación imposible de hacer, mas el talento y oficio del cineasta nos entrega
una historia emocionante y divertida. Es altamente recomendable a pesar que
sigo creyendo que “Secreto en la montaña” (Brokeback
Mountain), esa gran historia de amor entre dos vaqueros, es superior.
Tienes razon en que la pelicula falla al ser doblado con el acento, tambien conidero a Brokeback Mountain y Crouching Tiger, Hidden Dragon la mejores peliculas de Ang Lee.Te recomiendo El Tigre y el dragón si aun no la has visto.No es la mejor pelicula del año porque eso lo ocupan THE master, This is not a film), Tabu ,Once Upon a Time in Anatolia, Holy motors y AMOUR.Pero es una pelicula correcta.
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