Cómeme
Linda
Jaivin
Volvió a
concentrase en el sexo de Ava, pero esta vez a su propio ritmo, dolorosamente
lento. Ava gimió, dando patadas al aire. Uno de sus zapatos de tacón salió
volando y resbaló por el pasillo hasta la sección de cereales para el desayuno.
Adam le dejó libres las manos y siguió chupándola mientras buscaba el racimo de
plátanos a tientas. Peló una. Sin levantar las manos del suelo, Ava respiró
hondo. Ava le metió el plátano hasta el fondo. Después se levantó y la observó
de reojo mientras ella se provocaba un nuevo orgasmo con expertas arremetidas.
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