martes, 26 de marzo de 2013

EN STEREO: VISITA A LOS TORMENTOS EN COLOR


Bacon en Lima

Roberto Loayza Cárdenas

Estudio para un retrato de William Blake” (1955) por Francis Bacon.
Debido a ciertas inclemencias de la naturaleza y a un poco de mala suerte, el viaje a Lima para encontrarme con el genio irlandés tomó unas 14 horas. Exhausto pero emocionado, y con la compañía de una grácil y sutil guía, empezó el recorrido en búsqueda de mis propios demonios impresos en los aterradoramente hermosos cuadros de Francis Bacon.
Fue el pintor y gran amigo de juergas y conversas, Daniel Pickens, quien me “presentó” a este inconmensurable artista dublinés que me atrapó con su obra en un sueño sin fin, desplazando a Van Gogh de mis favoritos pictóricos de todos los tiempos. La búsqueda febril de sus cuadros tuvo paradas tan emocionantes, como perturbadoras, en sus estudios sobre el triste rostro del también extraordinario poeta y pintor William Blake, sus escenarios de pesadilla rodeados de carne y demás menudencias intestinales, especialmente, su obra sobre el Papa Inocencio X, original del español Diego Velázquez, donde el rostro del pontífice se transmuta en un grito desesperado y eterno, una imagen desoladora encerrada en un cubo perfecto, en un cristal irrompible, cuadros que siempre han tenido en mí un efecto devastador, para bien o para mal.
Esas ansias en pos de la esencia personal a partir de la deformación, del antídoto contra la angustia, sumergiéndonos paradójicamente en lo más profundo de ella, a través del arte, de la violencia “natural” del ser humano, de la tristeza, del cuerpo, del ser.
Fue tanta la emoción de ver la obra de Francis Bacon, que no importó demasiado que fueran litografías, copias a escala directamente del original, o que “únicamente” esté en la muestra el “Estudio para un retrato de William Blake” de 1955, y sus “Estudios para un autorretrato” de mediados de los 70.
El impacto de observarlas tan de cerca provocó que Picasso, Dalí, Warhol y todos los demás grandes, que esa tarde se encontraban para el disfrute de los asistentes, pasaran a un segundo plano, sin duda, Bacon es la estrella de la muestra.
Las gracias infinitas al pintor y músico limeño José Tola por mostrarnos parte de su vasta colección personal, en la Galería de Arte Pancho Fierro, exposición que por desgracia termina mañana. Las casi 12 horas del viaje de vuelta, otra vez debido a la suerte un poco adversa, las hice con una gran sonrisa, una retorcida, gutural, propia de uno de sus cuadros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Escribe tu comentario aquí.