domingo, 19 de mayo de 2013

COLUMNA: DESDE EL ATELIER


Arsenio Inga Briceño, 33 años de ausencia

Josué Sánchez
Arsenio Inga Briceño, 1978.
Arsenio Inga Briceño (Huancayo 1932–1980) es un artista plástico representativo del valle del Mantaro. Desde muy niño se dedicó a confeccionar alcancías e imaginería que vendía en la feria dominical; de esa forma pudo estudiar primaria en la Escuela Estatal 511, hoy Sebastián Lorente, y secundaria en la G.U.E. Santa Isabel de Huancayo.
Familiarizado con el dibujo, la pintura y la escultura, profundizó sus estudios como autodidacta, haciendo calcos y reproducciones de obras clásicas de diferentes autores que influenciaron su arte; entre ellos, Miguel Ángel, Sandro Botticelli, Leonardo da Vinci, Ignacio Merino y los indigenistas peruanos.
En la década del sesenta, formó parte de la Asociación de Artistas Aficionados, que posteriormente creó la Escuela Regional de Bellas Artes.
Entre los años 1960 y  1963, pintó los murales religiosos de estilo clásico que se encuentran en la cúpula y en los dos lados del altar mayor de la iglesia franciscana de María Inmaculada de Huancayo, entre los que destaca el mural que representa  a Cristo en la cruz rodeado de las tres Marías: María, madre de Jesús, María de Betania y María de Magdala, una piadosa expresión de la crucifixión.
Propaganda diseñada de Arsenio Inga Briceño
Inga consideraba el arte místico como una herencia sublime del renacimiento.  En 1964 y 1965, pintó otro mural en la Iglesia del Carmen en Celendín, Cajamarca, ratificando su estilo clásico religioso con una técnica al óleo cada vez más depurada en cuanto al tratamiento de la luz y las sombras.
A su retorno a Huancayo fue llamado para trabajar en el Sistema Nacional de Movilización Social - SINAMOS. Allí desarrolló una intensa y fructífera labor artística diseñando más de un centenar de afiches con un compromiso social que superó las expectativas del  área cultural de  ese organismo, utilizando para ello el dibujo y la técnica del grabado serigráfico, que por entonces se hacía en forma manual.
Arsenio Inga recreó pictóricamente su compromiso social con los trabajadores y las clases menos favorecidas, retratando las luchas de los mineros y de sus sindicatos, la vida de los campesinos, sus luchas por la tierra, sus costumbres y danzas.
Sus pinturas, de influencia indigenista, muestran técnicamente un buen manejo de la composición y la armonía, recreando paisajes que cobran vida por su colorido y la aplicación impresionista del óleo.
Sus obras, cuidadas y preservadas amorosamente por su esposa e hijos, se exhiben actualmente en la Galería de Arte del Centro Cultural Los Andes, que realiza una exposición retrospectiva de sus pinturas y afiches como reconocimiento a su trayectoria artística y su invalorable aporte a la cultura nacional.

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