Desamores
de un alma solitaria
Juan Carlos
Suárez Revollar
Lo más interesante de Ernesto Ramos Berrospi es su
intento de completar ambiciosos frescos sociales, que van desde el retrato de
la violencia política en “Ilusiones perdidas” (1998), la épica andina en “Un
inolvidable pueblo” (2002) o el tortuoso proceso político de “Intolerancia”
(2004).
La novela breve “Brunella” (2007) está contextualizada en
Huancayo y sus alrededores. Relata los amores frustrados de Francisco, un
adinerado profesor universitario con marcada preferencia por jovencitas
manipuladoras y necesitadas de un salvador. Como ya había hecho en “Cuentos
amargos” (1990), Ramos Berrospi usa un tono agrio, como de disgusto con la
vida, para la narración que hace su protagonista. No es casual que la novela
sea así, pues se trata de una ampliación del cuento “Aurelia”, que abre su
volumen de relatos.
El arranque de la historia —desde el final— permite
mostrar a un personaje que, luego de haber vivido y amado intensamente, está
enfermo y, para empeorar las cosas, arrastra un pasado que la presencia del hijo
le recuerda incesantemente. Nos encontramos con un personaje afín al Humbert
Humbert de “Lolita”: un académico en literatura de largo historial amoroso,
quien cuenta hechos que marcaron su vida cuando él mismo ya está acabado. Sirve
para ese efecto en “Brunella” la figura del mayordomo, cuya función es ser un
oyente poco menos que pasivo. Pero el verdadero narrador es el hijo, quien más
bien reproduce, palabra a palabra, lo que su padre relata.
Esta forma de contar los hechos —a través de largos
diálogos— permite a Ramos Berrospi la incorporación de formas conversacionales
y aun coloquiales en el texto, que contrastan con la formalidad decimonónica
predominante (que se supone es el lenguaje habitual del académico que es
Francisco). La narración está colmada de adjetivación y verdadero afán
enciclopédico en la mención de títulos de libros y películas, así como de
enormes reproducciones de canciones o poemas, que pueden llegar a agotar y
hasta a exasperar al lector. Es la razón por la que, pese a la brevedad de la
novela, se nos antoja todavía demasiado extensa.
La magia de la literatura consiste en la libertad del
narrador para inventar una ficción. Excederse en ello nos pone en riesgo de
restar credibilidad a algunas situaciones y personajes. “Brunella” se debate
entre ambos extremos. Puede que ahí radique su verdadero valor.
MÁS DATOS: Ernesto Ramos Berrospi
Nacido en Huancayo en 1955, se graduó en Literatura en
San Marcos. Sus libros son lecturas habituales en los programas escolares de
Junín. Destacan “Cuentos amargos” (1990), así como las novelas “Ilusiones
perdidas” (1998), “Un inolvidable pueblo” (2002) o “Intolerancia” (2004).
También incursionó en la dramaturgia con “Otra vez, Andrés” (1994). Actualmente
es docente en el Instituto de Educación Santiago Antúnez de Mayolo.
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