Noche hebrea
Ítalo Morales
Viera
En una noche de luna, María Magdalena miró a Jesús como
nunca lo había visto: dulce, otoñal. Él se inclinó sobre ella y le habló de un
paraíso infatigable. Conocerlo sería ideal, se leyeron en las miradas.
Entonces, fueron acercando sus rostros hasta que un beso ahogó para siempre las
palabras.
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