domingo, 9 de junio de 2013

COLUMNA: UN MUNDO PERFECTO


James Nachtwey: fotógrafo de guerra

Jorge Jaime Valdez
James Nachtwey (New York, 1948).
Pocas profesiones más arriesgadas que las de un fotógrafo de guerra; pocos hombres vieron tanta destrucción, violencia, salvajismo y muerte como un fotoperiodista que se dedica, día a día, a retratar la miseria de la condición humana.
Para cualquier mortal sería muy duro enfrentarse todo el tiempo a la muerte, verle la cara y más aún retratarla. James Nachtwey lo hace. Es uno de los fotógrafos de guerra más reconocidos y, quizás, el más talentoso. “Fotógrafo de Guerra” es una película documental que nos cuenta los laberintos de su oficio. Durante casi dos horas seguimos al fotógrafo en su trabajo cotidiano; en paralelo, algunos amigos nos comentan su trabajo y él mismo describe las situaciones que enfrenta cada momento y que lo llevan a extremos —a nivel físico y psicológico— insospechados.
Nachtwey, para muchos, puede resultar un personaje frío y sin escrúpulos, pero viendo la cinta entenderemos la naturaleza de su trabajo y comprenderemos su forma de ver la vida misma: es un hombre solitario que pasa más tiempo con el ojo pegado al visor que disfrutando de una vida cómoda en su natal Nueva York.
 Lo curioso de este trabajo, nominado al Oscar en la categoría de Mejor Película Documental en 2001, es que colocaron una cámara de video encima de la cámara fotográfica, en consecuencia, vemos el dedo en el disparador todo el tiempo y sabemos cómo y cuándo aprieta el botón para conseguir esas imágenes que aterran y fascinan por igual. A la vez, seguimos su punto de vista, en una suerte de cámara subjetiva que nos muestra lo que el reportero está viendo y registrando.
Este fotógrafo de la revista “Time” ganó una infinidad de premios por su trabajo de andar por el mundo con una cámara en cada brazo fotografiando el dolor, las guerras civiles, la hambruna en África o la pobreza en los países del tercer mundo.

Probablemente sea el  “World Press Photo”, el premio más importante que se otorga cada año a las mejores instantáneas de los reporteros gráficos de todo el mundo. Nachtwey ganó este importante galardón en 1992 y 1994. Dentro de este certamen la presea principal es, justamente, la “World Press Photo” del año, las otras categorías son vida cotidiana, retratos, deportes, entre otros.
En “War Photographer”, dirigido por Christian Frei, vemos como único protagonista a este hombre sencillo y elegante que, con sobriedad y sin pretensiones, se acerca a la gente y con respeto la va fotografiando. Imagínense lo difícil que puede resultar retratar a una mujer que llora la muerte de su hijo o esposo, a los que mueren de hambre o a personas que se matan cara a cara. Nachtwey logra lo imposible: estar en medio del caos y con seguridad lo va plasmando en imágenes que perdurarán a lo largo del tiempo; nosotros como espectadores somos cómplices de esto.
El sufrimiento, el olvido, la indiferencia, la deshumanización, el duro trabajo que resulta sobrevivir para muchos, pasaran a la historia, porque él estuvo en el momento e instante justo para perennizarlos.
Parafraseando a Robert Capa, fotógrafo mítico que junto a Henry Cartier-Bresson fundaron, en 1947, la agencia más importante de fotografía documental: Magnum: si una foto no es buena es porque el fotógrafo no estuvo lo suficientemente cerca. Nachtwey siempre está cerca o dentro de los hechos mismos para contárnoslos con imágenes duras e impactantes que nos recuerdan que somos humanos, y que estamos de paso por este mundo cansado de rodar a la deriva.

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