La novela moderna no europea
Carlos Calderón Fajardo
El día que se suicida José María Arguedas en la universidad Agraria, había almorzado minutos antes con Luis Alberto Ratto. Cuenta Ratto que en ese almuerzo, el escritor había comentado con entusiasmo sobre el “Gargantúa y Pantagruel” de François Rabelais, al parecer el último libro que leyó en su vida. Curiosamente, “Gargantúa y Pantagruel” es para Milán Kundera el libro con que se inicia la novela europea moderna.
Para Kundera novelas escritas por escritores no europeos son novelas europeas escritas fuera de Europa por escritores no europeos. No estoy de acuerdo con esta afirmación. Existe una novela moderna no europea, escrita por novelistas con una identidad no europea, una sensibilidad surgida de una cultura y un paisaje que no es el europeo, y que enfrentan problemas históricos que no son europeos.
La idea que la novela es la expresión artística por excelencia de la modernidad europea es también debatible. ¿Si no hubo modernidad en América Latina, entonces de dónde salió nuestra novelística auténticamente moderna? Una respuesta posible es que en América Latina se produjo otro tipo de modernidad, una que generó un tipo de novela moderna no europea. Rulfo, Asturias, García Márquez y Arguedas, entre otros, crearon una novela no europea de un nivel estético original y de alcance universal.
Arguedas es un escritor moderno de este tipo. Él se llamaba a sí mismo: un hombre “quechua moderno”. “El zorro de arriba y el zorro de abajo” no sólo es una gran novela, sino un testimonio novelesco de la crisis de la novela no europea en su intento de representar la realidad en los márgenes de occidente. Arguedas no elige al azar a Chimbote como escenario de su novela. Había viajado a ese puerto norteño a efectuar un estudio antropológico por encargo de la Universidad Agraria. Encontró en el puerto norteño el escenario perfecto para lo que deseaba expresar en su última novela: la destrucción que ocasiona la gran industria moderna en la identidad y la cultura andina pre moderna. Al insertar Arguedas su diario en la novela, donde narra cómo se procesa su suicidio, el novelista nos cuenta sobre la rajadura en su sensibilidad y en su inteligencia, y da testimonio de la crisis final que produce la imposibilidad de la forma novelesca para enfrentar a la realidad social y a los problemas personales. En su última novela José María Arguedas parece decirnos que la novela como género no sólo ya no puede dar cuenta de la realidad destruida, devastada por la modernidad, sino que la novela ya no sirve para realizar el que fue su sueño personal, su proyecto de vida: el encuentro de la cultura occidental y la cultura andina en una misma forma expresiva.
EL DATO:
Carlos Calderón Fajardo (Juliaca, 1946) es autor de “Así es la pena en el Paraíso” (Premio Gaviota Roja de Novela), “La colina de los árboles” (Premio Unanue), así como de los libros de cuentos “Playas” o “El que pestañea muere”. Ha obtenido los premios Hispamérica de Cuento, y ha sido finalista en el Tusquets de Novela y en el Juan Rulfo. Recientemente Editorial Altazor ha editado “La conciencia del límite último” (1990) y las novelas de la serie de Sarah Ellen: “El viaje que nunca termina” (2009) y “La novia de Corinto” (2010).
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