sábado, 9 de abril de 2011

Chipsa, heroína indomable

José Oregón Morales y “La casita del cedrón”

Joel Carrillo de la Cruz

De la mano del impecable trabajo de Thormus Ediciones, el entrañable escritor José Oregón Morales nos vuelve a ofrecer su novela corta La casita del cedrón (2011), que ya va en su cuarta edición.
¿Qué es lo que origina en esta novela su empatía con el lector? Seguramente es esa simplicidad, esa sinceridad, esa naturalidad con que Chipsa, la protagonista, nos cuenta su vida, años antes de convertirse en la reconocida intérprete folclórica Carmela Morales Lazo.
Hay dos partes distinguibles en la novela. Una es cuando Chipsa-niña debe lidiar con el indomable carácter de su padre, el causante de todos sus sufrimientos. El ambiente falto del amor materno (que también es anulado por el padre), origina que los animales se conviertan en sus compañeros y cómplices. Son los únicos que le dan el afecto que le es negado en casa, y llega a una relación filial con ellos. Ejemplos sobran, como cuando Chipsa clama por su vaca: “Mamacita Pillcacha, no te moverás lindita hasta que amanezca”; o cuando sus perros son los únicos que la pueden acompañar y les ruega: “¡No se vayan, padres míos, acompáñenme!”.
Hay gran diferencia entre el trato tosco que recibe del padre: “¡Despierta, carajo! ¡Anda notifica a los peones!” y el cariño de sus animales: “¡Yana, Tahua Ñahui! Me despertaron lamiéndome la cara, jadeando sobre mi pecho”. Otra escena contundente de La casita del cedrón ocurre cuando el padre intenta arrollar a Chipsa montado en el “Gringo Caballo”, y éste la miraba “con sus ojos desorbitados, torcía el cuerpo y hacía caer sus cascos lejos” de ella.
La narración en primera persona no es arbitraria. El hecho de que una niña, pobre y con escasa instrucción, nos relate su vida, le da el carácter picaresco de la novela del siglo XVI. Y hay varios asomos a El Lazarillo de Tormes, la labor de lazarilla de Chipsa con su tío ciego, por ejemplo.
La casita del cedrón es una bonita novela, tierna y muy fácil de leer.


Lo nuevo en esta edición
La cuarta edición de “La casita del cedrón” (Thormus Ediciones, 2011) de José Oregón Morales ofrece un cuidadoso trabajo. A diferencia de las ediciones anteriores, esta vez la novela cuenta con significativas mejoras e importantes cambios en el ámbito narrativo. En esta ocasión se han eliminado numerosas erratas que esta novela arrastraba desde sus primeras ediciones. Por eso su lectura esta vez se siente más fluida, más cómoda.

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