Huaytapallana, nuestro dios tutelar
Sandro Bossio Suárez
Los huancas se reverenciaban ante él y, en algunas ocasiones, hasta le ofrendaban vidas humanas. El nevado del Huaytapallana es uno de los atractivos más grandes de Huancayo.
Es probable que el Valle del Mantaro, en medio de las cadenas Central y Occidental de la Cordillera de los Andes, surgiera hace unos 200 millones de años con el afloro de la tierra y el levantamiento de columna vertebral andina. Gracias a este fenómeno, se crearon muchos lagos y lagunas, y una gran cantidad de volcanes que, con el tiempo, murieron y se convirtieron en altozanos y nevados. El Haytapallana, que al parecer no tiene origen volcánico, es uno de ellos.
Se trata de un ramal de sesenta kilómetros de la Cordillera Central de los Andes y, a casi 5,890 metros sobre el nivel del mar, constituye el glacial de mayor dimensión del departamento de Junín. Nace a la altura de la provincia de Jauja y se extiende hacia el sureste, hasta la provincia de Tayacaja, Huancavelica. Sus recursos hídricos son abundantes. Cuenta con doce nevados, seis ríos, catorce quebradas y veinticinco lagunas.
Sus principales nevados son, entre otros, el Taires, el Chuspi, el Anchigrande, el Puihuán, el Putacocha, el Tello y el Huaytapallana propiamente. Al norte, se halla uno de sus principales nevados: el de Pacaco.
Sus lagunas más importantes son Lasuntay, Chuspicocha, Huacracocha, Cocha Grande y Pumacocha.
El río Shulcas (cuya traducción sería «el hijo menor»), nacido de los deshielos del gran nevado, es uno de los ríos más importantes de la zona, y no por su caudal, sino por sus aguas cristalinas y el recorrido que sigue. Bajando del Huaytapallana, atravesando pueblos y sembríos, despertando la vida a su paso, corre en dirección a Huancayo; sus aguas son depositadas en el reservorio de Vilcacoto y, una vez clorificadas, surten a la ciudad. El especialista en turismo Alejandro Cortázar anota: «Su caudaloso paso en los meses de lluvia han creado una garganta geológica en el distrito de El Tambo, cuyas autoridades han tendido un puente llamado Centenario para salvar esta angostura».
Por su lado, Nemesio Ráez, en su libro «Monografía de Huancayo», señala: «El río Sulcas nace en los nevados de Huaritanga, á 30 kilómetros al E. de Huancayo, corre en dirección de E. á O. y va a unirse al Mantaro a poca distancia de la población».
El Shulcas, en su trayecto, se fracciona en otros dos riachuelos marchantes: el Florido y el Chilca, que también pasan por los distritos de Huancayo y Chilca, respectivamente.
En cuanto a biodiversidad, el Huaytapallana tiene más de cuarenta especies exóticas de flora, y cien de fauna andina entre aves, mamíferos, reptiles, roedores, auquénidos y peces.
El vocablo quechua Huaytapallana , según Mavilo Calero Pérez, se debe traducir como «el lugar donde se recogen las flores».
Una porción de sus deshielos, aparte de formar ríos y cochas, alimenta el curso del agua que, debidamente potabilizada, surte a la población de Huancayo.
La mayor cantidad de hielo es acumulada durante los meses de mayo a julio y, por ello, su visión se hace factible desde cualquier ángulo de la ciudad. Incluso desde lejos, los viajeros que usan la margen derecha, en días despejados, pueden contemplar su soberbio culmen.
Sandro Bossio Suárez
Los huancas se reverenciaban ante él y, en algunas ocasiones, hasta le ofrendaban vidas humanas. El nevado del Huaytapallana es uno de los atractivos más grandes de Huancayo.
Es probable que el Valle del Mantaro, en medio de las cadenas Central y Occidental de la Cordillera de los Andes, surgiera hace unos 200 millones de años con el afloro de la tierra y el levantamiento de columna vertebral andina. Gracias a este fenómeno, se crearon muchos lagos y lagunas, y una gran cantidad de volcanes que, con el tiempo, murieron y se convirtieron en altozanos y nevados. El Haytapallana, que al parecer no tiene origen volcánico, es uno de ellos.
Se trata de un ramal de sesenta kilómetros de la Cordillera Central de los Andes y, a casi 5,890 metros sobre el nivel del mar, constituye el glacial de mayor dimensión del departamento de Junín. Nace a la altura de la provincia de Jauja y se extiende hacia el sureste, hasta la provincia de Tayacaja, Huancavelica. Sus recursos hídricos son abundantes. Cuenta con doce nevados, seis ríos, catorce quebradas y veinticinco lagunas.
Sus principales nevados son, entre otros, el Taires, el Chuspi, el Anchigrande, el Puihuán, el Putacocha, el Tello y el Huaytapallana propiamente. Al norte, se halla uno de sus principales nevados: el de Pacaco.
Sus lagunas más importantes son Lasuntay, Chuspicocha, Huacracocha, Cocha Grande y Pumacocha.
El río Shulcas (cuya traducción sería «el hijo menor»), nacido de los deshielos del gran nevado, es uno de los ríos más importantes de la zona, y no por su caudal, sino por sus aguas cristalinas y el recorrido que sigue. Bajando del Huaytapallana, atravesando pueblos y sembríos, despertando la vida a su paso, corre en dirección a Huancayo; sus aguas son depositadas en el reservorio de Vilcacoto y, una vez clorificadas, surten a la ciudad. El especialista en turismo Alejandro Cortázar anota: «Su caudaloso paso en los meses de lluvia han creado una garganta geológica en el distrito de El Tambo, cuyas autoridades han tendido un puente llamado Centenario para salvar esta angostura».
Por su lado, Nemesio Ráez, en su libro «Monografía de Huancayo», señala: «El río Sulcas nace en los nevados de Huaritanga, á 30 kilómetros al E. de Huancayo, corre en dirección de E. á O. y va a unirse al Mantaro a poca distancia de la población».
El Shulcas, en su trayecto, se fracciona en otros dos riachuelos marchantes: el Florido y el Chilca, que también pasan por los distritos de Huancayo y Chilca, respectivamente.
En cuanto a biodiversidad, el Huaytapallana tiene más de cuarenta especies exóticas de flora, y cien de fauna andina entre aves, mamíferos, reptiles, roedores, auquénidos y peces.
El vocablo quechua Huaytapallana , según Mavilo Calero Pérez, se debe traducir como «el lugar donde se recogen las flores».
Una porción de sus deshielos, aparte de formar ríos y cochas, alimenta el curso del agua que, debidamente potabilizada, surte a la población de Huancayo.
La mayor cantidad de hielo es acumulada durante los meses de mayo a julio y, por ello, su visión se hace factible desde cualquier ángulo de la ciudad. Incluso desde lejos, los viajeros que usan la margen derecha, en días despejados, pueden contemplar su soberbio culmen.
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