El cisne negro
El vía crucis de la diosa
Jorge Jaime Valdez
Fui a ver “El cisne negro” con una gran expectativa, en vista que venía cargada de elogios y alabanzas de todo tipo, y me encontré con una película manipuladora, esquemática, conservadora, moralista, efectista y deshonesta a pesar que se diga todo lo contrario.
La historia es sencilla, Nina, una bailarina interpretada por Natalie Portman, aplicada, angelical y dulce deberá sacar su lado malo, cruel y reprimido por una madre castrante y controladora, para interpretar al cisne negro y para ese fin cuenta con un director interpretado por Vincent Cassel que parece un malo de melodrama cursi.
Desde el inicio vemos una y otra vez, hasta el hartazgo, la alteración mental de la protagonista, que es sometida a todo tipo de torturas. Mientras la pobre sufre durante toda la proyección, nosotros espectamos una película llena de movimientos de cámaras, imágenes aceleradas y reiterativas, todo es un ejercicio de pirotecnia visual y de efectos de montaje, las imágenes picadas y la cámara nerviosa, movida, adrenalítica todo el tiempo parece un video de MTV y todo con la intención de machacarnos la idea de que la sufrida protagonista tiene serios problemas mentales.
El Oscar como mejor actriz a Natalie Portman por su elogiada interpretación, parece también excesivo, hace poco, su doble, una bailarina profesional, salió a decir que ella había interpretado casi todas las escenas de baile y que la participación de la Portman había sido mínima. De ser esto cierto, su actuación no tendría mayor mérito; lo más rico en el filme son las secuencias de baile, el rigor del entrenamiento, el esfuerzo físico, que tanto gusta a la Academia. Entonces le habrían dado el premio solo por su rostro compungido, su cuerpo maltratado y sufrido, por su vía crucis personal, o por su piel lacerada, casi como el Cristo de “La pasión”, ese bodrio perpetrado por el ultra conservador Mel Gibson; o simplemente por su endemoniada belleza, si es por esto último, todos los premios del mundo estarían más que justificados y serían insuficientes.
Considero que Darren Aronofsky es un buen director y tiene mejores películas, “Réquiem por un sueño” o “El luchador”, muestran personajes excesivos pero son más sinceros, la pareja de heroinómanos autodestructivos de la primera cinta y el viejo peleador de la segunda son personajes memorables, sobre todo Mickey Rourke que encarna todo el dolor, todo el peso de los años y todo el fracaso de un personaje que no parece de ficción. La historia se parece mucho a la propia vida del protagonista.
“El cisne negro” es tramposa porque “dice” pero no “muestra”. La transformación de la protagonista de cisne blanco a negro incluye su incursión en drogas, sexo casual, masoquismo, lesbianismo y explota el lado sexual reprimido de la bailarina pero no muestra nada, todo está insinuado, hay un temor al desnudo, pero si muestra a cada rato su dolor físico: cortes, mutilaciones, sangrados, cutículas desgarradas, ojos rojos, hasta “le salen alas”. Todo es muy figurativo, menos la pulsión sexual a la cual alude la trama. Suponemos que por imposición de la actriz, que no suele protagonizar escenas con desnudos, o por tacañería del director; lástima, para los millones de admiradores de la hermosa actriz israelí, que ha hecho muchas cintas con temática sexual, pero dando cuenta de una férrea posición conservadora no muestra más de lo debido su piel de diosa. En “Closer” hace el papel de una nudista, que nunca se desnuda; en una comedia reciente: “Amigos con derecho” trae de vuelta y media a Ashton Kutcher porque entabla una relación solamente sexual con él, pero tampoco muestra nada. En una comedia que se estrenará pronto (“Caballeros, princesas y otras bestias”) hay una escena donde la actriz aparece en prendas breves pero en el trailer que circula por la web aparece la misma escena retocada por imposición de quién, no lo sabemos.
En la cinta que nos ocupa, el impulso erótico y tanático es el “leit motiv” de la historia pero sin embargo todo esta reprimido, quiere ser claustrofóbica y oscura pero es hipócrita y poco creíble. Como dato adicional, para los admiradores de la actriz, me incluyo obviamente, desde que la vi por primera vez en la gran película de Luc Besson, “El profesional” con Jean Reno y el notable Gary Oldman, quede prendado para siempre de su rostro que no parece de este mundo, parafraseando al poeta Luchito Hernández, diría que se excede en belleza. La actriz aparece en un corto de Wes Anderson llamado “Hotel Chevalier” como siempre la quisimos ver.
Finalmente, para hacer ver a un personaje esquizofrénico no es necesario hacerlo sufrir durante toda la cinta, películas parecidas al “Cisne Negro” abundan, pero sólo mencionaré como ejemplo: “La profesora de piano” del austriaco Michael Haneke con una Isabelle Huppert en estado de gracia, que es una película nada convencional, ni complaciente; todo lo contrario, es desgarradora, repulsiva y perturbadora, a su lado este cisne negro parece un cuento de hadas. “Mullholland Drive” de David Lynch, que muestra patologías más serias sin tanto truco y efecto audiovisual y las grandes películas de Roman Polansky, sobre todo “El bebé de Rosemary” y “El inquilino”, o “Dead ringers” de David Cronenberg, son filmes de visión obligatoria para notar la diferencia y no sobrevalorar tanto una cinta construida con muchas anfetaminas pero poca sustancia.
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