Nicolas Matayoshi:
Los tesoros de Catalina Huanca
Luis Puente de la Vega Rojas
Un mito cuenta que Catalina Huanca ocultó durante su vida un tesoro de riquezas incalculables, por el cual cientos de investigadores, arqueólogos, y cazarecompensas, han llegado hasta el Valle del Mantaro con la misión de encontrarlo. Hoy, Nicolas Matayoshi, partiendo de esta creencia, ha materializado los verdaderos tesoros ocultos en nuestro valle: todas las tradiciones orales de su población. Así, presenta hoy la segunda edición de su libro, “Los tesoros de Catalina Huanca”.
Este maravilloso y esperanzador texto es producto de un trabajo de campo realizado entre los años 1977 y 1979, en las comunidades de la zona sur del valle del Mantaro y del valle del Canipaco, mientras Matayoshi trabajaba en la promoción rural en dos ONG´s: el Instituto de Estudios Andinos y el Grupo Talpuy.
Ya en esos tiempos veía que los alumnos rurales estudiaban en escuelas y colegios, de sus localidades, pensando en emigrar y establecerse en las ciudades. Los maestros, siempre foráneos, no conocían la realidad de la zona donde trabajaban. En este contexto, se hacía necesaria, una propuesta educativa que restableciera el vínculo con la propia cultura del niño, y con la que el maestro tuviera una herramienta eficaz para acercarse a la profunda riqueza cultural de los pueblos donde laboraban.
El autor, por ese entonces ya planteaba una nueva forma de ver la educación: “Mucho se teoriza sobre los roles de la educación, lo cierto es que toda propuesta educativa plantea la construcción de un mundo futuro. ¿Cómo queremos que sea?: libre, solidario, justo, feliz, pleno, etc. Entonces, bajo esa utopía social, siempre se han planteado roles y objetivos educativos. Así, en “Los tesoros de Catalina Huanca”, también está mi visión de futuro: que tengamos una sociedad capaz de ser creativa, con soluciones propias, más solidaria, menos injusta; por eso, la educación debe impulsar la creatividad no sólo en las artes, sino, especialmente, en la ciencia y la tecnología, que seamos capaces de crear una economía donde se privilegie el compartir y la responsabilidad social, que nuestra educación supere los dogmatismos religiosos o políticos, para asumir compromisos con la vida misma, con nuestra gente, con nuestra cultura”.
Este libro, dirigido especialmente a niños y niñas, trae consigo una propuesta educativa diferente, con una guía para profesores que facilita el proceso de enseñanza y aprendizaje. Además, “Los tesoros de Catalina Huanca” no solo trata de mejorar la capacidad de lectura del participante, sino que, a diferencia de otros textos con este fin, pretende enseñar el orgullo de ser lo que somos, de encontrar sabiduría hasta en las cosas más simples, de reconocer y preservar el inmenso legado cultural que nos han dejado nuestros antepasados, porque se conserva aquello que da orgullo, que consideramos necesario y que sea útil. Esperamos que nuestras autoridades, nuevas y por venir, consideren esta propuesta, que cómo avizoramos, será la alternativa más destacable en cuanto a revalorización e inclusión de nuestras tradiciones orales para el Plan Lector, en nuestra educación.
Los tesoros de Catalina Huanca
Luis Puente de la Vega Rojas
Un mito cuenta que Catalina Huanca ocultó durante su vida un tesoro de riquezas incalculables, por el cual cientos de investigadores, arqueólogos, y cazarecompensas, han llegado hasta el Valle del Mantaro con la misión de encontrarlo. Hoy, Nicolas Matayoshi, partiendo de esta creencia, ha materializado los verdaderos tesoros ocultos en nuestro valle: todas las tradiciones orales de su población. Así, presenta hoy la segunda edición de su libro, “Los tesoros de Catalina Huanca”.
Este maravilloso y esperanzador texto es producto de un trabajo de campo realizado entre los años 1977 y 1979, en las comunidades de la zona sur del valle del Mantaro y del valle del Canipaco, mientras Matayoshi trabajaba en la promoción rural en dos ONG´s: el Instituto de Estudios Andinos y el Grupo Talpuy.
Ya en esos tiempos veía que los alumnos rurales estudiaban en escuelas y colegios, de sus localidades, pensando en emigrar y establecerse en las ciudades. Los maestros, siempre foráneos, no conocían la realidad de la zona donde trabajaban. En este contexto, se hacía necesaria, una propuesta educativa que restableciera el vínculo con la propia cultura del niño, y con la que el maestro tuviera una herramienta eficaz para acercarse a la profunda riqueza cultural de los pueblos donde laboraban.
El autor, por ese entonces ya planteaba una nueva forma de ver la educación: “Mucho se teoriza sobre los roles de la educación, lo cierto es que toda propuesta educativa plantea la construcción de un mundo futuro. ¿Cómo queremos que sea?: libre, solidario, justo, feliz, pleno, etc. Entonces, bajo esa utopía social, siempre se han planteado roles y objetivos educativos. Así, en “Los tesoros de Catalina Huanca”, también está mi visión de futuro: que tengamos una sociedad capaz de ser creativa, con soluciones propias, más solidaria, menos injusta; por eso, la educación debe impulsar la creatividad no sólo en las artes, sino, especialmente, en la ciencia y la tecnología, que seamos capaces de crear una economía donde se privilegie el compartir y la responsabilidad social, que nuestra educación supere los dogmatismos religiosos o políticos, para asumir compromisos con la vida misma, con nuestra gente, con nuestra cultura”.
Este libro, dirigido especialmente a niños y niñas, trae consigo una propuesta educativa diferente, con una guía para profesores que facilita el proceso de enseñanza y aprendizaje. Además, “Los tesoros de Catalina Huanca” no solo trata de mejorar la capacidad de lectura del participante, sino que, a diferencia de otros textos con este fin, pretende enseñar el orgullo de ser lo que somos, de encontrar sabiduría hasta en las cosas más simples, de reconocer y preservar el inmenso legado cultural que nos han dejado nuestros antepasados, porque se conserva aquello que da orgullo, que consideramos necesario y que sea útil. Esperamos que nuestras autoridades, nuevas y por venir, consideren esta propuesta, que cómo avizoramos, será la alternativa más destacable en cuanto a revalorización e inclusión de nuestras tradiciones orales para el Plan Lector, en nuestra educación.
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