El nativo
Alberto Benza
El nativo invidente retornó a casa, el camino lo sabía de memoria. Sin problemas podía transitar por la selva densa, pero aquella noche se estrelló con una pared que, alzando la mano, llegaba a los dos metros. Pudo percibir cómo iban pasando las escamas, las curvas que lo rodeaban. Al instante sintió que estaba en un cuarto oscuro y que se sumergía en las profundidades del Amazonas.
Me gustó, muy bueno.
ResponderEliminarC. Corvus.