Se sabe que la cartelera nacional es una de las más pobres del continente, pero la local llega a niveles alarmantes de indigencia. A mediados de este año, pobre en películas de interés, nos atrevemos a hacer un repaso acelerado de las películas que hubiéramos querido ver y que nunca llegaron a nuestra alicaída y preocupante cartelera.
Las películas que llegan a nuestro país son de una calidad discutible, todas traídas y manejadas por las grandes distribuidoras que no ven más allá de Hollywood y sus “blockbuster”. Películas llenas de adrenalina, de explosiones efectistas y ruidosas, con mucha acción, pura forma pero con muy poco fondo. Son pocas las cintas valorables que llegan del país del norte. Las grandes películas vienen de otros lados, Europa, Asia e incluso Latinoamérica. Pero a diferencia nuestra, Lima, al margen de las salas comerciales, tiene un prolífico circuito alternativo, las universidades y los cine-clubs son el edén de los cinéfilos que no encuentran lo que buscan en el cine mercantilista.
En nuestra ciudad, el tema se agrava y es preocupante, en lo que va del año las buenas películas, siendo muy optimistas, se cuentan con los dedos de una mano. Los multicines han perdido su encanto, se supone que son varias salas para que proyecten diferentes películas, pero este razonamiento tan elemental se confronta con la dura realidad. En casi todas las salas proyectan las mismas cintas y en todos los horarios posibles. Tenemos un multicine para elegir entre dos o tres cintas esquemáticas y comerciales. Algunas de las pocas películas de interés que se proyectaron en Lima, y en otras ciudades de provincia, nunca llegaron a Huancayo.
La ausencia que hasta ahora nos apena es el formidable western de los hermanos Coen, “Temple de acero”, que fue un retorno al género rey y, probablemente, una de las mejores películas del año pasado. No llegaron otras películas oscarizadas como “El peleador”, que le dio el Oscar a mejor actor secundario a Christian Bale. “Lazos de sangre”, de Debra Granik, que cuenta con una actuación extraordinaria de Jennifer Lawrence, nominada al Oscar. Caso curioso porque se trata de una notable cinta de cine independiente que muestra la cara negada de los Estados Unidos, con una miseria moral y económica muy difícil de encontrar en otras obras.
Tampoco llegó “Biutiful”, de Alejandro González Iñárritu, el director de “Amores Perros”, con la actuación del gran actor español Javier Bardem. “La cinta blanca”, obra maestra de Michael Haneke, tampoco la pudimos ver en el cine. Este director austriaco es uno de los más grandes del cine actual, junto a David Cronemberg o David Lynch.
Hablando de Gonzalez Iñarritu, su guionista y colaborador habitual, Guillermo Arriaga hizo su primera película como director: “Corazones ardientes”, que se vio en Lima, pero no aquí. Lo mismo sucedió con una enorme lista de cintas que sería ocioso enumerar, solo mencionaremos algunas como ejemplos de todo lo que nos perdimos los sufridos cinéfilos de esta ciudad que nos cobija y nos duele: “Ágora”, del chileno-español Alejandro Amenábar; la uruguaya, “La casa muda” de Gustavo Hernández, que a pesar de ser una película de terror no llegó a la cartelera local, al igual que el “remake” de “Criatura de la noche” (Déjame entrar). Decimos extraño porque todas las semanas tenemos una película de terror, otra para niños, alguna comedia boba y algún otro exitazo de la taquilla gringa y se acabó.
“Carancho”, de Pablo Trapero, seguramente la mejor película de este joven cineasta argentino, junto a “El Bonaerense”, que se estrenó en el pasado Festival de cine de Lima y que luego mudo a las salas comerciales. Pudimos ver el tráiler pero el filme nunca llegó. “La mirada invisible”, de Diego Lerman corrió igual suerte o mala suerte. La lista podría continuar a lo largo de todo este suplemento pero nos quedamos aquí, mencionando otras películas ausentes: “Somewhere” (En un lugar del corazón) de Sofia Coppola; “Entre hermanos” de Jim Sheridan, con la inacabable belleza de Natalie Portman; “Madre e hija”, del colombiano Rodrigo García (hijo del “Gabo” para mayores señas); “Los agentes del destino”, “La revelación” y la peruana: “Y si te vi, no me acuerdo”, de Miguel Barreda.
En un par de semanas se iniciará el Festival de Cine que organiza la PUCP, varias de estas cintas latinas se exhiben comercialmente en Lima, incluso por Cine Planet; ojalá que la providencia provea alguna de estas películas a nuestra pobre cartelera y, siendo más creyentes, que lleguen las cintas de Pedro Almodovar, Terrence Malick y Woody Allen, “La piel que habito”, “El árbol de la vida” y “Medianoche en París”, respectivamente.
En nuestra ciudad, el tema se agrava y es preocupante, en lo que va del año las buenas películas, siendo muy optimistas, se cuentan con los dedos de una mano.
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