LA CITA
“Siempre hay una salida”, se decía. Volvió la mirada hacia los militares, que no le quitaban un ojo, y luego al grupo de sombras, casi invisibles, de sus compañeros. Con profunda tristeza, pensó: “Aquí no veo ninguna salida”.
Isabel Córdova Rosas, Gritos en silencio
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