Muchas iniciativas y proyectos de carácter cultural, se silencian mezquinamente o no tienen la cobertura necesaria, aduciendo la manida frase: “La cultura no vende”.
Este es un argumento propio del sistema que considera que, absolutamente todo, se maneja con las reglas del mercado, incluyendo la educación, el arte o la cultura; y se mide el “éxito” de las gestiones en función a las ganancias fiduciarias. Este modelo de “libre mercado” y sus agentes más inescrupulosos y especulativos han generado esta enorme crisis de sistema, que la hacen pagar a los ciudadanos de a pie, en EE...UU, Europa y ahora a todo el mundo.
La Municipalidad de Lima ha dado un paso adelante con el proyecto Cultura Viva para la Nueva Lima. El concepto básico es que consideran que el arte tiene dos funciones: educa y divierte. Han convocado a los gestores artísticos; algunos que inclusive vienen trabajando hace 15, 20 y 30 años, proponiendo mensajes sociales, educativos, logrando la cohesión de barrios; retratando artísticamente la realidad, en contra de la violencia, el racismo y toda clase de discriminación. El objetivo es el de hacer visible este trabajo en las plazas, las losas deportivas y los parques; realizar proyecciones audiovisuales, espectáculos de teatro, danza, música y toda instalación artística con el fin de construir ciudadanía a través del trabajo cultural.
Nuestra ciudad tiene una vida cultural activa. Existen agrupaciones y colectivos culturales que vienen trabajando franciscana y silenciosamente durante muchos años, buscando a duras penas espacios donde desarrollar su arte. La Municipalidad de Lima, a través del área de promoción cultural, ha entendido su función cabalmente: se trata de proponer y apoyar las iniciativas culturales decididamente, entendiendo que el arte es una herramienta transformadora de mentalidades y que, a través de él, se puede construir ciudadanía, donde puedan cohabitar las diversas identidades, con respeto a las diferencias entre culturas e idiosincrasias. Es decir, construir aquella utopía que en los años sesenta, J.M. Arguedas llamó la convivencia de “Todas las sangres” y que hoy la realidad lo indica como un precursor del pensamiento post-moderno de la diversidad cultural. “Nuestra riqueza es la diversidad”, lo señalan no solamente los estudiosos de las ciencias sociales, sino empresarios, comerciantes, educadores y más.
Nuestra Municipalidad debe de tomar el pulso de la vida cultural activa que tiene nuestra ciudad. Un trabajo censal, de agrupaciones, colectivos culturales, asociaciones, centros culturales, que están trabajando hace mucho tiempo, sería el inicio para trazar un mapa de toda la producción que se lleva a cabo en nuestra ciudad. La cultura es el espíritu mismo de un pueblo y, a mi entender, ésta sería una gran obra de impacto social.
Nuestra ciudad tiene una vida cultural activa. Existen agrupaciones y colectivos culturales que vienen trabajando franciscana y silenciosamente durante muchos años.
“La misma barca” de Quino
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