Selección
y textos: Roberto Loayza
A Love Supreme
John Coltrane
Fue a fines de 1964 que se registró
una de las grabaciones más importantes de todos los tiempos, la perfección
innovadora de Coltrane en lo más alto, sumado a su creciente espiritualidad,
lograron este milagro, acompañado como de costumbre por Elvin Jones, McCoy
Tyner y Jimmy Garrison. Poco más de media hora dividida en cuatro partes: desde
el inicial “Acknowledgement”,
pasando por la furiosa belleza de “Resolution”, el viaje casi religioso de “Pursuance”
y el orgasmo místico de “Psalm”. Impensable cualquier colección iniciática de
jazz sin este disco.
The Black Saint And The Sinner Lady
Charles Mingus
“El santo negro y la dama pecadora” es
el disco de vanguardia jazzera por excelencia. Un vistazo a un alma torturada,
el alma de Charles Mingus. Una maravillosa obra conceptual que nos invita a
visitar los lugares más recónditos del amor y la eterna lucha por alcanzarla.
Preñada de colores, ritmos, texturas e infinidad de emociones. Acompañado de
una orquesta de once ejecutantes, este “ballet” de seis movimientos queda como
el primer ejemplo de la comunión entre tecnología y virtuosismo. Curiosamente,
en el “tracklist” incluyen citas del psicólogo del gran Mingus.
In A Silent Way
Miles Davis
Ya reseñamos “Kind Of Blue”, el mejor
disco de jazz que se haya grabado, pero entre los imprescindibles destaca otra
grabación del enorme Miles, “In A Silent Way”, un álbum, sin duda, más
complicado, sin melodía, solo oscuridad, éter, humo. Pocas veces tantas
estrellas de la música se juntaron para una sesión, y sólo Miles podía
juntarlos: Wayne Shorter inundando espacios, John McLaughlin con esa guitarra
que llena todo, Chick Corea, brillante y elocuente, en un mano a mano con
Herbie Hancock, en una de esas grabaciones que cada vez más nos llevan a la
conclusión de que todo tiempo pasado fue mejor.
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