“El Limpiador”
Rocío Silva Santisteban
El Limpiador se estremeció porque de golpe pudo ver y sentir, bajo el
sopor de la yerba, el cuerpo de aquella: sus piernas largas y sus pechos
inmensos cayendo sobre su cara cuando la penetraba con fuerza, como un animal.
Había deseado tanto que esas uñas rojas le rompieran el polo mientras se la
cargaba de espaldas. Un ligero temblor le obligó a cerrar las piernas. Se sabía
de memoria las formas de su cintura, de sus caderas, de esa falda apretada que
le formaba el culo cuando caminaba meneándose con su carga de ropa hacia el
fondo del terraplén.
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