Erika Aquino
Oliveiro Girondo en “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía” había dicho: «La
vida aquí es urbana y es simple». Hugo Velazco en su poemario “Cartografía
aplicada” perfila la ciudad como un animal hiriente y herido, salpicado de
violencia sintáctica y furor semántico en el que se va tejiendo de forma
impetuosa esta urbe “bestia”, de cuyo hocico el poeta va a escapar tras inventarse un éxodo que lo llevará a concebir el
tiempo como fecundador de execración y agravio.
Tenemos aquí, el tópico del viaje
ligado al de la urbe, pero que lejos de ser un encuentro de alegría se convierte
en una desmitificación de la aventura que significa éste. Periplo histriónico
del poeta que se agiganta ante el descomunal noviembre que pinta la geografía
inexplicable de la ciudad.
Su espíritu nocturno le
permite penetrar sigilosamente en “el ruido de las flores” abriendo su aliento
cosmopolita ante disímiles nautas de cartón y tiempo, de allí el carácter de su
título, “Cartografía aplicada”, disciplina de la geografía y que el vate, en
una re-semantización del término, la convierte en arte de comunicar el espacio
geográfico mediante un lenguaje visual propio, y que le permite representar la
localización y las relaciones entre elementos poéticos de todo orden existente,
y acaso inconcluso.
Este poemario se convierte
también en un mapa del cuerpo que ha de concluir asesinado por la lluvia. Su
capacidad para percibir sonidos y voces de la naturaleza es deformadora y
lúdica.
En
los poemas a escala “1/1000”, el poeta huancaíno nos traslada al ámbito de las
tecnologías de información. En un esfuerzo de comprensión y sincretismo incluye
el “text message” como un uso tan recurrente de la modernidad. Poemas pequeños
que imitan a los mensajes de texto del celular y que incorporan una forma de
definir la dualidad entre literatura e internet o “hipertexto”, y que anexan la
ambigüedad temática.
Allí
encontramos el mapa del cuerpo que reivindica la boca (metáfora de pozo
depresivo) como escondite a la soledad, la huida a Estocolmo que nos hace
partícipes de los hechos catalizadores que no tienen fronteras y atañen a la
humanidad, la latitud de Huacho que queda transcrita con la huella poética
(correo electrónico), el puerto de Chimbote que deja constancia del hombre
pelícano, las gaviotas solitarias como nueva metáfora del hombre y la muerte,
la reivindicación de la tecnología, pero al mismo tiempo su limitación: “Google”
y el mapa-poema siempre serán diferentes porque uno —a diferencia del otro—
atañe los sentimientos pilares de toda comunicación humana.
Con este poemario concurrimos,
entonces, a la transformación del caos al cosmos mediante el acto de creación.
Frente a la ciudad adversa y hostil, el poeta traza su arte para deleitarnos
con su verbo intenso. Velazco no sólo ha logrado disolver el caos, sino que
también propone una nueva forma de escribir la ciudad y de hacer hipervínculos
con la vida y la tecnología.
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