jueves, 11 de octubre de 2012

PERFUME DE MUJER


«Amor indígena»

Ventura García Calderón



Aquello fue salvaje, como en las historias de la Conquista. Me encerré, despedí al chino aterrado, y la indiecita fue mía sollozando palabras que yo no acertaba a comprender. Estaba primorosa con su alucinado temor y su respeto servil al hombre blanco. Me alentaba por primera vez esa alegría de los abuelos españoles que derribaban a las mujeres en los caminos para solaz de una hora y se alejaban ufanos a caballo, sin remordimiento y sin amor. La linda niña me miraba sumisa como a su dueño. Era su carne prieta, de Sulamita, porque el sol le estragó el color, y en el desorden del manto, violeta como la tarde de las serranías, asomaban redondeces del plenilunio. Y cuando harté mi deseo, salí.

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