Don Alberto
Giulissa Segura
“Pero
no digas que nunca confié en ti, amada mía. Lo hice y no debiste dudarlo, de lo
contrario, ¿de qué otra manera te hubiese encontrado aquella noche en el hotel,
cuando me dijiste que ibas, como siempre, a ver al leguleyo para firmar nuestro
divorcio, hace ya dos años?”, dijo don Alberto, con nostálgica mirada, a la
tumba de su mujer.
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